Capítulo 10: La quinta pista

697 44 9
                                    


"El amor es algo eterno, el aspecto puede cambiar, pero no la esencia."

Jeff Zinnert.

Varios minutos tuvieron que pasar para que el moreno se recuperara al 100% del susto que los mocosos encogidos le habían dado, luego volvieron con los demás aparentando que nada había sucedido, por supuesto que esto a petición de Heiji, quien no quería que Kazuha se enterara del grito de niña chica que había emitido de su masculina voz.

Ahora se encontraban rezando de nuevo, ya que Heiji quería pedir que por favor le ayudara a sobrevivir con esos dos sin morir del susto con sus bromas. En eso estaban cuando de pronto la atención de los tres se desvió al lado, donde encontraba una hermosa joven de cabello castaño, un bello collar con forma de diamante rodeaba su cuello, aunque eso no fue lo que llamó la atención del trío detectivesco, sino que fue la expresión que la chica mantenía en su rostro... una triste y melancólica mirada, que llegaba a todas luces a deprimir a cualquiera a su alrededor.

—¿Eh, puede ser? ¡Heiji-kun! —dijo una voz llamando la atención de los dos niños y el adolescente, quienes tuvieron que dejar de mirar a la joven para no parecer acosadores y no ser irrespetuosos con quien les estaba hablando.

—Oh, Shiguematsu. —exclamó Hattori sorprendido, olvidando por completo el salto de emociones de hace unos segundos.

—Que sorpresa encontrarte aquí. —volvió a hablar el hombre de traje.

—¿Quién es ese hombre, Heiji? —preguntó Kazuha con su típico tono de Osaka, llegando cerca de ellos con Ran y Kogoro.

—Es el mayordomo que trabaja con la familia del novio, hijo de esos amigos de mi madre que he comentado antes. —le respondió el detective moreno.

—Encantado soy Shigematsu. —saludó cordialmente.

—Bueno, ¿qué es lo que trae por aquí? —preguntó Hattori confundido.

—Estaba acompañando a la señorita. —comentó desviando su atención a su lado, donde se encontraba la joven a quien hace unos momentos no podían dejar de ver. —Porque antes de la boda quería ver la ciudad donde va a vivir.

—Quiere decir que ella... —comentó el de Osaka.

—Sí, es la prometida que se casará con el señorito Kikujito, Kaede-san. —la presentó el mayordomo.

—Encantada, soy Kaede Katakiri, eres el chico que gritó antes, ¿no? —comentó curiosa la mujer.

—¿Grito? —preguntó Kazuha sin entender a lo que se refería, después de todo ella no había escuchado a ningún hombre gritar.

—¡Ah, no! S-Si se va a casar con Kikujito, ¿por qué no está con ella? —preguntó Hattori rápidamente para desviar la atención del grito que jamás aceptaría que pasó frente a Kazuha.

—Se lo pedimos, pero no quiso venir. —respondió Shigematsu.

—Es todo culpa mía es que insistí tanto en ver la torre de Tokio que no quiso venir. —excusó rápidamente Kaede a su prometido.

—El señorito tiene miedo a las alturas desde pequeño, sufre de vértigo. —explicó el mayordomo. —Bueno... y dígame, ¿qué deseo ha pedido señorita Karde? —le preguntó curioso.

—Que podamos tener muchos hijos. —respondió tranquilamente la joven, sonrojándose levemente.

—¿Hijos? —comentó extrañado en voz baja el niño de lentes.

—No me da la impresión de que ese fuera su deseo con esa expresión. —habló Hattori, recordando cómo se sintió al verla.

—Por su mirada de antes parece más un deseo que sabe que no se cumplirá. —susurró Ai mirándola fijamente, evitando que los demás la escucharan.

Hope and DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora