05.

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En cuanto entró en casa cerró de golpe la puerta recargándose contra ella y cubriendo su rostro, todo había ido mal.

- Maldita sea, ¿por qué tengo que ser tan imbécil? - Enterró sus dedos entre los mechones largos que caían sobre su hombro antes de suspirar.

Observó el techo mientras dejaba que en su mente se llevara a cabo el mayor conflicto emocional de su vida. Quería proteger a Aiden, le quería y la idea de que le pasase algo le atormentaba, pero si el precio para ello era alejarse de él ya no le gustaba tanto la idea.

Escuchar unos pasos le sacó de sus pensamientos. Apartó la mirada del techo y observó al chico frente a él, el peliazul le observó unos segundos antes de desviar la mirada al suelo y empezar a caminar por el pasillo.

- Laurel, espera - El menor detuvo sus pasos, pero no se dio la vuelta - Yo...lo siento.

- No importa... - Intentó irse, pero Byron le abrazó por la espalda dejándole atónito antes de darse la vuelta y corresponder con fuerza, estaba temblando.

Se sentía un idiota. Si le había ofrecido a Laurel vivir con él era porque sabía que la situación en su casa no era la mejor desde que su madre se había ido sin motivo aparente y su padre estaba tan enfermo que no lograba trabajar y ganar lo suficiente para que ambos pudiesen vivir; y aún sabiendo que él era todo lo que el peliazul tenía ahora le había ignorado y se había desquitado con él a gritos cada vez que pasaba algo con Aiden.

''Aiden tiene razón, Laurel es quien más me necesita ahora'' Abrazó al menor con algo de fuerza durante unos segundos más hasta que se separaron.

- Deberías ir a dormir, te ves agotado - El peliazul asintió con una sonrisa antes de despedirse y volver a su cuarto, verle más animado había hecho que Byron se sintiese mejor.

Se sentó en el sofá y cerró los ojos sumergiéndose en sus propios pensamientos. Estaba seguro de que tenía que existir una manera de proteger al pelinaranja sin tener que alejarse de él, pero por más que le diese vueltas no podía encontrar la respuesta y eso empezaba a molestarle.

De pronto, otro pensamiento se hizo presente en su mente: Claude y Bryce. Sabía que se habían ido a Corea, pero ni siquiera se había despedido de ellos, no habían hablado desde que había discutido con el pelirrojo.

Suspiró recargándose en el sofá. Claude estaba totalmente en contra de que investigase junto a Mark y los demás el posible resurgir del Sector Quinto, pero en el fondo ambos sabían que no había otra opción, era unirse o ser el posible enemigo. 

Sacudió su cabeza tratando de poner la mente en blanco y se fue a su cuarto, necesitaba descansar. Cuando entró en la habitación, su mirada reparó en una de las fotos colgada en su pared.

La descolgó cogiéndola entre sus manos y se sentó en la cama observándola. Recordaba aquel día cuando le pidió a Aiden que se casase con él, había sido perfecto. No había podido olvidar la gran sonrisa que el pelinaranja había llevado puesta durante aquellas 24 horas, pero le dolía saber que no iba a volver a verla otra vez.

Dejó la foto sobre la mesilla antes de tumbarse y dormirse, por una vez le gustaría no despertarse nunca más.

[...]

- ¿Te vas ya a entrenar con Caleb? - El peliazul asintió sonriendo - Está ben, diviértete, luego iré a buscarte.

Después de que Laurel se fuese no pasó mucho tiempo hasta que Byron hizo lo mismo, tenía que cumplir con su horario como entrenador del Kirkwood. Cuando llegó sonrió al ver que todos estaban calentando, a decir verdad pensaba que las cosas irían peor sin Laurel, pero la coordinación y dirección de Langford y Bradford era mejor de lo que pensaba.

- Por fin llegas, eres un lento - Mordió su lengua enfadado al oír esa voz.

- Creo que tendrías que irte con tu equipo, Hera - El moreno rió antes de rodear la cintura del rubio con sus brazos.

- Oh vamos, tengo derecho a visitar a mi Dios, ¿no crees? - El rubio le empujó separándole antes de dirigirle una mirada asesina.

- Tu y yo no somos nada, lárgate y no vuelvas a acercarte a mi - Hera le observó divertido antes de acercarse de nuevo.

- Ya has sido mío una vez, ¿quién dice que no volverás a caer en mis redes? - Los ojos rojizos de Byron le acribillaron.

- Porque a mi me gusta Aiden, así que asúmelo ya - El moreno sonrió algo cínico.

- ¿Te gusta y le dejas sin motivo? Vaya, jamás pensé que serías tan cruel - Dejó un beso en la mejilla de Byron antes de que él se limpiase la cara con asco - Dudo que dure mucho tiempo sin romperse, y cuando lo haga recuerda que será tu culpa.

Dijo eso y simplemente se fue. Byron trató de olvidar lo que acababa de pasar, pero las palabras de ese idiota seguían en su mente dando vueltas sin cesar. ¿Aiden iba a romperse? Aquello sonaba como una estupidez, él era más fuerte de lo que todos creían.

Cuando el entrenamiento terminó, recibió un mensaje de Jude: tenían que reunirse en la Royal. Suspiró algo cansado y recogió sus cosas antes de comenzar a caminar, por suerte iba con tiempo de sobra y podía dar un rodeo para aclarar sus ideas.

En cuanto pasó por la ribera, su mirad se centró en el campo. Sonrió inconscientemente al ver a Laurel, pero ese gesto desapareció cuando su mirada se cruzó con la de Aiden. Estaban lejos, pero aún así podía sentir el aura de indiferencia que transmitía el pelinaranja.

Siguió caminando con la mirada clavada en el suelo, su objetivo de aclarar su mente había resultado totalmente al revés. Ahora Aiden le ignoraba, eso era lo que él le había pedido, pero...¿estaba haciendo lo correcto distanciándose de él de esa manera?

''Espero que todo esto acabe lo antes posible para arreglar las cosas, Aiden...''

AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora