Capítulo 11

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Me despierto por unos besos por todo mi rostro, al abrir los ojos veo a Sam mirándome con amor y preocupación, ayer me quedé dormida llorando sobre él. Ha pasado casi un año desde que mi padre fue detenido, y mi madre ahora estaba conociendo a un médico del hospital, creo que se llama Drew, está totalmente emocionada con él, y después de papá, digo de Aiden, me alegra verla feliz. Ya que, hablando, me contó que toda esa emoción y esas formas de comportarse como una enamorada era para que yo no notase que ella estaba mal, realmente tengo la mejor madre del mundo. Ahora tengo mucha más libertad, mamá adora a Sam y me deja pasar los fines de semana con él en su casa, y justo ahora es donde estoy, en su cama.

Ayer el jefe de policía Swan nos llamó a mama y a mí para hablarnos sobre la situación de Aiden, al parecer, estaba intentando pedir la condicional y salir de la cárcel, donde se encontraba ahora. Mamá cuando se enteró, puso una orden de alejamiento tanto para mí, como para ella, y Charlie Swan nos prometió que Aiden no nos volvería a tocar, pero mamá no estaba tan segura de ello. Dijo que no sabían de lo que era capaz, tenía dinero y tiempo, así que ella no estaría tranquila hasta que Aiden no se pudriese en la cárcel. Este año ha sido el más increíble de mi vida, sobre todo por mi lobo, además de que ya me ha marcado, cosa que ni sabía que existía hasta que después de haber perdido mi virginidad con él, me susurró que cerrase los ojos, lo hice y noté sus colmillos dejando una marca en mí, desde entonces, estaba muchísimo más salido y caliente.

—Buenos días, mi pequeña princesa. —Dice Sam dándome un beso de esquimal y haciendo que me ría. —¿Estás mejor?

—Si, tranquilo, y buenos días, lobo feroz. —Contesto cerrando los ojos, es muy pronto y odio madrugar. Pero de repente, noto como estoy con la espalda pegada al colchón y Sam sobre mí, pegando su cuerpo al mío.

—Si yo soy un lobo feroz, ¿querrías ser mi pequeña caperucita? —Pregunta en mi oído y lo muerde. —Así puedo devorarte.

—Sam. —Digo rodando los ojos, pero mi lobo no está para nada que no sea jugar, aunque escuchamos la puerta de entrada.

—¡Buenos días, tengo hambre! —Exclama Paul desde la cocina, y Sam suspira cabreado y se levanta de encima de mí, con su excitación bastante, bastante notoria.

—¡Mierda, Paul! ¿No tienes casa? —Pregunta cabreado antes de salir del cuarto, yo me visto a mi ritmo y salgo justo cuando veo la puerta rota y dos lobos peleándose enfrente de la casa, ruedo los ojos y comienzo a preparar un gran desayuno para los lobos. Cuando está listo, Sam, Paul y Jared entran entre risas y me dan las gracias antes de devorarlo en menos de diez minutos, los veo salir de nuevo y sé que van a vigilar la Reserva. Estoy colocando los platos en el lavavajillas cuando mi móvil suena, lo cojo y se me cae del miedo, es un mensaje de un número desconocido.

"Nena, papá está en camino".

Cuidado con el bosque  |SAM ULEY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora