17.

273 28 30
                                    

Los días pasaron rápido, más de lo que a él le gustaría, y cuando menos lo esperaba estaba allí sentado observando cómo Byron hablaba en el estrado. No podría decir que no estaba nervioso porque estaría mintiendo, podía sentir cómo los nervios se apoderaban de él impregnados en cada gota de sangre que recorría sus venas.

A su lado la mano de su hermano permanecía entrelazada con la suya buscando darle algo de apoyo. Shawn no le había dicho nada de por qué se había ido a Hokkaido, pero tampoco le tomó importancia, en ese momento solo le preocupaba el juicio en el que estaba.

Podía sentir la mirada de Hera acribillarle disimuladamente. No podía evitar tragar saliva cada vez que sus ojos coincidían con los suyos, si al final salía libre esto iba a tener muchas consecuencias sobre Byron y él.

Cuando vio a Byron bajar del estrado y volver a su asiento junto a él no pudo evitar sostener su mano con excesiva fuerza debido a la preocupación, la cual el rubio logró reducir con tan solo sostener su mano y acariciarla con el pulgar, un simple roce podía conseguir relajar a Aiden al instante.

Después de eso, su mente se pasó los siguientes minutos en órbita. Temía lo que pudiese pasar, temía que Byron saliese perjudicado, pero todo se terminó con una sala frase.

''Declaramos al acusado culpable de todos lo cargos''

Aquellas palabras le hicieron respirar de nuevo. Miró a Byron incrédulo, el rubio estaba en la misma situación hasta que refugió al pelinaranja entre sus brazos.

- ¡TU, MALDITO ENANO DE MIERDA! - En cuanto vio a Hera levantarse de golpe, Byron protegió a Aiden entre sus brazos con fuerza hasta que los agentes se lo llevaron, ambos respiraron aliviados.

- Hemos ganado, Aiden - El menor asintió tratando de no llorar. Byron le observó enternecido antes de dejar un pequeño beso en su cabeza.


- ¿A dónde estamos yendo, Byron? - La mirada de Aiden no se apartaba del paisaje que veía a través de la ventana del auto, por su parte Byron sonreía en silencio.

- Lo vas a saber muy pronto, Aiden... - El pelinaranja le miró antes de pensar en todas las posibilidades del destino.

Cuando el auto se detuvo, los ojos verdes del menor se abrieron de par en par antes de abrir la puerta y salir, Byron se acercó y sostuvo su mano mientras caminaban al interior de aquel lugar.

-Hace mucho tiempo que no venimos a este parque... - Aiden deslizó su mano por el borde de la fuente, aquella que era tan importante para ambos.

- ¿Pedimos un deseo? - El rubio sonrió divertido mientras sostenía dos monedas sobre su mano.

Aiden rió antes de coger una de las dos monedas y cerrar los ojos de espaldas a la fuente. Oprimió la moneda contra su pecho mientras pensaba en su deseo antes de lanzarla hacia atrás y escuchar como el metal impactaba en el agua.

Cuando abrió los ojos, su sorpresa fue enorme al ver al rubio de rodillas frente a él con una pequeña caja blanca en su mano.

- Byron, ¿que...? - Quería hablar, pero las palabras estaban atascadas en su garganta.

- He estado pensando en muchas cosas durante estos últimos meses desde que has vuelto a mi vida - Aiden le observaba en silencio - Y cada vez llego más a la conclusión de que te quiero a mi lado siempre, día tras día, minuto tras minuto, y creo que solo hay una forma de garantizarlo... - Abrió la pequeña caja - Creo que ya sabes cómo va esto, ¿no?

- Yo...no sé que decir... - Observó el pequeño anillo con los ojos ligeramente húmedos.

- Sé que actué mal en el pasado y que te hice daño, pero esta vez mis palabras son de verdad. Sin secretos, sin traiciones...solo nosotros dos - Sonrió con cierta tristeza mirándole a los ojos - Sé que no puedo hacer que estés siempre aquí, pero quiero intentarlo... Entonces Aiden, por segunda vez te pregunto, ¿quieres casarte conmigo?

Todo pareció dejar de girar para Aiden, lo que menos se esperaba que pasase ese día era esto. Quería responder, pero sentía que en cuanto una palabra saliese de su boca el nudo en su garganta haría que las miles de lágrimas que se mantenían en su mirada verdosa saliesen a la luz humedeciendo su rostro.

- ¿Cuántas veces más quieres que te diga que si? - Sonrió bajando la cabeza para que el rubio no viese sus lágrimas, pero en cuanto se puso en pie lo primero que hizo Byron fue elevar su cabeza y besar su mejilla cesando el recorrido de sus lágrimas antes de bajar hasta sus labios.

- Felices 12 años desde que nos conocimos, Aiden - Sus ojos se abrieron como platos al escuchar eso, lo cual solo provocó que llorase con más fuerza antes de aferrarse a Byron, el rubio luchaba por no llorar mientras dejaba pequeños besos en la cabeza del menor.

- ¿Por qué todo lo bueno que nos pasa es al atardecer? - La voz algo rota de Aiden resonó en el parque mientras la luz anaranjada les rodeaba dibujando sus largas sombras en el suelo.

- La verdad es que no lo sé, pero me gusta que sea a esta hora, así me acuerdo de ti todavía más - El menor se separó, momento que Byron aprovechó para deslizar sus dedos por uno de los mechones anaranjados del menor.

- Eres un idiota... - Rió inconscientemente antes de sentir cómo Byron volvía a apegarle a su cuerpo.

No pudo evitar clavar su mirada en el anillo que adornaba su mano. Su mente divagó por todos los recuerdos que había compartido con él, desde el día en que se conocieron en ese mismo parque hasta la actualidad.

- Bueno, ahora solo queda compartir la noticia... Me pregunto cómo se tomará Laurel lo de que ahora vayas a ser su padre de forma legal - Ambos rieron antes de dirigirse de nuevo al auto.

- Oye Byron... - La mirada del rubio reparó en Aiden y en la gran sonrisa que decoraba su rostro - Yo...solo quería decirte algo...

Gracias por existir.

AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora