Capítulo 9: Corazón de detective

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"Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos".

"El Principito", Antoine de Saint-Exupéry.

Conan

—¡Vayaa, cuanta gente hay! —exclamó Heiji alargando las vocales, viendo a nuestro alrededor en la calle.

—¿Es que hay alguna fiesta o algo parecido? —preguntó Kazuha igual de confundida que Heiji, resaltando así el acento de ambos.

—No que va. —respondí aburrido, ¿por qué tenía que venir aquí un sábado?

—Siempre está así de llena los sábados. —les respondió Ran a ese par de Osaka.

—Es absurda la cantidad de gente, ¿no? —preguntó Heiji como todo un pueblerino.

—La misma que en el festival Tenjin en Osaka. —le siguió Kazuha.

—Pues sí, es como cuando se juntan a ver las flores de sakura en primavera.

—Taku, como puedes tener tanto morro para llamarnos desde la estación de Tokio para buscarte por que quieres hacer turismo en la ciudad. —refunfuño el tío Kogoro como todo un viejo.

—Vamos, no te enojes. —le respondió Heiji. —Seguro no tenías nada que hacer... y como teníamos que venir a Tokio pensamos en dar una vuelta.

—¿Y que los trae a Tokio? —preguntó curiosa Ran.

—Nos ha invitado a una boda, el hijo de un amigo de mi madre se casa, se supone que iba a venir mi madre pero una bandeja de takoyaki le cayó en el pie y no puede caminar. —explicó Hattori.

—¡Ay! Pobrecita. —suspiró Ran encogiéndose de dolor con solo imaginarlo. —¿Así que han venido Kazuha y tú en su lugar?

—Exacto. —respondió rápidamente Hattori. —Aunque ella se apuntó primera. —dijo apuntando a su amiga detrás de él.

—¡Eso no es verdad! —exclamó Kazuha. —La madre de Heiji me pidió que viniera para que le echara un ojo y no se metiera en problemas en la capital.

—Ni yo me lo creo. ¿No eres tú la que estaba emocionada por venir de compras? —contradijo Heiji burlón haciendo que esta se sonroje.

Por dios, estos si que son ciegos.

—¿Quieres que te muestre los sitios que conozco? —preguntó amablemente Ran.

—No te preocupes tengo direcciones. —habló Kazuha en un extraño tono de desagrado mirando su libreta.

—Bueno... —respondió Ran extrañada.

—¿Saben qué, chicas? —preguntó extrañamente Heiji. —Deberían ir juntas a comprar... vayan, vayan. —dijo mientras las empujaba a un taxi que había parado mientras ellas estaban distraídas hablando.

¿Pero a este que le sucede?

—¿Q-Qué Heiji? ¡No! —gritó Kazuha siendo empujada adentro del taxi, sin importar sus protestas, Ran solo miró extrañada y se subió por el otro lado.

—¿Qué te pasa, idiota? —le pregunté una vez ellas se fueron y estuvimos lo suficientemente lejos del tío Kogoro.

Él solo se paró a mitad de la vereda para agacharse a mi lado y susurrarme al oído burlón. —Pues que debes contarme algo, y con ellas aquí no podrás hacerlo. —terminó subiendo y bajando las cejas pícaramente.

¿Contarle algo? Al ver que no entendía nada de lo que me quería decir Heiji se acercó de vuelta y murmuró:

—¿Quién es esa chica de la que me hablaste? —dijo cambiando su tono a uno preocupado. —¿Representa algún problema para nosotros? —preguntó entre dientes como un mafioso.

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