Capítulo 14

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-Supongo que su visita tiene algún motivo -Usagi esbozó una sonrisa mientras notaba que los nervios le atenazaban el estómago.

-Sí -respondió el policía-. Las primeras investigaciones demuestran que el fuego se originó en su apartamento, y que fue deliberado. En su habitación, para ser precisos.

Ella dejó escapar un suspiro mientras las palabras de Kumada confirmaban sus sospechas. Sus miedos. Alguien había entrado en su apartamento.

-Y usted cree que el incendio está relacionado con las cartas.

-Sí -dijo él-. Estamos investigando al propietario del edificio, por supuesto.

Muy a menudo, los incendios son provocados para cobrar el seguro, así que estamos barajando todas las posibilidades. Pero no podemos descartar que este ataque fuera dirigido directamente contra usted, sobre todo teniendo en cuenta el contenido de la última misiva. Está claro que hay alguien muy furioso con usted. Si la persona que causó el incendio sabía que usted estaba fuera del edificio, entonces podría ser solo un intento de asustarla. Si él no lo sabía, puede que estuviera intentado asesinarla.

Ella se quedó pálida.

-Siento decírselo tan claramente -se disculpó Kumada-. Pero quiero asegurarme de que sabe lo que está ocurriendo.

-No sé lo que está ocurriendo -protestó ella-. No tengo ni idea de quién podría estar haciendo esto.

-Usted representa en el juzgado a muchas mujeres víctimas de malos tratos. No sería descabellado pensar que un hombre que pega a su mujer pudiera exhibir otras formas de conducta desviada.

-Los hombres que pegan a sus esposas rara vez son violentos con terceros.

Normalmente, intentan ocultar el lado oscuro de su personalidad -todo lo que ella había leído sobre casos de maltratadores confirmaba aquel hecho.

-Probablemente, eso es cierto en cuanto a las estadísticas -dijo Kumada-.Pero usted sabe que no todos los criminales encajan en el mismo patrón.

Ella asintió, pero no podía imaginarse quién la habría elegido como objetivo.

-Si se le ocurre alguien que pudiera tener un motivo para amenazarla, llámeme -le dijo el teniente-. Yo me pondré en contacto con usted en cuanto tenga algo nuevo. ¿Dónde se está quedando?

-Con... con un amigo.

-¿Shields?

-¿Cómo lo sabe? -dijo ella, frunciendo el ceño.

Kumada sonrió.

-Soy detective -le recordó-. Y supongo que él no habría contratado a un detective privado si no tuviera un interés personal en el asunto.

Usagi se quedó fría. ¿Mamoru había contratado a un detective privado? ¿Por qué? ¿Y por qué no se lo había dicho? Sacudió la cabeza. No, el teniente Kumada debía de haberse equivocado. Mamoru no lo habría hecho sin su permiso. No sin hablar con ella primero.

Se obligó a hablar en el mismo tono despreocupado de antes, y preguntó:

-¿Por qué piensa usted que ha contratado a un detective privado?

-Andrew Furuhata me llamó para pedirme copias del expediente. Es un buen tipo -le aseguró Kumada -. Antes era policía.

Usagi asintió. No le importaba para nada Andrew Furuhata, pero estaba completamente segura de que iba a averiguar qué era lo que pretendía Mamoru.

Cuando el teniente Kumada se hubo marchado, se quedó sentada frente a su escritorio durante un rato, pensando. No podía creerse que Mamoru hubiera hecho algo así sin consultárselo. Era su vida la que estaba amenazada, después de todo. ¿Qué derecho tenía él a interferir?

CORAZÓN BLINDADO  (McIvers Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora