Capítulo 29: Recuerdos

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"Los mejores recuerdos no están en fotos, ni en en nuestra memoria, están en nuestro corazón."

Anónimo.

—¿Tu que crees? —murmuró Mitsuhiko.

—No lo sé, es raro, nunca lo había escuchado. —le respondió Ayumi.

—Yo tampoco. —le siguió Genta.

—Niños, ¿de qué están hablando? —les preguntó amablemente Ran, tratando de distraerse.

—Es que... —habló Ayumi cohibida.

—Cuando llevaba a Conan, él seguía murmurando cosas. —le respondió Genta tan déspota como siempre.

—¿Y qué decía? —le preguntó Ran curiosa.

—Shiho. —afirmó el gordito.

—¿Usted conoce quién es? —preguntó cautelosa Ayumi.

—Bueno... la verdad no. —murmuró decaída. —¿Quién será? —se preguntó desanimada.

—Profesor... ¿podemos irnos? —escucharon la voz de Ai.

—¿Eh? ¿Pe-pero...? —le respondió este desconcertado.

—Puede irse, profesor. —le dijo amable Ran. —Ella debe estar muy cansada, igual que todos, deberían ir a casa y descansar, Conan-kun estará bien para mañana.

—Lo sé. —murmuró indiferente la oji-verde desconcertado a todos, ella simplemente se fue, sin importarle nada más.

Se sentía mal, muy mal y el hecho que Shinichi solo la nombrará le dolía aún más... —Eres un idiota, Shinichi. —pensó la pequeña niña con los ojos cristalinos.

————

Mientras tanto en la sala de operaciones el joven detective Shinichi Kudo se debatía entre la vida y la muerte, con los desesperados doctores tratando de salvar al "niño" de la muerte. El joven no se daba cuenta de esto pues estaba completamente sedado, viendo entre sueños lo que durante tantos años mantuvo oculto y atesorado en su memoria, como el mayor tesoro de su vida.

—¿De nuevo aquí? —le dijo una preciosa voz a sus espaldas, llamándole la atención de inmediato haciendo que se diera vuelta a ver. —¿No nos habíamos despedido ya? —habló una pequeña niña de brillantes ojos verdes, sonrisa encantadora, piel melocotón y larga cabellera, de ese color tan singular, rubia-fresa.

—¿Dónde estamos? —preguntó aturdido al ver todo a su alrededor blanco, como una sala completamente vacía, dejándose llevar por la tierna niña quien le agarró la mano jalándolo hacia un camino.

—De vuelta a tu campo mental, al parecer no puedes dejar de pensar en mi ni aunque estuvieras muriéndote. —dijo la hermosa chica aún llevándolo a algún lado.

—¿A dónde me llevas? —dejó salir completamente enternecido por su pequeña Shiho.

—La pregunta es dónde me llevas tú. —le respondió divertida la chica. —Yo solo soy un producto de tu imaginación, hecho por el recuerdo de tu amada, todo lo que hacemos en este instante es porque hay algo que quieres ver, yo no sé que es, así que lo más rápido es seguir el camino ¿no? —preguntó acercándose aun más al sorprendido chico.

—S-Sí... eso creo. —respondió embobado de ternura.

—¡Bien, andando, en cuanto más rápido terminemos más rápido me verás! —dijo emocionada la inocente niñita saltando por el camino.

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