Cuando llegó al edificio donde vivía, dos cartas que sobresalían de su buzón captaron su atención. Lo abrió y las recogió leyendo el remitente, una gran sonrisa se dibujó en su rostro antes de subir las escaleras rápidamente y entrar en casa, Aiden estaba sentado en el sofá con el teléfono en sus manos.
- Te ves contento, ¿qué pasa? - El menor inclinó la cabeza hacia atrás viendo la sonrisa del rubio antes de que este le diese una de las dos cartas - ¿Qué narices es esto?
- Es de Bryce y Claude - Aquellos dos nombres fueron suficiente para que Aiden abriese el sobre y comenzase a leer antes de levantar la mirada sorprendido.
- ¿¡Cómo que esos dos se casan!? - Volvió a releer la carta, jamás imaginaría que esos dos siendo tan contrarios acabasen así.
- Pues si, y quieren que vayamos a Corea... - La mirada de Byron se clavó sobre el pelinaranja, él rodó los ojos sabiendo lo que estaba pensando el contrario.
- Ya estoy recuperado, el doctor lo ha dicho, así que deja ya de preocuparte por eso - Byron asintió con la mirada en el suelo - No tienes remedio...
Aiden se levantó y rodeó el cuello del mayor con sus brazos, Byron sonrió correspondiendo en silencio, sentir al pelinaranja cerca transmitía un calor reconfortante que parecía hacer que sus problemas desapareciesen.
Aunque no lo admitiese, saber que poco a poco las cosas volvían a ir por el buen camino con Aiden le hacía realmente feliz, no soportaba la idea de verle enfadado y llorando por su culpa. Era cierto que en este momento simplemente eran amigos, pero no perdía la esperanza de poder avanzar un paso más o incluso dos o tres.
En cuanto bajaron del avión, una gran sonrisa se hizo presente en el rostro de Byron. Había pasado mucho tiempo desde que había estado en Corea por última vez, así que volver a su país natal le hacía sentirse bien.
- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estuvimos aquí por última vez? - La pregunta de Aiden le hizo pensar durante un tiempo.
- Unos 5 o 6 años - El pelinaranja le observó incrédulo, había pasado mucho más tiempo del que él había pensado.
- Se supone que estos dos tendrían que estar por aquí, pero no les veo - Su mirada verde examinó rápidamente a todas las personas que estaban en el aeropuerto, pero ninguna de ellas eran sus amigos.
- Tranquilo, puede que hayan tenido algún inconveniente o algo - El menor se encogió de hombros - Ven, vamos a caminar un poco a ver si los vemos.
Aiden asintió antes de que los dos chicos comenzasen a caminar tranquilamente. A pesar de que había bastante gente se sentían tranquilos, no era nada en comparación con las calles japonesas por la tarde.
De pronto, un pequeño tirón en la manga de Aiden le hizo bajar la mirada, una niña de unos 4 o 5 años permanecía agarrada a su sudadera buscando llamar su atención.
- Hey pequeña, ¿necesitas algo? - El pelinaranja se arrodilló observando con una sonrisa a aquella niña, se veía asustada.
- Yo... - La menor observaba a todas partes como si buscase algo.
- Creo que se ha perdido, Aiden - El nombrado levantó la vista hacia Byron, el rubio se agachó para quedar a la altura de la niña - ¿Sabes dónde están tus padres? - La niña negó con la cabeza.
- Bueno, vamos a buscarlos, no creo que estén demasiado lejos - Aiden sonrió con cierta ternura y sostuvo la pequeña mano de la niña antes de levantarse.
- Jamás te había visto hablar con niños pequeños, se te da bien - Las mejillas del pelinaranja enrojecieron y desvió la mirada, Byron solo sonrió divertido observándole.
El menor clavó su mirada en la pequeña, le sorprendía su aspecto. Su pelo largo y níveo contrastaba mucho con aquellos ojos algo rojizos que estaban llenos de curiosidad y confusión, le recordaba a una pequeña liebre.
Por más que caminasen no conseguían encontrar a los progenitores de la pequeña. Aiden mantenía su mirada fija en ella buscando alguna señal que les indicase que los había reconocido entre tanta gente, pero la expresión de la niña simplemente reflejaba confusión.
- Aiden, creo que no los vamos a encontrar... - Byron murmuró junto al oído del pelinaranja ganándose una mirada de reproche por su parte.
- No digas estupideces, estoy seguro de que sí - El rubio asintió mirando al frente e intentando mantener la esperanza.
- ¡Briar! - Cuando alguien gritó, la niña sonrió eufórica antes de soltarse de la mano de Aiden y empezar a correr.
- ¡Papá! - La menor se aferró a la pierna de un chico alto que se volteó rápidamente y la abrazó con fuerza.
Aiden y Byron habían corrido tras la niña, pero se detuvieron cuando llegaron junto a ellos y observaron al chico durante algunos segundos.
- ¿¡Bryce!? - El albino abrió los ojos y miró en shock a los otros dos, la niña seguía aferrada a él.
- Chicos... - Su mirada azul se clavó en el reloj del aeropuerto antes de suspirar - Lo siento, digamos que tuvimos problemas...
- ¡Bryce! - El albino cerró los ojos algo molesto al escuchar esa voz, cierto pelirrojo no tardó en aparecer junto a él corriendo - Briar, menos mal que estás bien.
- Es tu culpa que se haya perdido, nunca la vigilas - Claude le miró a los ojos durante unos segundos.
- Eras tú quien estaba con ella cuando llegamos, no me cargues a mí el muerto - Bryce le fulminó con la mirada.
- ¡Pero si la dejé contigo mientras yo miraba las horas de llegada! - La niña cubrió sus oídos ante el grito de Bryce, él se dio cuenta al momento y acarició su cabeza sonriendo - Tranquila peque, no pasa nada, puedes destaparte los oídos - La niña asintió cumpliendo lo que el albino le dijo.
- Un momento... ¿¡Es vuestra hija!? - Aiden clavó su mirada en los dos coreanos, no se había percatado de que Briar había llamado papá a Bryce hasta ese momento.
Sin duda eso era lo que menos se esperaba.
''Acabamos de llegar y ya pasó esto... no quiero ni pensar en cuántas cosas vamos a descubrir...''
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AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓
Fiksi PenggemarTodas las mañanas se despertaba al amanecer sintiendo la soledad y el frío que reinaban ahora en su cuarto. Sus pensamientos giraban en torno a aquel día tan horrible, ¿por qué habían cambiado tanto las cosas?