En cuanto miró la hora en su móvil suspiró, no había dormido ni un solo minuto en toda la noche. Miró hacia la ventana, los primeros rayos del amanecer estaban empezando a pintar el cielo.
Se levantó y abrió la ventana dejando que la brisa fría de la mañana le despeinase. Habría deseado que esa pequeña corriente se hubiese llevado sus preocupaciones, pero sabía que no podía.
Cuando estuvo listo salió de casa caminando tranquilamente por las calles de Inazuma hasta que sus pasos se detuvieron junto al Instituto Kirwood.
Se acercó al campo exterior con cuidado de que no le descubriesen y lo vio. Su mirada alegre, el pelo cayendo sobre su hombro, su gran sonrisa... Byron no había cambiado en nada, y eso le dolía, ¿acaso no le había importado su ruptura?
Sus ojos se abrieron de par en par cuando cierto moreno se acercó a él y abrazó su cintura, no pudo seguir mirando y salió corriendo.
"¿Hera? ¿En serio me has cambiado por ese idiota, Byron? ¿Acaso has olvidado el infierno que te hizo pasar y que yo fui el único que estaba ahí apoyándote?"
Aminoró el paso hasta detenerse, tanto correr le había dejado exhausto. Suspiró con los ojos cerrados haciendo todo lo posible por no llorar, pero no era tarea fácil.
- ¿Aiden? ¿Dónde estabas? He ido a buscarte a tu casa y no me abrías - El pelinaranja miró a su hermano antes de bajar la mirada y agarrar su mano- ...Ven, no voy a dejarte aquí solo.
Los dos comenzaron a caminar hasta que llegaron a un apartamento que Aiden reconocía, era donde vivían Shawn y Axel.
- ¿Y Axel? ¿No se supone que estaría en casa hoy? - El mayor suspiró.
- Eso mismo pienso yo, ya no estaba esta mañana cuando me desperté, y ni siquiera me responde a las llamadas... - La preocupación de Shawn era muy notoria.
-Tranquilo, ya llamará - Los dos se sentaron en el salón - Respecto a lo de hace un momento...
Aiden tomó aire antes de contarle a Shawn lo de Hera y Byron, el peligris estaba realmente sorprendido.
- Tranquilo, seguro que podr... - Shawn ni siquiera pudo terminar de hablar cuando Aiden rió levemente.
- ¿Qué vas a decir? ¿Que podré superarlo? - La mirada del pelinaranja se clavó sobre aquellos ojos idénticos a los suyos - Shawn, íbamos a casarnos, ¿y un día después de que me deje sin motivo ya tiene pareja? No me fastidies - El mayor enmudeció algo abatido, Aiden tenía razón.
- Lo siento... - Lo único que Shawn logró hacer fue disculparse, Aiden mordió el interior de su mejilla al ver lo que había hecho.
- No pasa nada, olvida todo lo que he dicho... - Se recargó en el sofá mirando al techo con una sonrisa triste - Supongo que tienen razón las leyendas, un Dios jamás podrá amar a un mortal, su destino es estar junto a otro Dios.
- ¡No digas eso! - Las manos de Shawn se posaron sobre sus hombros con cierta brusquedad - Tu eres como un Dios, no voy a dejar que pienses lo contrario.
- Shawn... - El pelinaranja estaba totalmente en shock.
-Eres mi hermano, mi pequeño osezno, y escucharte decir eso... ¡Simplemente no lo soporto! - Las manos del peligris comenzaron a temblar - Se supone que tengo que protegerte, y aún ahora, después de tantos años, no logro hacerlo...
Aiden no tardó en abrazarle con fuerza. Pocas veces veía ese lado impotente de Shawn, pero cuando lo hacía podía sentir algo romperse en su interior.
- Te prometo que saldremos de esto juntos, Aiden... - El menor ocultó su rostro en el cuello de su hermano mientras asentía, todo iría bien...¿no?
Cuando llegó a la ribera pudo ver que todos estaban allí entrenando. Aiden no pudo evitar suspirar aliviado al ver a Bai Long en el campo, el miedo a que se hubiese lesionado gravemente le había torturado varias veces en el día.
Caminó con cierta tranquilidad hasta acercarse a Caleb, se le notaba tenso y algo decaído.
-¿Pasa algo, Caleb?- El moreno le miró antes de dirigir su mirada al equipo.
- Jude y yo hemos discutido, eso es todo - Aiden le miró sorprendido, pese a las apariencias no solían discutir mucho - Acabó por irse de casa y todavía no se nada de él. Maldito idiota...
Los dos se miraron en silencio antes de seguir prestando atención a los chicos. Aiden no tardó en notar la ligera torpeza de Laurel, al parecer todavía no había arreglado nada con Byron.
- ¡Eh, Laurel! - Tanto el peliazul como Aiden se voltearon.
- ¿Langford? ¿Bradford? ¿Qué hacéis aquí? Tendríais que estar en el entrenamiento - Los dos morenos se acercaron - Sobretodo tu Langford, ahora eres el capitán.
- Anda, relájate un poco - El peliazul le fulminó con la mirada - Se lo que tengo que hacer como capitán, pero ha sido el entrenador Love quien ha dicho que nos fuésemos.
- ¿El entrenador? - Tanto Laurel como Aiden estaban sorprendidos, Byron jamás había suspendido un entrenamiento.
" Primero se va Axel, luego Jude... ¿Y ahora Byron suspende el entrenamiento? Aquí está pasando algo raro..."
- ¿Es que ha sucedido algo en el Kirkwood? - Los dos hermanos se miraron unos segundos.
- No lo sabemos, pero el entrenador estaba muy raro hoy... Era como si tuviese la cabeza en otra parte, ni siquiera nos dijo qué entrenamiento teníamos que hacer hoy -Laurel les miró sorprendido antes de mirar al suelo.
La mirada de Aiden recorrió el campo, Bai Long ya no estaba. Suspiró algo cansado antes de sacar su teléfono bajo la atenta mirada de Caleb.
- Otra vez no responde, será... -El pelinaranja miró su móvil con rabia.
- ¿De qué hablas? - Caleb le observó algo confuso.
- Es la tercera vez hoy que llamo a Byron y no responde, no es algo típico de él - Su mirada se clavó en un grupo de personas que caminaban junto a la ribera como si buscasen algo - ¿Esos no son los jugadores del Raimon?
- Pues ahora que lo dices si - Los chicos se acercaron a ellos sin dejar de mirar en todas direcciones.
- Señor Froste, señor Stonewall, ¿han visto al entrenador Evans? No ha venido al entrenamiento hoy - tanto Aiden como Caleb se miraron entre si.
No había duda de que algo estaba pasando, y no parecía ser precisamente bueno.
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AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓
FanfictionTodas las mañanas se despertaba al amanecer sintiendo la soledad y el frío que reinaban ahora en su cuarto. Sus pensamientos giraban en torno a aquel día tan horrible, ¿por qué habían cambiado tanto las cosas?