PADRE SOLTERO┊͙국민: Kookmin

♡capítulo final ืೄ

Dos meses después.

Era de mañana y el sol se estaba poniendo, los rayos de este se asomaban por la ventana del cuarto de Jungkook. Lentamente abrió sus ojos, esperó unos minutos hasta acostumbrarse a la luz y pasó sus grandes manos por su rostro. Miró a su lado encontrándose a un lindo peli castaño durmiendo tapado con las suaves sábanas blancas, sonrió. Su pequeño Beomgyu había estado hablando por teléfono con Jimin casi toda la noche, hablando de lo bien que le había ido en el jardín de infantes y los amigos que había echo, del otro lado de la linea se escuchaban las pequeñas risas de el rubio.

Jungkook había tomado la decisión de llevar a su pequeño a un jardín de infantes, no quería que su hijo no conviviera con niños de su edad, ni mucho menos que no sepa nada cuándo entré a la primaria. Al principio sintió nervios por su pequeño retoño, tenía miedo de que volvieran a decirles cosas malas y Beomgyu no quisiera ir mas a el jardín de infantes. Pero, sorprendentemente, el castañito se llevó bien con todos en ése lugar. Su profesor era una persona bastante amable, Jungkook estaba agradecido de ello. Sus compañeros de salón eran todos muy simpáticos, incapaces de lastimar a un insecto.

Se sentó en la orilla de la cama, se levantó de esta y caminó hasta la ducha. Hoy debía arreglar algunas cosas con alguien y para eso debía ser temprano, tenía que estar lo mas presentable posible. Todo tenía que salir bien, o si no moriría. Suspiró y empezó a quitarse prenda por prenda. Minutos después salió del baño con una toalla en su cintura, tomó una camisa color negro junto con un saco y pantalones de vestir del mismo color. Beomgyu seguía durmiendo pero no quería que por accidente este despertara y viera la cosa que colgaba de las piernas de su padre, sería un poco perturbado. Volvió al baño y se vistió allí.

Luego bajó a preparse un desayuno a la cocina. Sacó un poco de leche y unas frutas, vertió el líquido a un vaso y se lo tomó, peló una manzana y comenzó a comérsela. No era un desayuno como los de la televisión pero era algo que disfrutaba. Unos pequeños toques en la puerta fueron suficientes para hacer llamar la atención de el peli negro, le pareció extraño ya que eran las siete treinta de la mañana y casi ninguno de sus conocidos se despertaba a esta hora. Caminó hasta la entrada de la casa y abrió la puerta encontrándose a un hermoso peli rubio con una sonrisa de oreja a oreja, Jungkook hizo el mismo gesto y, tomando a Jimin de la cintura, lo abrazó.

---Hola---. Dice el rubio correspondiendo el abrazó, suspira como un tonto enamorado al escuchar la suave y grave voz de Jungkook.

---Hola bonito---. Dice Jungkook haciendo sonrojar a Jimin. Ambos se separan y se miran por unos minutos. El peli negro aún tenía sus manos en la pequeña cintura de el rubio, nunca las quitaría de allí y de ser así pues se volvería loco, no tener a Jimin cerca era una perdición para Jungkook.

El mas alto tomó la iniciativa y, acercando su rostro al de Jimin, besó los dulces belfos del rubio. Fueron moviendo sus bocas después de unos segundos, probando una vez mas los labios del otro, comiéndose con la boca y sintiendo ése cosquilleo en su vientre. Jungkook mordió el labio inferior de Jimin, esté como respuesta jadeo pero no tan fuerte, no quería llamar la atención de nadie. Finalmente terminaron el beso con unos leves toqueteos, sin ser tan obvios para no llamar la atención de todo el vecindario, aunque sea temprano habían muchas personas despiertas.

Sin previó aviso, el peli negro tomó la pequeña y suave mano de su pareja y se adentrarón a la casa. Jimin se sentó en el sofá, Jungkook imito la misma acción. El de cabello rubio empezó a contarle sobre su día que anteriormente había tenido, Jungkook estaba concentrado en cada palabra que el mas bajo le decía y sonreía cuándo este le contaba lo feliz que le ponía el echo de que Beomgyu había podido ir a un jardín de infantes, y que pudiese llevarse bien con sus compañeros.