Capítulo 36 - El árbol de la vida

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La hierba se aplastaba bajo sus pies, el sol calentaba la piel, y solo el sonido del choque entre ramas por la brisa, acompañaba a su silencio.

Un campo recubierto de una infinita capa de vegetación, diversos árboles de altura sorprendente, decoraban el lugar, y los tres, en fila, avanzaban bajo aquella luz natural.

El moreno tono de su piel, se plasmaba en el opaco cristal que le cubría sus ojos, con los cuales observaba su caminar como si de un magnífico baile se trataba, mientras encabeza el trayecto.

"¿Estás bien?"

Con preocupación, una mano se posó en el hombro del joven, el cual quedó tan atónito con el caminar de ella, que él dejo de seguirla.

Unos segundos le tomó descifrar la voz que acompañó el gesto, y finalmente sus gafas pasaron de reflejar el caminar de Rivielle a la pelirroja cabellera de su hermana Daniella.

Rush: ¿E-eh? (Sorprendido) S-sí, solo me he despistado un momento.

Dulce: ¿Seguro? Sabes que si necesitas hablar...

Rush: (Retomando el andar) Nada, solo que he dormido mal, ya está.

Dulce: *Niko...*

Sus pisadas no tardaron volver a ser el único sonido del ambiente, dejando que los minutos fuesen eternos, pero una figura en la lejanía avivó sus cuerpos.

Como si de un oasis en el desierto fuese, unas leves edificaciones de piedra llamaron su atención.

Ninguna palabra hizo falta para aligerar el paso y llegar lo más pronto hasta allí, más ese ánimo se apagó más rápido que una llama bajo el agua.

Lo que parecían viviendas en la distancia, solo eran pequeñas elevaciones de tierra, con piedras envueltas en moho, arbustos y algún que otro árbol, tanto interior como exteriormente.

Rivielle: ...

Rush: ...

Dulce: Bueno, no nos preocupemos, al menos ya es algo más que simples árboles o arbustos.

Rush: Pero estamos igual que al principio. Solo hay hierba y derivados, nada útil.

Rivielle: Esperad... Esto puede ser algo más que unos simples montículos.

Dulce: ¿Por qué lo dices?

El brazo de la mujer alta, se tensó hasta indicar una dirección, la cual ambos hermanos no tardaron en observar.

Los supuestos montículos parecían no ser los únicos, una gran cantidad de ellos se encontraban más adelante, situados en extrañas posiciones que llamaron la atención de la demonio.

Rivielle: Su posición, tanta cantidad de ellos... Puede que no sean naturales, o al menos no del todo.

Dulce: Ahora que lo dices ¿No os ha parecido el camino menos pesado al llegar?

Rush: Sí, pero era por el sol, pegaba menos al acercarnos, pero será por la hora o algo.

Dulce: Eso no puede ser.

Rush: ¿Por qué no?

Rivielle: Tienes razón, no es posible. Habíamos quedado por la mañana, en todo caso deberíamos de notar más el sol al pasar el tiempo, pero en realidad... (Ascendiendo la mirada) Es que tenemos más sombra.

Dulce: Los árboles han pasado de ser simples decoraciones, a guiarnos formando un camino... Qué método más inteligente de guiarnos sin que nos percatásemos.

The Exit: La Guerra De los MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora