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Capítulo décimo tercero.

Me encogí más en la cama.

Sólo habían pasado tres días desde que Yoongi me descubrió, y solo he estado esperando una muchedumbre de chicos  pidiéndome una explicación sobre mi gran mentira.

Pero nunca sucedió.

¿La razón? No la tengo bastante clara.

No lo he visto desde esa noche. Tampoco ha regresado a casa y su ausencia está comenzando a ponerme nerviosa.

«Te irás sin decir una palabra»

Sus órdenes fueron como brisa para mi; me llegó, pero siguió su rumbo, alejándose rápidamente.

Aun seguía aquí, fingiendo y con la esperanza de que el no abriera la boca.

Dijo que no me creía, si, pero sus ojos mostraron compasión y el que nadie se haya acercado para preguntarme sobre el tema significa que de algún modo extraño estaba brindándome una pequeña oportunidad... O eso quiero pensar.

Cuando regresé ayer en la noche no esperé encontrarme con Taehyung, pero su compañía fue agradable.

Aún recuerdo su expresión preocupada, su mano guiándome a través de los pasillo hasta el salón y su voz haciendo juego con la mía.

«Oh... mi almohada... » Divagar por mi mente para pensar en su voz me erizaba la piel.

Taehyung tenía un tono grave, suave y relajante. ¿A caso era posible tener semejante voz como la de él? Y no podía opinar mucho, ni siquiera sabía cómo eran las voces de los demás —a excepción de Jimin—. No esperaba que el adivinara tan rápido mi plan con la canción de Hyunjae e intentara ayudarme a componer la melodía, ya que el decidió que el secreto de cantar Sweet Night en lugar de Begin el día de la presentación quedara entre nosotros dos.

Sentí un hormigueo en todo mi cuerpo al recordarnos interpretando la canción. Hace mucho que no cantaba y hacer un dúo que no fuera con mi hermano era completamente nuevo para mi.

Sin embargo, fue una experiencia que me gustaría repetir.

No lo sé. Era íntimo, como si los dos estuviéramos transparentes, mostrando nuestros verdaderos colores. Y aunque no supiera lo que él pensaba, me sentía confiada y cómoda. Había sido extraño.

Es como si con su mirada me hubiera gritado a cántaros que podía confiar en él a pesar de que no lo conocía tanto como debería como para haberme sentido de esa forma, pero supuse que había sido el efecto de haber cantado con él.

Dudaba que mi voz fuera más impresionante que la de Jungkook —aunque fuera un misterio para mi—, o más aguda como la de Jimin. La mía era suave y dulce, pero no tan deslumbrante como la de los dos miembros que tuve oportunidad de oir.

Entendía que Baekhyun quisiera otro miembro para obtener más ganancias. ¿Pero no era suficiente con ellos?

Me senté en la cama. Viendo las pertenencias de Jin. Me encontraba en su habitación, ya que ni en miles de años entraría a la de Yoongi. No quería salir volando por la ventana.

Pensé. Divagué y me relajé. No quería entrar en pánico o meter la pata para empeorar la situación en la que me encontraba.

¿Iba a cantar Sweet Night? Por supuesto que sí.

Le había dicho a Luhan que aceptaba cantar la canción de Jungkook cuando Yoongi se fue de mi piso, pero luego seguí leyendo las notas de Hyunjae y me replantee la idea de presentar su obra.

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