Capítulo Doce

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Shuhua:

En todo el trayecto estuvo en silencio. Habían varios coches siguiéndonos desde hacía rato y en un principio pensé que estaba paranoica, pero cuando vi los flashes supe que mi mente no me engañaba. Seo sin duda también los había notado, pero no dijo nada al respecto, solo se mantuvo en silencio.

—¿Ocurre algo? ¿Te arrepientes de ir a comer conmigo? —Ella me miró, sonriendo y provocando que yo sonriera también —Me gusta tu sonrisa, es preciosa.

—No me arrepiento, ¿qué te hace pensar eso? —Se quedó en silencio, esperando mi respuesta sin apartar la mirada. Sospeché que había decidido ignorar mi comentario.

—Has estado callada todo el camino.

—Estaba pensando qué podría preguntarte... —Se acomodó más en el asiento —¿Responderás a todo, sin excepción?

—Algunas no podré responderlas.

—¿Y eso por qué?

—Porque no tendré la respuesta.

—Hm...

El silencio volvió a hacerse presente. Miré por el retrovisor y vi como el chófer me observaba a cada rato, de seguro para comprobar si tenía algún parecido con Anna.

—Frustrante. —Susurré.

—¿Qué dijiste?

—Que estamos a punto de llegar.

Después de unos minutos el vehículo se detuvo frente a un restaurante. En la entrada del mismo había un hombre uniformado esperándonos, de seguro Miyeon o Tzuyu lo habían organizado de antes.

El chófer abrió la puerta extendiendo su mano para que bajara e imitó el mismo gesto con Seo.

—Buenos días señorita Wintour. —Sonrió —Ya tenemos preparada la mesa de siempre. Hoy yo seré quien esté a su servicio, pueden llamarme Jungkook. —El hombre se adentró en el lugar, seguido de nosotras.

—¿Vienes muy seguido? —Preguntó Seo.

—En realidad...

—¿Quieren algo de tomar mientras les traigo el menú? —Dijo mientras separaba la silla de la mesa, permitiendo a Seo sentarse.

—Gracias. —Hizo lo mismo conmigo, tomando el asiento frente a ella.

—Tráigame el vino de siempre. —Sonreí segura para que Jungkook me siguiera la corriente, o por lo menos con la esperanza de que alguna de las chicas le hubiera informando de la situación.

—Claro señorita. —Se dio la vuelta y un suspiro de alivio escapó de mis labios cuando se alejó.

—El lugar es muy bonito.

—¿Ya sabes lo que me vas a preguntar?

—Sí. —Hice una seña con mis manos para que comenzara con su interrogatorio —¿Dónde naciste? —La miré confundida —Lo digo porque claramente no tienes rasgos británicos como tu tía.

Piensa Shuhua, algo que sea creíble.

—Nací en Taoyuan, Taiwán. Siendo honesta, yo tampoco comprendo la diferencia de rasgos en mi familia. —Le contesté un tanto nerviosa, me era imposible hallar una respuesta para esto —Antes de que lo preguntes, me mudé aquí a los dieciocho.

—¿Edad?

—Veintidos, mi cumpleaños es el 6 de enero.

Posaron los menús frente a nuestros ojos, tomé el que estaba de mi lado mientras observaba a Jungkook colocar el vino dentro de un balde de aluminio con mucho hielo.

Solo ese vino debe costar más de lo que yo he gastado en toda mi vida.

—¿Qué ordenarás?

—Una ensalada. —Le devolví el menú al chico.

—Lo mismo. —Ambas nos miramos y sonreímos a la vez.

—Ya te lo había dicho, pero me gusta tu sonrisa.

¿Qué más te gusta de ella?

Nada más, ¿debería gustarme algo más?

¿Cómo puede ser tan hermosa?

Miré a Seo y no me equivocaba, era hermosa, lo era. Me gustaba su manera de colocarse un mechón de pelo detrás de su oreja, cómo se resaltaban sus lindos y redondos pómulos con el simple hecho de sonreír a medias...

Me gusta.

...No, no me gusta, ella es solo un proyecto.

Pero no tendría nada de malo que me gustara de verdad, ¿no?

Espera, ¿qué?

—Shuhua. —Movió su mano para llamar mi atención.

—¿Dijiste algo? —Ella rió y asintió, apuntando a mi plato. Cuando bajé la mirada tenía la ensalada enfrente mío, al igual que ella —Lo siento. —Murmuré.

—¿En qué pensabas? —Tomé uno de los cubiertos y probé un bocado.

—En ti. —Al percatarme de que había hablado sin pensar y que ella no respondía, los nervios vinieron a mí —Discúlpame, lo dije sin pensar. No te enfades.

—Está bien, suelo estar en la mente de las personas. —Rió a lo bajo y sonreí, tenía una actitud que me hacía sentir cómoda.

—Entonces te habrán dicho que eres hermosa.

—Muchas veces, pero nunca ninguna chica que pareciera estar interesada en mí.

—¿Tan obvia soy? —Alzó ambas cejas, solo estaba bromeando y yo no me había dado cuenta —Mejor sigue preguntando. —Dije antes de que el silencio volviera.

—¿En qué universidad estudiaste? Estoy segura de que fuiste a alguna de las mejores.

—En CUNY. —Fui sincera. Era incapaz de mentir sobre mis estudios, me sentía orgullosa de ellos.

—Espera, es una universidad estatal.

—Así es. —Afirmé.

—Pero no lo entiendo... —Tenía una expresión seria, como si estuviera debatiendo consigo misma.

—Me independicé muy pronto, no me gustaba depender de mis padres. Eso significa que no tenía dinero para una universidad privada.

—Pero ahora dependes de tu tía.

—En realidad, no. Trabajamos juntas porque ella lo quiso así y a mí no me pareció tan mal, pero cobro lo mismo que cualquier empleado y vivo de ello.

—C-Creí que tú... que tú serías...

—¿Una persona egoísta y dependiente? —Ella asintió. No me extrañaba, pues yo hubiera pensando lo mismo —Bueno, pues no lo soy.

—No tengo nada más que preguntar. —Le dio un trago al vino que ya habían servido en su copa.

—Entonces me gustaría hacerte una pregunta.

Algo que le de a entender que estoy realmente interesada en ella de una forma no amistosa...

—¿Aún sigues teniendo novio?

—Cierto. —Sonrió —Lo había olvidado. Sí, aún estoy con Hui.

No pude evitar sonreír, no por el hecho de que ella seguía emparejada, eso no me importaba. Había conseguido que se olvidara completamente de su novio, y eso solo podía significar una cosa y esperaba estar en lo cierto: De alguna forma le interesaba a Seo Soojin.

Puede que esto funcione después de todo.

¿Qué será lo que piensas en realidad de mí, Soojin?

Me quedé observándola mientras comía la ensalada.

30 Días Para Enamorarla [SooShu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora