A Usagi se le escapó la cuchara de la mano, y la bola de helado medio formada salió volando y se incrustó contra la puerta del armario. Resbaló lentamente, dejando un rastro pegajoso en la puerta de madera, antes de caer sobre el mostrador.
Usagi sentía la presencia de Mamoru tras ella. Obviamente, estaba esperando a que le contestase de alguna forma, pero estaba tan asombrada que no sabía qué decir.
Quizá debería haber estado preparada para aquello. La forma en que él había respondido físicamente cuando se habían besado le había indicado que tenía interés, pero aun así, Usagi no sabía cómo reaccionar ante su repentina declaración.
Miró el rastro que el helado había dejado en el armario. Por lo menos, sabía lo que tenía que hacer con respecto a aquello. Tomó una bayeta del fregadero y lo limpió. Después terminó de servir el resto en los platos.
—Esto es un poco… abrupto —dijo, sin ni siquiera mirar a Mamoru.
—¿De verdad?
Él tenía la voz un poco ronca, y estaba tan cerca que ella notaba su respiración cálida en el oído. Su esencia masculina le nublaba los sentidos. Ni siquiera podía respirar sintiéndolo tan cerca, así que ¿cómo demonios iba a pensar? Se echó hacia un lado, y, lentamente, se volvió hacia él.
—Hace una semana ni siquiera te dabas cuenta de que yo era una mujer. ¿Y ahora quieres que me meta en la cama contigo?
—Yo siempre he sabido que eras una mujer. Pero siempre me parecías… poco accesible.
—No he cambiado —replicó ella.
—No —convino él—. Pero sí mi percepción. Aquel día, en el parque, cuando te tuve en mis brazos, me di cuenta de lo suave, cálida y completamente femenina que eres.
Ella lo miró fijamente. No le había gustado mucho aquella referencia a un momento de debilidad suyo.
—¿Eso es lo que más te excita, Shields? ¿Una mujer llorando en tu hombro?
Él sonrió de nuevo.
—¿Estás interesada en lo que me excita?
—No.
—Y yo no espero nada de ti, pero no me importaría que quisieras acostarte conmigo.
—No quiero.
—No rechaces la posibilidad tan rápidamente.
—Esta conversación es ridícula.
—¿Puedes asegurarme, con sinceridad, que no has pensado en aquel beso? ¿Que no te has preguntado lo que habría pasado si yo no hubiera terminado con él?
—No habría pasado nada —ella tenía que creerlo. No era la clase de mujer que dejaba que la pasión venciera al sentido común, y acostarse con Mamoru Shields sería, definitivamente, ir contra el sentido común.
—Quizá no —dijo él, encogiéndose de hombros—. Pero aun así, aquel beso ha cambiado las cosas.
—No me voy a acostar contigo.
—Nunca digas nunca jamás.
—Estoy segura de que debería sentirme halagada porque hayas tomado tanto interés en mí, repentinamente, pero no tengo tiempo para juegos y no me gustaría que nada nos incomodara en las fiestas familiares, como por ejemplo, la de hoy.
—Los dos somos adultos —le recordó Mamoru—. Estoy seguro de que podríamos arreglárnoslas, pasara lo que pasara.
—No va a pasar nada —repitió ella.
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CORAZÓN BLINDADO (McIvers Libro 2)
RomanceBalas, incendios, bombas... Estaba claro que alguien la quería muerta. Usagi Moon había dedicado toda su carrera a proteger a otras personas, pero ahora era su propia vida la que estaba en peligro. La abogada pensaba que era imposible que las cosas...