Capítulo Dieciocho

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Shuhua:

Han pasado dos días desde que la acompañé a la emisora y aún no he podido hablar con ella, este lugar me da demasiado trabajo. ¿De dónde se supone que voy a sacar tiempo para escribir el artículo?

De cualquier manera, con Anna Wintour no podía quejarme ni lo más mínimo, porque lo más probable es que me despidiera al instante.

Ahora solo me quedaba callarme, sonreír y conseguir que todo fuera bien. En estos dos días no había revisado mi móvil y seguía sin querer hacerlo, así que lo dejé en el escritorio y salí de mi despacho.

Me crucé con Minnie y ambas sonreímos ya que por fin era nuestra hora de salir. Cuando nos subimos al vehiculo comenzó a tararear una de las canciones de Soojin.

—¿Me vas a decir ya qué te pasa?

—No es nada... —Suspiré.

El silencio se hizo presente y observé las calles de Nueva York a través de la ventanilla. Había bastantes personas cerrando sus negocios con una sonrisa, de seguro porque ya podían regresar a su hogar y disfrutar de su familia.

—¿La has llamado?

—No tuve tiempo. —Noté como las farolas que adornaban las aceras comenzaban a iluminar, ya que la noche se aproximaba.

—Estará esperando tu llamada, ahora tienes tiempo, hazlo.

—Dejé el móvil en mi despacho.

—Típico. —Volví la mirada hacia ella —Estás rara, en serio, ¿qué ha pasado?

—Nada, solo que tanto trabajo me agobia.

—Te entiendo... Mira, ahora llegaremos a nuestro fantástico departamento y nos relajaremos, pero mañana la llamas, sabes que tienes "algo" que terminar para que podamos seguir aquí.

—Lo haré, te lo prometo.

Una vez llegamos me tiré sobre el gran sofá rojo, mirando hacia el blanco techo. Por otro lado Minnie estaba en su habitación haciendo bastante ruido, seguramente tratando de organizar su armario.

Miré la pantalla de la televisión y no entendía nada de lo que pasaba en la serie que estaban emitiendo dado que tenía el volumen al mínimo, pero no me importaba, prefería disfrutar un poco de paz aún teniendo que escuchar de fondo el jaleo de mi amiga.

—Shu. —Volteé para mirarla, se encontraba en ropa interior —Cogeré algo de tu armario, no encuentro nada que ponerme para dormir.

—Pensaba que al menos estarías decidiendo qué ponerte mañana, ¿pero es solo para dormir? —Me quejé —Está bien, coge lo que quieras. —El timbre de la puerta sonó, me levanté y Minnie se fue corriendo a mi cuarto.

—¡Corre, abre!

Me quedé unos segundos parada en medio del salón, pero el timbre sonó de nuevo y sin pensar en quién podría ser me dispuse a abrir la puerta rápidamente.

—H-Hola... —No sé por qué tartamudeaba. Seguramente por el hecho de que ella estaba frente a mí con una tímida sonrisa.

—No has contestado a mis llamadas. —Su sonrisa desapareció, formando una mueca triste.

—Soojin, yo...

—Shu, usaré esta camisa. —Volteé la cabeza. Minnie nos miraba a ambas mientras seguía en ropa interior con mi camisa en su mano.

—Ya veo... —Suspiró Soojin. Cuando volteé nuevamente para verla ya solo divisaba su espalda y como se alejaba.

—Pero por Dios, ¡corre, antes de que esa chica piense cosas raras!

Salí rápidamente del departamento y corrí hacia el ascensor, pero este ya estaba descendiendo a la planta baja. Tomé las escaleras y comencé a bajarlas lo más rápido que pude.

Cuando llegué abajo fui hacia el ascensor, estaba a solo un piso de abrirse y en ese pequeño tiempo aproveché para recuperar el aliento.

Las puertas se abrieron, ella estaba ahí con una mirada seria sin decir palabra alguna, solo pasó por al lado mío como si no existiera. La tomé del brazo sin hacer mucha presión y ella giró, deshaciéndose de mi agarre.

—No me toques con esas manos.

—¿De qué hablas?

—De ti y tu secretaria, veo que cuando dijiste que erais amigas no especificaste la parte de "con derecho".

—Que imaginación. —Reí, pero ella seguía enfadada y celosa. La verdad es que me agradaba notar lo segundo —Somos amigas desde pequeñas, es como mi hermana. Estaba buscando algo en mi armario para dormir.

—Claro. —Respondió con tono sarcástico.

—¿Por qué te mentiría? ¿Qué gano con ello?

—No lo sé, pero hace dos días que no me respondes los mensajes y mucho menos las llamadas, que estuvieras ocupada con tu amiga es una respuesta razonable.

—No respondí porque tuve mucho trabajo, lo intenté, pero de verdad que no pude.

—No importa, no me importa.

—Si no te importara no estarías aquí. —Susurré —¿Cómo supiste dónde vivo?

—Fui a la empresa, una chica me dio esta dirección y el número de tu departamento.

—Ven. —La tomé de la cintura y la atraje dentro del ascensor, pulsando el botón del piso donde se encontraba mi departamento.

—Quiero irme. —Tomó mi mano de su cintura y la apartó de ahí.

—Quiero hablar contigo, por favor. —La miré suplicante.

—Tienes diez minutos.

—Gracias.

Después de esa pequeña conversación no hablamos hasta que entramos a mi departamento. Ambas vimos a Minnie en el sofá comiendo palomitas y ella giró la cabeza, mostrándonos una sonrisa.

—¡Al fin! Tengo sueño y quiero dormir, así que seré rápida. Soojin, Shu y yo no tenemos nada, solo somos buenas amigas... Y he de decir que me gusta la pareja que hacéis. —Comenzó a alejarse hacia su cuarto —¡Buenas noches!

—Descansa. —Miré a Soojin, ella solo estaba observando el lugar —Te traeré agua, siéntate. —Solo asintió sin decir nada, comenzaba a preocuparme.

Dejé los dos vasos de agua sobre la mesa que había frente al sofá y me senté a su lado. Ella estaba con el móvil, ignorándome notoriamente y al parecer, evitando hablar como le había pedido.

Tomé mi vaso y di un sorbo. Lo coloqué nuevamente en la mesa y estaba por hablar, pero sentí sus manos tomar mis mejillas y hacerme girar la cabeza para mirarla.

—¿Qué ha- —No logré terminar de formular la pregunta, ya que sus labios chocaron con los míos.

Sentir de nuevo aquella dulce sensación me hizo estremecer, necesitaba probar más de ella. Acaricié su labio inferior con mi lengua, introduciéndola un poco en su boca y esperando no estar sobrepasándome. Esta se abrió un poco más, profundizando el beso.

No quería sepárarme de sus labios, eran algo único al igual que lo que sentía al mínimo roce con ellos, pero poco a poco se separó de mí, dejando su dedo índice sobre mis labios.

—¿Por qué es tan distinto...? —Comenzó a mover el dedo, acariciando tímidamente mi labio inferior y yo solo pude cerrar mis ojos ante el tacto —Él no besa como tú, no siento con su besos lo que siento con los tuyos...

Tomé su dedo y me separé un poco más de ella, abriendo mis ojos sorprendida. —¿Qué quieres decir? ¿Quién él?

30 Días Para Enamorarla [SooShu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora