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capitulo trigésimo primero.

Hwang Hyesun.

En un principio –desde hace muchos dias– había creido que el despertar de hoy sería como todos los demás; con el cuerpo pesado, y un dolor de cabeza terrible como si hubiera dormido, más no descansado, y esa situación estaba comenzando a hartarme.

Siempre pensé que sería una rutina de todos los dias, el sentir mi cuerpo y ser tan agotados hasta el punto de no querer despegarme de la cama.

Aunque esta vez fué distinto.

Mi pecho dolía junto a la boca de mi estómago, pero no había rastros de esa sensación de inseguridad o soledad que me abarcaba la mayoría del tiempo. Al menos antes de dormir y al despertar.

Me remuevo en la cama con esfuerzo, porque mi cuerpo me pide a cantaros que no lo haga, que me quede cinco minutos más, pero una mano que se posa sobre mi espalda me lo impide; moviendome de un lado a otro con cuidado.

—Hyesun.—escucho una voz suave a lo lejos. Sinceramente, no me he despertado por completo aún.

Cierro los ojos con fuerza, y milagrosamente logro abrirlos, dificilmente, pero lo hago, y amenazan con volverse a cerrar cuando lo unico que observo es un campo borroso.

Hye.~

Escucho la voz de nuevo en una especie de cantadita suave y dulce.

Esta vez me sacude con un poco más de fuerza, o al menos la suficiente como para que mi cuerpo se espabilara por completo.

En ese instante muchos recuerdos aterrizaron a mi mente. Yo entrando a la habitación de Yoongi, pidiendole si podía quedarme con él, o el hecho de que estuve llorando todo el rato mientras tuve la osadía de tomarlo de la mano.

Inmediatamente la vergüenza pudo apoderarse más de mí, haciendo que me levantara rapidamente de la cama hasta quedar sentada. Mandando a volar alguna de las almohadas que llegué a sentir sobre mis piernas.

Parpadeo, y observo hacia los lados, explorando el entorno.

Esta no es su habitación.

Caigo en cuenta unos segundos después de que estaba acostada sobre mi cama, y que la persona responsable de traerme a la realidad me miraba con una sonrisa tranquila.

—Tienes el sueño pesado—ríe, palpando mi espalda—No sabes cuanto me costó despertarte.

Vuelvo a observar mi alrededor, y la pregunta sale por si sola, sorprendiendo al muchacho.

—¿Donde está Yoongi?

Mi cuestión hace que sus cejas se alcen, y me habría arrepentido, pero ya no me interesaba, porque no tenía nada que perder.

Ya no.

Jungkook se levanta de mi cama, y me doy cuenta de que está arreglado, con sus zapatos gruesos y pantalones tipo carpo. Se veia juvenil, pero al mismo tiempo con un porte maduro.

—Yo tampoco lo sé—encogió sus hombros—. Tal vez está con el Señor Baek. A veces se nos adelanta cuando se trata de trabajo.

No respondo nada por el momento. Mi mente divaga y trata de recordar el instante en que Yoongi pudo haberme traido a mi habitación, pero no hay nada, solo negruna. Froto mis ojos, y un bostezo se atraviesa, contagiando a Jungkook.

—Vamos, arreglate que debemos prepararnos para la sesión de hoy—me recuerda, apretando una de mis piernas con cariño—. Namjoon mencionó que haremos una parada para arreglarnos el cabello.

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