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Capítulo 17

Sin conocer la salida, había entrado a un juego para arriesgar mi vida, ser aceptada era mi objetivo, pero mi misión sería mantener a mis compañeros vivos.

Poco a poco la historia estaba mejorando, de vez en cuando salía con Brisa a por provisiones y a lavar la ropa de los que quedábamos en el nido, un vinculo se había creado entre todos los que habitábamos en dicho lugar, más que ser amigos eramos como una familia, la familia que nunca había tenido, mis recuerdos seguían sin aparecer, según Drac podían ser demasiado traumaticos y por ello yo misma los había bloqueado o quizá quienes nos vigilaban en el mundo real no querían arriesgar a que supiera más, o solo era para evitar que tuviera una especie de crisis como las ultimas que Dewey tuvo y sin previo aviso quedaba inconsciente, aún no lográbamos comprender lo que nos rodeaba pero ciertamente estábamos listos para luchar los unos por los otros a costa de todo.

-Estas distraída mamá - la queja de Tim me causo ternura ya que cuando me incline a verlo tenía un puchero en sus labios a lo que Evie bufó.

-Ella siempre esta en las nubes Tim, no debería extrañarte- las palabras de Evie me sorprendieron, admitía que era distraída pero no me la vivía en las nubes.

-Dejen a su madre en paz, esta cansada seguramente - excusó Eidan con un tono de voz coqueto lo que me hizo negar a la vez que Dewey soltaba una risa.

-Oh vamos, retractate de eso niño fuego - bromeo Drac que tenía un brazo sobre los hombros de Brisa, sabía que algo estaba surgiendo entre ellos, pero debía hacer como que no o se pondrían incómodos- hay niños presentes.

-No todos tienen el tipo de mentalidad que tu Drac, por favor - me quejo sonando fastidiada para dar más énfasis a mi broma la cual nos tenía riendo a todos poco después, incluso a Tim que seguramente no tenía idea de que hablábamos y solo copiaba nuestras acciones.

Me gustaría tener más días así, disfrutar de momentos tranquilos con amigos que me aceptaran tal cual lo han hecho ellos, me alegraría y cambiaría la vida si pudiera coincidir con ellos en la vida real o en más de una vida, este es el lugar al cual pertenezco.

Querida  Andra, deberás perder algo que amas si en verdad quieres ganar esto, los finales felices solo existen en los cuentos de hadas....

Una mirada basto, Eidan me miraba preocupado, sabía que había escuchado aquello pues no estaba concentrándome en bloquear mis pensamientos de él, mi andar se detuvo y mis piernas flaquearon cediendo y dejándome en el piso, un mal presentimiento había llegado y por más que quisiera deshacerlo el destino lo había sellado.