Capítulo Veintiséis

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Shuhua:

Estaba parada frente a la enorme casa de Seo Soojin, esperando a que ella regresara y me permitiera pasar, pues al parecer tenía que revisar algo antes.

Observé todos los rincones del jardín, que era igual o más grande que la casa. La última vez que vine todo estaba lleno de gente y lo que menos me importaba era la decoración, por lo que este era el momento ideal para fijarme.

Estaba repleto de lirios rosas, blancos y morados, con algunos árboles distribuidos de manera desigual y un conjunto de setos adornados con diminutas florecillas que rodeaban el lugar. Si Soojin pretendía demostrar que adoraba los ambientes naturales, lo había logrado y con creces.

—¡Bien! ¡Todo listo!

Abrió la puerta, giré para verla y parecía un poco agitada. El vestido que había llevado puesto para su presentación había sido sustituído por un short vaquero y un jersey de punto color rosa, es decir, por ropa completamente informal pero que sin duda le sentaba incluso mejor que la anterior.

—¿Siquiera es posible que algo te siente mal...? —Murmuré.

—¿Eh?

—Digo que si puedo pasar ya, Miss revisiones.

—Sí. —Rió haciéndose a un lado para dejarme pasar.

Miré a mi alrededor y todo estaba como en la fiesta, a diferencia de que ahora el ambiente estaba calmado y las únicas personas ocupando el lugar éramos nosotras.

—¿Supongo que me dirás ya por qué has querido traerme aquí?

—¿Qué mejor forma de conocernos que en mi casa?

—No me habría importado llevarte a cenar a un sitio bonito para después acabar dando un romántico paseo bajo las estrellas. —Dije riendo.

—Eres una quejica. —Respondió mientras cerraba la puerta —Aunque no me importaría que reservaras ese plan para la próxima. —No pude responder, pues se acercó rápidamente y unió nuestros labios en un tierno beso.

¿Próxima? ¿Realmente podremos tener una próxima vez?

—Por cierto... —Murmuró interrumpiendo el beso, aunque mis manos sobre su cadera no le permitieron alejarse —Me gusta tu sudadera, o más bien me encanta cómo te queda, es tan grande que te hace ver pequeñita.

—Oh, ¿con que esas tenemos, Seo? ¿Metiéndote con mi altura? —Reí —Te la prestaría, pero vaya, eres más alta que yo.

Rió también y sentí sus manos acariciar mis mejillas, adoraba que hiciera eso. —También me gusta tu cabello. —Pasó sus dedos por el nombrado, intentando colocarlo hacia atrás —Nunca te lo he visto así de revoltoso.

—Lo siento, pero me has hecho cambiarme y quitarme todo los accesorios tan rápido y metiéndome tanta prisa que no he tenido tiempo de repeinarme.

—Es que estaba impaciente por venir... Pero de todos modos me encanta que esté así, te ves natural, ideal para la ocasión.

—Hm. Y dime, ¿a qué parte de tu casa vas a llevarme?

—Cierto...

Tomó mi mano, guiándome por el pasillo que daba a la sala de estar. Cuando observé bien y me percaté de lo extraño de la situación me froté los ojos, incrédula.

—Dime que no soy la única que ve una cama en medio de la sala.

Me acerqué al mueble, todo estaba vacío a excepción del hueco ocupado por la gran cama de matrimonio situada en el centro y sobre la que había un par de almohadas.

30 Días Para Enamorarla [SooShu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora