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DongJu despertó nervioso ese día por el plan que había hecho junto a su gemelo, temía que todo saliera mal y terminaran dañando más al chico. Era lo que menos quería, lastimar a alguien que el único error que había cometido era haberse enamorado de él. ¿Por qué de él?, no tenía mucho que dar, ¿Que podría ver en él?

Se encontraba sentado en su cama, su mirada estaba perdida, era la hora de casi ir a la escuela. Tallo su rostro y se colocó el uniforme, escuchó como su hermano llamaba por él, era hora de desayunar. Bajo encontrándose con él mayor poniendo la mesa con una sonrisa, al verlo esa sonrisa se agrandó más.

- ¿Qué haces ahí parado?. -Sacándole de sus pensamientos- Si no te acercas esto se enfriará. -Sonrío mientras se dirigía a la cocina-.

- Oh, claro. -Se sentó rápidamente mientras observaba cómo el mayor se movía de una lado a otro en la cocina-.

DongMyeong revisaba que todo estuviera en orden en la cocina, revisando que el estofado estuviera hecho. Volteó de reojo para ver a su hermanito, notando que este ya se encontraba comiendo alegremente, sonrió. Sabía perfectamente que cuando se trataba de comer DongJu podía ser muy comelon y más si era algo que le gustaba. Sacó el estofado y lo llevó a la mesa, comieron silenciosamente, él menor se levantó rápidamente despidiéndose de su hermano. Agarró su mochila y salió corriendo del lugar, dejando al mayor en la mesa.

Sonrió al ver como su hermanito había olvidado cerrar la puerta, camino hasta ella, cerrándola vio el reloj, se le había hecho tarde al menor. Se rio un largo rato, ya que al pequeño le quedaba algo lejos la escuela, lo cual era contrario a él. Para él mayor su escuela queda relativamente cerca, subió rápidamente a su cuarto así poniéndose su uniforme. Metió todas sus cosas a la mochila y bajo lentamente, busco las llaves de la casa, así saliendo de esta. Al salir noto a una persona más alta que él, este le daba la espalda, pero sabía perfectamente quien era, era Jun.

Cerró bien la casa y le dio un ligero golpe en su hombro haciendo que volteara a verlo. DongMyeong empezó a caminar rápidamente, tratando de evitar un pequeño regaño.

- ¿Por qué no fuiste ayer?. -Este caminaba pasos rápidos con el ceño fruncido. Veía la pequeña cabellera junto a él-.

- No tenía tiempo, te lo dije. -Se detuvo abruptamente, así encarando al alto-.

- Pero siempre sueles venir... -Bajo su rostro, su voz sonaba triste a lo que preocupó al castaño-. Te estuve esperando.

- Hey. -Se paró de puntillas y levantó sus manos así colocándolas en las mejillas del alto. Este puso sus ojos en los del contrario- Lo lamentó, prometo ir a verlos la próxima.

- Eso más te valga, idiota. -Dandole un golpe en su frente con su dedo-.

Ambos amigos sonrieron, caminando alegremente hacia su escuela. Él alto hablaba de cómo le había ido en sus clases de baile y canto, de como le habían elogiado su bonita voz. Él pequeño solo lo veía atento a todo lo que saliera de aquellos labios, amaba ver a su amigo tan feliz. Si él pudiera haría que el mundo fuera de color rosa para él chico, que siempre le pasaran cosas buenas para volver a verlo sonreír así.

DongJu corría por aquellas calles de Seúl, quitando a las personas que pasarán adelante de él, disculpándose en gritos cansados. Llegó hasta la estación del metro viendo a la lejanía a KeonHee, este estaba sentado mientras esperaba a sus amigos llegar, incluyéndolo a él. Se acercó hasta él sin aliento, este solo lo miro de arriba a abajo con una cara molesta.

- ¿Sabes qué hora es?. -Viendo su muñeca como si tuviera un reloj- Tardaste años, pero mira no eres el único. -Una cabellera rubia se veía a la lejanía-.

Los gemelos DongDong~.                                  「 CyaDong 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora