Cuidado con el bosque |SAM ULEY|

Capítulo 28

Han pasado dos horas desde que me han dejado sola en la habitación de la sala de curas, sigo llorando, pero ahora con menos intensidad, simplemente caen lágrimas con menos intensidad. Observo lo que tengo conectado a mi cuerpo, son solo dos cables, pero no quiero sacarlos yo sola, así que aprieto el botón de ayuda, y espero hasta que el doctor entra.

—Señorita Williams, ¿qué ocurre? —Pregunta cortésmente el doctor.

—Quíteme los cables, desconécteme todo, por favor. —Digo con la voz baja pero firme, el médico me observa con sorpresa, pero rápidamente lo hace. —Muchas gracias.

—Señorita, el alfa no va a estar contento cuando sepa que usted no está. —Dice el doctor con una mirada nerviosa, pero recojo la ropa que tenía el armario de este cuarto y me visto rápidamente, bueno, lo rápido que puedo ir teniendo en cuenta lo débil que me siento ahora mismo.

—Gracias por todo, doctor. —Me despido agarrando su mano para darle un apretón leve, él sonríe y con un movimiento de cabeza, me acompaña hasta la salida de la cabaña. Puedo ver que ya es de noche, pero llevo viviendo en la Reserva un año y medio, todo el mundo me conoce y saben perfectamente quien soy, sé que nadie me atacará o nada por el estilo. Camino tranquilamente hasta que llego hasta la que consideraba mi casa, mi hogar, donde creí que viviría feliz y a salvo con mi alma gemela toda mi vida, pero Sam me ha mentido, me ha engañado, y ya no quiero una vida con él, no ahora, no cuando el dolor aún es tan reciente y tan grande.

Entro en casa y sé que Sam no va a estar, seguramente esté corriendo por el bosque o algo así, pero es el momento perfecto para hacer mis maletas. Voy al cuarto y meto en mi maleta negra toda mi ropa, no quiero coger otros objetos que no sean los libros del instituto. Al recogerlo todo, lo meto en el maletero de mi coche, hace días que no lo usaba, pero ahora me esperan varias horas de viaje por delante.