Cap 44

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La primera vez que vio a un fantasma poder tocarla fue unas horas después de haber conocido a Uchiha Sasuke, su vecino.

Su padre siempre le había dicho que no importaba cuanto quisieran hacerle daño, lo máximo que podrían hacerle era jalarle los pies o darle un ligero empujón, nada más allá de eso. Nada que pudiera causarle la muerte, pero ya no lo creía, no más. La pequeña Jiko una vez escucho a su padre mientras estaba borracho decirle a alguien por el teléfono que la razón por la que había huido fue porque en esa casa vio como un fantasma era capaz de tocar a su hija, sin embargo después de irse nunca más volvió a pasar, creyó entonces que se debía a que era tan sólo una bebé.

No fue así.

Jiko conoció a Sasuke dos meses después de llegar a casa de su madre, dos meses en los que nada le había pasado, el hombre en su casa se mantenía alejado, mirándola de lejos y apareciendo de vez en cuando. No fue hasta la mañana siguiente de haber conocido a Sasuke que por fin comenzó a temerle.

Jiko esa mañana había salido de su habitación con la intención de ir a la cocina a desayunar, se detuvo sólo cuando vio al hombre parado en medio del pasillo, obstruyendo el paso, ella lo miro por unos segundos antes de seguir con su camino, cerró sus pequeños ojos con fuerza cuando iba a pasar a través de él, sin embargo, chocó con algo.

La pequeña Jiko había chocado con el fantasma. No lo atravesó, choco con él.

Con ese pensamiento en mente, ella temió, el hombre sonrió tan ampliamente que sus ojos desaparecieron por un instante, dejando sólo esa gran sonrisa mirándola antes de soltar una risa gigante, Jiko retrocedió asustada. Corrió en dirección opuesta escuchando los resonantes pasos a su espalda, más y más cerca. La pequeña niña tropezó con sus torpes pies cayendo al suelo, un lugar muy indicado para lo que vino después de eso.

El hombre la tomo del suelo por el cuello, abrió sus ojos en grande sintiendo un miedo indescriptible, la había tocado y por si fuera poco incluso la estaba ahorcando, intento forcejear pero ¿Cómo una niña de su edad podría ganarle a un hombre de dos metros? Sus ojos se llenaron de lagrimas ante eso, pensó que moriría, una pequeña niña de su edad ¿Qué tan cruel debe ser el destino como para que un niño tenga que tener esa clase de pensamientos?

— ¡Jiko baja a desayunar!

La voz de su madre fue lo que necesito para que el fantasma la soltara, en un segundo el hombre desapareció dejando sola a Jiko con grandes lagrimas en el rostro. Supo que había sido culpa de Sasuke, no tenía pruebas ni razones suficientes pero lo sabia.

Las siguientes veces solo se lo comprobaron, cada vez que se acercaba a él volvía a pasar, una y otra vez cada que pasaba tiempo con él. Jiko supo que no debía de estar a su lado.

Ateo a medias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora