No sabía cuánto tiempo había pasado haciendo ejercicios, pero percibí que alguien se paraba en la puerta y me miraba.
—Buenos días— dije mientras hacía la abdominal número doscientos cuarenta y cinco.
—Buenos días— escuché la voz de Amira. En seguida se dio media vuelta y se fue.
Cesé mis ejercicios y resoplé extenuado. Durante la mañana, había recibido respuesta de Jake y, a pesar de ser domingo, el consejo estaría preparado para recibirnos esa misma mañana. Lo que había ocurrido era bastante serio y tener a Amira sin un incorpóreo era demasiado arriesgado. Aunque debía admitir que en el fondo de mi corazón me alegraba de que ya no fuera Caleb quien estuviera con ella. Me reprendí en seguida por esa actitud inmadura y salí de la habitación molesto.
Me duché y me preparé. Necesitaba estar más concentrado que nunca para poder enfrentarme al consejo de Guardianes de nuestro distrito.
—¿Estás seguro de que lo vas a lograr?— preguntó Dan preocupado mientras me observaba colocarme una chaqueta. —Te juegas mucho.
—No tengo más remedio —respondí intentando parecer indiferente, pero nada más lejos de la realidad.
—¿Qué te pasa? Nunca has tenido problema para controlarte. ¿Estás seguro de que eres mi cara de palo?
Guardé un instante de silencio antes de responder. No. No era yo. No me sentía como siempre.
—Todo esto se escapa de mi control, Dan. Es como si mi cuerpo físico se rebelara en contra de mi voluntad y me hiciera hacer y sentir cosas que sé que no debo... Es una sensación extraña.
—¿Quieres algún tipo de relajante? Te ayudará a mantener todos esos sentimientos bajo control.
Por un momento lo miré, tentado a aceptar.
—Sé lo que estás pensando —se defendió antes siquiera de que expresara en voz alta mis dudas. —He conseguido un veneno que te dejará plano. Cero emociones. Y sin el engorro de parecer un zombi. ¿Qué dices?
—Está bien. Mejor eso que nada. Además, con el revuelo de Caleb, puede que ni siquiera presten atención a mi estado.
Dan salió dando saltitos por la puerta y en seguida apareció con una pastilla y un vaso de agua.
—El efecto será inmediato y tendrás más o menos un par de horas. No creo que necesitemos más que eso.
Lo tomé y empecé a sentirme mucho mejor. Capaz de afrontara un consejo de guardianes. Si hubiera podido sentir algo en ese momento, seguramente me habría sentido como una escoria desleal, pero todo estaba en paz. Hacía tiempo que no me sentía tan en calma.
***
Llegamos a la sala de profesores y el consejo al completo se había reunido allí, incluyendo algunos guardianes de otras zonas. Entre ellos había un guardián incorpóreo y, si hubiera podido, me habría puesto nervioso. Él podía escuchar mis pensamientos sin problemas y contra eso, el veneno de Dan no iba a servir de nada.
Nos recibieron de pie, por respeto a Amira, pero ella estaba tan asustada que parecía que estuviera entrando a un tribunal de justicia. El único que podría ser juzgado en ese momento era yo, pero, por suerte, no era el tema que se iba a tratar. Sus rostros estaban serios a causa de la preocupación de un guardián incorpóreo desaparecido, que ya de por sí, era bastante preocupante.
—Bienvenidos a todos— dijo Heredia con cordialidad. — Por favor, tomad asiento.
Nos sentamos alrededor de la mesa que había en el centro de la sala de profesores. Amira estaba tan tensa que casi se hacía palpable su malestar. Miré a Heredia preocupado y éste frunció el ceño, mientras la observaba. Sabía lo que estaba haciendo y, si no me equivocaba, estaría escudriñando su interior, en busca de alguna pista.
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Guardianes 2: Leví
FantasyAviso: Peligro de spoilers. No leer si no has leído antes Guardianes. Con la sensación de que algo no encajaba y el corazón roto, Leví cumple con rectitud y honor su misión como guardián, hasta que la encuentra a ella y su mundo se vuelve del revés...