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CAPÍTULO 77: "APARECEN NUEVAS PISTAS"

Zhou Xiang sonrió irónicamente: "Presidente Yan, ¿cómo quiere que responda a esa pregunta?"

"No quiero escuchar este tipo de respuesta tan superficial".

Yan Mingxiu, sin saber cuándo, ya se había bajado de la cama y se acercó a su lado, con sus delgados dedos apretando fuertemente la barbilla de Zhou Xiang, mientras lo obligaba a levantar la cabeza.

Zhou Xiang dijo con voz muda: "Realmente no sé cómo responder, y tampoco sé por qué".

"¡Mientes!" Yan Mingxiu espetó con severidad, sus dedos se apretaron lentamente y Zhou Xiang sintió que su mandíbula estaba a punto de ser impactada.

Los ojos de Yan Mingxiu estaban teñidos de un rojo anormal, una persona que era obligada a tal situación desesperada solo podía estar así de cansada. Su corazón estaba demasiado caótico y contrariado. Había algo que vagaba fuera de su mente, no podía comprenderlo. Sin desaparecer, sin poderse aferrarse, no importaba cuanto lo haya intentado, se negaba a dejarlo en paz. Sintió que tenía que agarrarlo, mientras pudiera atraparlo, si lo hacía, podría salvarse.

No creía que hubiera tantas coincidencias en el mundo, seguramente debía haber algún arreglo en el inframundo para que esta persona, también llamada Zhou Xiang, con un montón de similitudes apareciera frente a él, justamente cuando él cuando estaba más desesperado y desamparado, este Zhou Xiang no debía ser solo un transeúnte, ni mucho menos una casualidad, que era eso,  que lo hacía ...... tan parecido a "él", casi como si fueran la misma persona ...

Cuando este pensamiento surgió, Yan Mingxiu se sorprendió a sí mismo.

Mirando este rostro, obviamente más joven y más guapo, no había el más mínimo parecido con esa persona, simplemente eran dos personas completamente diferentes. Era demasiado difícil para Yan Mingxiu aceptar que esas cosas extrañas y científicamente inexplicables estuvieran sucediendo justo delante de sus narices, y ¿cómo se le podía decir a él, una persona normal, que creyera en esas cosas paranormales y misteriosas?

Además, esta persona no lo admitiría en absoluto.

Esto era lo que más confundía a Yan Mingxiu: si este Zhou Xiang era realmente el mismo Zhou Xiang, ¿por qué no se lo diría?

Yan Mingxiu se planteó esta incógnita que aquejaba su corazón en innumerables ocasiones, sin embargo, todavía tenía miedo de tomar una decisión, porque cada discusión era un poco insostenible. Tenía miedo, tenía miedo de estar lleno de esperanza, para que al final solo quedase extremadamente decepcionado.

Durante estos últimos años, había sobrevivido confiando en la frase del maestro JiKong "No está muerto". Aunque el maestro todavía añadió una última frase "pero tampoco está vivo", aún así en contra de todo pronóstico decidió creer en la primera frase. Creía ciegamente que Zhou Xiang no había muerto. Estrictamente hablando, no aceptó que Zhou Xiang estuviera muerto. Mientras no vea el cadáver, nunca aceptaría la muerte de Zhou Xiang.

Pedirle que acepte la muerte de Zhou Xiang equivaldría a matarlo.

Seguramente se derrumbará, se derrumbará por completo.

Especialmente después de los eventos que había experimentado en los últimos días, haciéndole saber que la figura que una vez lo había fascinado, resultó ser que realmente era la de Zhou Xiang, era aún más incapaz de aceptar que, aunque había admitido tarde que lo amaba, también tenía aceptar que había perdido la oportunidad de amarlo para siempre.

Nunca lo aceptará, no admitirá que perdió la única oportunidad de amarlo, eso, jamás lo aceptará.

Zhou Xiang agarró la muñeca de Yan Mingxiu y aplicó un poco de fuerza. Su mandíbula estaba tan adolorida que se rompería si la apretaba un poco más. Pellizcó el hueso de la muñeca de Yan Mingxiu y le indicó severamente que lo soltara.