Capítulo Veintisiete

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Shuhua:

Sentía como mi piel se erizaba pero no quería abrir los ojos, pues ya me imaginaba qué, o más bien quién lo provocaba. Estaba cómoda y tranquila como nunca antes lo había estado, sin preocupaciones, sin pensar en lo que tendría que hacer durante las próximas horas y sin agobiarme con mi rutina.

Abrí mis ojos lentamente y al sentir la luz del sol entrando por la ventana los cerré con molestia, llevándome las manos sobre los mismos para frotarlos y así poder acostumbrarlos a la luz del día.

Ella estaba a mi lado, mirándome con esa hermosa sonrisa que la caracterizaba y que me recordaba a la preciosa noche que habíamos pasado entre besos y sin pensar en nadie más, solo ella y yo.

Deslizó su mano por mi mejilla, proporcionándome suaves caricias con la yema del pulgar y provocando que me estremeciera ante el contacto, mientras su mirada se fundía con la mía para luego descender a mis labios.

—Soojin, me erizas la piel... —Susurré.

Se acercó más a mí, uniendo nuestras frentes. —Lo sé, llevo un rato haciéndolo y reaccionas igual que hace diez minutos, no estás nada acostumbrada a que te mimen, ¿verdad? —Sonrió —Buenos días, Shushu. —Me dio un corto besito.

Sonreí. —Buenos días. —Analicé cada detalle de su rostro: Sus brillantes ojos, el tierno lunar debajo de su este, su perfecta nariz, Seo Soojin era una auténtica obra de arte —¿Sabes? Me encantas cuando llevas el cabello suelto.

—¿En serio? —Asentí —Muy bien. —Se separó de mí, sosteniendo su pelo para hacerse una coleta.

—Hey, ¿por qué? No lo hagas.

—Está muy revoltoso, no quiero que me veas así. Además, debería encantarte esté como esté. —Dijo frunciendo el ceño pero claramente aguantándose la risa.

—Eres preciosa y me encantas, me encantas muchísimo vayas como vayas. —Tomé sus manos —Pero no tengo muchas oportunidades de verte despeinada. ¿Por favor? —Supliqué haciendo un puchero.

—La táctica de los pucheros es mía, eres una tramposa.

—¿Eso significa que vas a hacerme caso?

—Has ganado por esta vez. —Volvió a recostar su cabeza sobre la almohada —Deberíamos comer algo.

—¿Comer? ¿Qué hora es?

—Pasado el mediodía. —Al escuchar eso me levanté de la cama y busqué mi móvil —¿Sucede algo?

Miré a Soojin y estaba poniéndose de rodillas sobre el mueble con una mirada de preocupación. Bajé la mirada para ver la hora.

—Tengo que irme al hotel, en un rato debo coger un vuelo de vuelta a Nueva York.

—¿No te quedarás?

Envié un mensaje a Minnie, guardé mi móvil y me acerqué a ella. —Debo volver, creo que ya sabes cómo de estricta es mi tía. Además, no será buena idea que me quede aquí, tu novio vendrá en cualquier momento y lo último que quiero es aguantar una pelea, ya he notado que no le caigo muy bien que digamos.

—Hui es lo que más te preocupa, ¿no es así? Él no vendrá.

—¿Cómo lo sabes?

Se levantó de la cama y comencé a seguirla. —Terminé con él.

Sus palabras sonaban frías, como si no le importara ni un poco haber terminado con una persona a la que supuestamente quiso durante meses.

—¿Puedes detenerte? Estamos hablando.

—Vamos a la cocina, quiero tomar algo. —Seguí nuevamente sus pasos y al entrar a la cocina sacó un vaso de un armario para servirse agua del frigorífico —Anoche, cuando terminé mi presentación, discutí con él. —Tomó un sorbo mientras se acercaba a mí —Yo no tenía ganas de ir a la fiesta, solo quería encontrarte y estar contigo. —Apartó su mirada de la mía —Pero obviamente él no me dejó irme. "Quiero pasar una estupenda noche aquí y luego hacerte el amor en mi cama", idiota... —Suspiró.

—Continúa.

—Solo seguí negándome a ir con él y cuando me hartó su insistencia fui sincera, le dije que ya no sentía lo mismo y que solo quería cortar de una vez. En fin, se puso un poco violento.

—¿Te hizo algo? ¿Te lastimó?

Negó con la cabeza. —A mí no, aunque la factura que tendrá que pagar por dañar algunos objetos del lugar no le saldrá barata. —Rió un poco —Justo cuando paró de comportarse como un crío y se fue, llegó Soyeon avisándome de que te había visto con tus asistentes, y así fue como contacté con ellas y me escabullí hacia la camioneta para esperarte.

—No sé qué decir, Soojin.

—No tienes que decir nada...

Posó sus labios sobre los míos y seguí el beso al instante. Apenas duró unos segundos, pero fueron suficientes para desear besarla infinitas veces más.

—Ven a Nueva York conmigo.

Abrió sus ojos con una expresión de sorpresa total. —Tengo más presentaciones aquí, además, debo seguir grabando mi álbum.

—Solo nueve días, y si aún quieres estar conmigo cuando llegue el noveno día, vendré a Los Ángeles contigo.

—Una oferta tentadora... —Su mano fue a mi mejilla y me atrajo hacia ella capturando de nuevo mis labios.

Una sesión de besos dulces y lentos comenzó. No sabía si era normal sentirme tan completa, tan perdida en aquellos labios. Lo único que tenía claro es que estaba comenzando a depender de cada roce y a disfrutar de su cercanía, ya no recordaba mi vida antes de saber de la existencia de Soojin.

Se alejó lentamente mientras dejaba pequeños besos sobre la comisura de mis labios y mejillas.

—Tú ganas otra vez, iré. Después de todo no tengo nada que perder. —Es curioso porque yo puedo perderte a ti, y creo que sería lo mismo que perderlo todo —¿Shushu?

—Perdón. —Me había perdido en mis pensamientos —¿Qué decías?

—Come algo, prepararé la maleta y nos iremos.

—Soyeon puede venir también si quieres.

—Soyeon... Le preguntaré si quiere venir, últimamente no ha parado de hablar de Minnie, supongo que querrá verla. —Sonrió, saliendo de la cocina —Prepárame un sándwich de lo que sea, tengo mucha hambre. Mientras hago la maleta reservaré habitación en algún hotel.

—No es necesario, puedes quedarte en mi piso si quieres, el departamento es bastante grande.

—¿Quieres pasar todo el tiempo conmigo? —Asentí frenéticamente, a lo que ella sonrió con ternura —Entonces me apresuraré, no quiero que perdamos el vuelo.

—No te preocupes por eso, iremos en el jet de mi tía.

30 Días Para Enamorarla [SooShu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora