Amira observaba el bocadillo que le habíamos comprado, pero en realidad no le prestaba atención. Estaba distraída pensando en otra cosa. Por lo que estaba percibiendo, era algo melancólico. No era bueno que estuviera tan triste antes de viajar. Coloqué mi mano sobre la suya y ella despertó de su ensimismamiento.
—¿Todo bien?— pregunté preocupado.
—Sí, sólo pensaba en mi abuela.
Esa era una espina difícil de curar. Apenas hacía un día que nos había dejado.
—Piensa que sólo es una breve despedida en comparación con una eternidad en la que podréis estar juntas para siempre.
—Eso es fácil de decir para vosotros —replicó haciendo un mohín.
—¿Eso crees? —me reí triste por lo desacertado de su comentario. No se imaginaba lo difícil que se hacía una separación para quien sabía lo que había después y tenía que vivir una vida milenaria esperando. —Vamos, come bastante —cambié de tema para evitar mi propia tristeza. —Cuando estés allí vas a consumir tu energía cinco veces más rápido que aquí en la Tierra.
Amira miró el enorme bocadillo de nuevo con desgana y suspiró.
—¿Y por qué han citado también a Sarah? —preguntó de repente.
Ese era el momento de Dan, quien era el experto en improvisar detalles de coartadas planeadas que daban sentido a explicaciones inventadas de última hora, es decir, mentir. Lo miré un instante y él entendió en seguida lo que debía hacer.
—Eso es simple, peque —empezó diciendo. —Probablemente tu querida amiga se va a convertir en guardiana para sustituir a tu abuela.
—¿Qué? ¡¿Sarah?! —exclamó tan impresionada como desconcertada.
—¡Claro! Es algo habitual, cuando un guardián muere, es reemplazado —explicó.
—No me gusta que lo digas así —protestó afligida.
"No lo estás arreglando, Dan. ¿Y yo soy el que no tiene tacto para decir las cosas?" me burlé de él, que frunció el ceño con desagrado por mi comentario.
"Tú a lo tuyo, cara de palo" replicó.
—Era algo que debería haber ocurrido poco a poco, a lo largo de varios meses, mientras tu abuela se preparaba para volver a Gallasteria —explicó Dan encogiéndose de hombros. ¿Cómo podía hablar sobre algo que era mentira con tanto detalle? Eso me hacía dudar si alguna vez no habría usado ese talento conmigo. —Pero tras los recientes acontecimientos... —La miró a ella y luego a mí sin atreverse a decir las palabras "muerte" y "abuela" en la misma frase, por si volvía a entristecerla. —han tenido que acelerar el proceso, y eso sólo se puede llevar a cabo en Gallasteria.
—No me lo puedo creer —musitó Amira.
—Pues créelo, peque. Esa chica tiene mucho que dar de sí todavía —Dan sonrió y una puntada de afecto llamó mi atención. Él me lanzó una mirada rápida, sabiendo que yo lo había captado y se encogió de hombros. ¿Eso era en serio?
—¿Y dónde está ahora, por cierto? —preguntó Caleb, mientras mordía su bocadillo.
—Creo que Jake quería prepararla para que no le de un infarto esta tarde cuando nos vea preparándonos para el viaje —explicó Dan con una sonrisa maliciosa al pensar en la cara que pondrían cuando nos vieran con las alas. No fallaba. La gente, en general, relacionaba las alas con los ángeles, la mitología y el misticismo, por tanto, las emociones que solían desprender la primera vez que las veían eran hilarantes.
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Guardianes 2: Leví
FantasyAviso: Peligro de spoilers. No leer si no has leído antes Guardianes. Con la sensación de que algo no encajaba y el corazón roto, Leví cumple con rectitud y honor su misión como guardián, hasta que la encuentra a ella y su mundo se vuelve del revés...