Capítulo Quince

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Shuhua:

Miré mi móvil por tercera vez esperando algún mensaje de Soojin, el no recibir ninguno solo me hacía pensar que quizá estaba fracasando.

—Shu, deja de mirar el móvil y concéntrate. —Presté atención a mi amiga, que a pesar de sus continuos regaños me miraba con dulzura —Te ves muy bien.

—Gracias. —Volví mi mirada hacía el frente. Había mucho tráfico, el atardecer ya se asomaba y aún no tenía idea de a qué lugar iríamos.

—¿Te gusta el coche? —Solo me encogí de hombros como respuesta.

Al salir de la empresa nos topamos con un gran BMW i8 aparcado en la acera frente a la entrada, y ahora este vehículo sería el único que nos transportaría. No me molestaba para nada, solo me costaba asimilar el ser dueña de un coche carísimo.

A diferencia del de Anna, este era rojo. Era demasiado diferente a los que solían ser publicados junto a modelos en las revistas de Oh Boy!, caracterizados principalmente por su color negro. Supuse que había sido elegido así con el propósito de llamar más la atención de los medios.

Cerré los ojos y me recosté más en el respaldo del asiento, tratando de relajarme.

—¿Crees que me llamará? —Pregunté.

—No lo sé. Por eso mismo te dije que guardaras su número, ahora te estás agobiando tú sola.

—¿Alguna recomendación si la veo?

—Bésala. —Al escuchar eso la miré con sorpresa, no podía creer que Minnie hablara en serio.

—¿Qué has dicho?

—Que la beses, róbale un beso. Si te corresponde sabrás si todo esto está funcionando.

—Si me acerco a ella con esa intención me golpeará.

Se rió. —Inténtalo, es necesario si de verdad quieres avanzar rápido. No olvides que el tiempo se pasa volando.

—Si me topo con ella lo haré entonces...

—Te aseguro que estará allí. —Me regaló una sonrisa, de alguna forma dándome confianza —Ya casi llegamos.

Me enderecé en mi asiento, notando como poco a poco el conductor iba dosminuyendo la velocidad.

—¿Qué diseñador es?

—Yasmin Sewell.

Volteé a verla, claramente era una persona muy conocida. —¿La australiana?

Ella asintió euforica. —¡Sí! Necesito verla en persona. Hace meses hicimos un ensayo sobre ella y ahora vamos a conocerla, ¡este trabajo es genial! —Me tomó de los hombros, sacudiéndome, pero al escuchar mi puerta abrirse me soltó.

Aparecieron Miyeon y Tzuyu, sonriéndonos a ambas. Salimos del vehículo y comenzamos a seguirlas, pues solo ellas podrían guiarme dentro del local.

—Wintour ya empezó con la presentación, démonos prisa. —Dijo Tzuyu.

—¿Os mandó a buscarme?

—A que te vigiláramos, más bien.

Las miré confundida. —¿Ha pasado algo?

—Los medios ya saben de ti, digamos que ya eres una Wintour oficial para todo el mundo y quieren tomarte fotos para ser los primeros en publicarlas. —Explicó Miyeon.

—¿Por qué tanto drama por un par de fotos?

—Wintour es la más famosa en revistas de moda, además de ser caracterizada por su gran carácter. Quieren ver si te comportas igual que ella, después de todo eres como su próxima heredera.

—Pero si tiene hijos... —Rodé los ojos. ¿Minnie no estaba informada sobre la situación de los hijos de Anna?

—Hijos que no se dedican a esto, por eso creen que soy la heredera.

Nuestra conversación finalizó en cuanto entramos en una sala iluminada. Sentí la mano de Miyeon en mi espalda indicándome dónde debía ir.

Me senté junto a Anna, mientras las modelos posaban frente a ella con los vestidos que serían para la temporada de verano. Observé la cara de disgusto consecutivo que Wintour mostraba con cada prenda.

Mientras más modelos seguían posando, mis ojos chocaron con aquellos orbes oscuros que tanto deseaba ver. Me sonrió de inmediato en cuanto me vio, era hermosa.

Solo un beso, solo eso, no es nada.

Mi mente seguía repitiendo lo mismo en bucle. Me mantuve en trance unos minutos hasta que Wintour llamó mi atención poniéndose en pie.

Me miró de reojo. —Cinco minutos.

Al parecer también había notado la presencia de Soojin, pues tan pronto como dijo aquello comenzó a alejarse.

—¿Me esperabas? —Saludó en un tono que me pareció coqueto.

—Hmm, no. —Mentí. Miré hacia atrás y ahí estaba Minnie, haciendo miles de señas raras —Solo espero a la diseñadora, quiero conocerla. —La sala estaba comenzando a vaciarse, debía apresurarme antes de que alguien volviera.

—Creía que ya la conocías. —Se sentó a mi lado. La miré de reojo y ella dirigía su mirada al frente, así que imité su acción.

—Conozco sus diseños, pero nunca he tenido la oportunidad de verla en persona.

—Oh... Yo tampoco la conozco, así que me quedaré por aquí.

Giré para verla. Tenía una preciosa sonrisa dibujada en su rostro y el momento me pareció un ahora o nunca.

Un beso, solo un beso robado.

—Perdóname... —Susurré.

Su rostro se transformó en uno de confusión, estába por responderme, pero la callé sellando mis labios contra los suyos. Pasé mi mano por su mejilla, llegando a su nuca y tomándola delicadamente para atraerla más hacia mí.

Sin siquiera darme cuenta, desde mi primer movimiento había cerrado mis ojos. No sabía si ella también los tenía así y tampoco quería comprobarlo, ya que seguramente me acobardaría.

Mis labios no se movían y los de ella tampoco, era un beso casto y delicado del cual Soojin no intentó huir. Tras unos segundos que parecieron eternos, actué. Atrapé su labio inferior para luego saborear por completo aquellos labios, no creí que me seguiría, pero era justo lo que estaba sucediendo, tornándolo en un dulce, lento y tímido beso.

Nunca había notado con nadie aquello que suelen llamar "mariposas", pero sin duda esa sensación estaba comenzando a esparcirse por todo mi cuerpo.

Escuché un sonido proveniente del fondo y me separé con suavidad de Soojin. Cuando abrí los ojos, ella aún los tenía cerrados.

Miré hacia atrás, encontrando a Nicha con una sonrisa que reflejaba satisfacción. Volví mi vista hacia Soojin, quien ahora estaba de pie y ni siquiera me miraba, parecía aturdida y la entendía, pues yo estaba igual.

—Debo irme, no podré ver a la diseñadora. —Y dicho esto, salió tan rápido que ni siquiera pude despedirme.

—Vaya, vaya. Menudo beso...

Me levanté del asiento sacudiendo mi ropa, haciendo como si nada hubiera pasado. —¿Yasmin aún está aquí?

—Se fue con Wintour hace unos minutos, el conductor nos espera en la entrada, "Romea".

Al escuchar ese apodo rodé los ojos y me limité a caminar en silencio hacia la salida. No quería hablar, estaba perdida en mi mundo, donde trataba de hallar una respuesta a la pregunta que se repetía en bucle en mi cabeza.

¿Qué fue eso que sentí durante el beso?

30 Días Para Enamorarla [SooShu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora