A medida que los días pasaban, podía sentir los nervios recorrer todo su cuerpo, odiaba la idea de tener que estar quién sabe cuánto tiempo tumbado en una cama sin poder moverse, se sentía como un niño pequeño al que había que cuidar.
De todas formas, había algo que agradecía, y eso era no cruzarse con Byron en ningún momento. Cuando se despertaba siempre se encontraba el desayuno junto a su cama sin rastro del rubio, y eso de una forma u otra le dolía.
Por una parte suspiraba aliviado cada vez que se despertaba y el rubio no estaba ya que las ganas de verle y afrontar todo lo que sentía eran mínimas; pero por otra parte pensar en lo que esto suponía para Byron le hacía sentirse culpable.
''Byron ya tenía que cuidar de Laurel, y ahora también tiene que cargar conmigo... No lo entiendo, si no somos nada, ¿por qué se ofreció él a cuidarme?''
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó la puerta abrirse, las voces de Byron y Laurel se escuchaban desde la habitación. Cerró los ojos fingiendo estar dormido, y justo en ese momento la puerta se abrió.
- Sigues siendo tan dormilón como antes... - Pudo sentir cómo Byron le cubría con las sábanas antes de dejar un pequeño beso en su cabeza que hizo que el pelinaranja se sorprendiese internamente - No vas a oír esto, pero que sepas que pienso cuidar de ti el tiempo que sea necesario.
Volvió a escuchar cómo la puerta se cerraba a sus espaldas. Abrió los ojos y miró al techo sintiendo una sensación cálida en su pecho que había echado mucho de menos en esos dos meses; la ternura con la que Byron había hablado se había grabado a fuego en su mente.
En ese momento, miles de pensamientos se hicieron presentes en su mente, ¿estaba haciendo lo correcto tratando de olvidarle o era una tontería?
''Aunque me hable con ese tono dulce, fue él quien meses atrás me dejó plantado en aquel parque... Dijo que quería protegerme del Sector Quinto, pero podría habérmelo dicho y enfrentar esto juntos...¿no?''
Cerró los ojos y suspiró dejando salir todo el aire de sus pulmones antes de volver a respirar, su relación con Byron ahora mismo era como jugar a la ruleta rusa: no podía saber cuándo se dispararía la bala que supondría su fin.
Alcanzó su móvil como pudo y marcó un número antes de llevarse el aparato al oído, necesitaba tomar una decisión y sabía que sólo había dos personas que le podían ayudar a decidir.
- ¿Vas a entrenar a la ribera? - Laurel asintió sonriendo - Está bien, no vuelvas muy tarde y ten cuidado de no lesionarte.
- Lo sé, adiós señor Love...d-digo Byron - El rubio sonrió divertido, Laurel todavía no se había acostumbrado a tutearle.
Cuando la puerta principal se cerró pudo escuchar otra abrirse, no pasó mucho hasta que escuchó unos pasos en el pasillo y se giró alarmado mirando a Aiden.
- ¿Dónde vas? Tienes que volver a cama, no deberías estar caminando - El pelinaranja se mantuvo en silencio.
Cuando Byron se acercó a él para llevarle de nuevo a la habitación, se sorprendió al sentir los brazos del menor rodear su cuello. No se aferraba para que le llevase de vuelta a la cama, simplemente le estaba abrazando después de mucho tiempo.
- ¿Podemos hablar un momento? - El pequeño susurro de Aiden dejó algo confuso a Byron.
- Está bien, pero que sea en la habitación, me está poniendo de los nervios verte aquí de pie - Aiden asintió con una pequeña sonrisa divertida que el rubio no pudo ver.
Al cabo de unos segundos, ambos estaban en el cuarto del rubio. Aiden estaba tumbado con la espalda apoyada en el cabecero mientras que Byron le observaba sentado en el borde de la cama.
- Y bien, ¿de qué querías hablar? - Aiden se quedó unos segundos en silencio, pensando en las palabras adecuadas para hablar.
- He estado pensando en todo lo que ha pasado...en nosotros - Aquellas palabras pillaron desprevenido a Byron.
- ¿Qué quieres decir? - La mirada algo fría de Aiden conectó con la suya durante unos segundos antes de clavarse en sus manos.
- No lo sé, simplemente creo que lo nuestro no debió terminar como lo hizo... - Levantó la mirada con un brillo triste en ella - Yo no he podido olvidarte... y siento que tu tampoco.
- ... - Byron se quedó en silencio, había dado justo en el clavo.
- Créeme, he intentado pasar página, enamorarme de alguien más, pero es que simplemente no puedo, siempre te veo a ti mire donde mire y siento que voy a terminar perdiendo la cabeza - Hubo silencio durante algunos segundos - ¿Tú que piensas?
- Sinceramente lo mismo, ha sido muy difícil intentar pasar página... - Suspiró antes de sostener con cuidado la mano de Aiden - Me han dicho que me viste con Hera en el campo del Kirkwood hace tiempo.
- ... - Ahora fue Aiden quien se mantuvo en silencio.
- Puedo asegurarte que no hay nada entre nosotros, eso es lo que él querría - Aiden desvió la mirada levemente separando su mano de la de Byron.
- Escucha Byron... Que te haya dicho esto no significa que no siga sintiendo algo de resentimiento por lo que hiciste aquel día, simplemente estoy intentando perdonarte para que las cosas no vayan a peor... eso solo supondría el fin para ambos - El rubio se mantuvo en silencio, en el fondo sabía que Aiden tenía toda la razón del mundo.
- Entonces dime Aiden, ¿qué es lo que quieres? - El menor miró a sus manos.
- Ni siquiera yo lo sé... - Suspiró cerrando los ojos antes de sentir la mano cálida de Byron sobre su hombro desnudo, eso le hizo clavar su mirada en aquella otra rojiza que le observaba.
- Volvamos al inicio de todo, hagamos como que nunca nos hemos visto - Aquellas palabras consiguieron sorprender a Aiden, pero tras unos segundos sonrió correspondiendo el gesto del mayor.
- Está bien, empecemos de cero.
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AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓
FanfictionTodas las mañanas se despertaba al amanecer sintiendo la soledad y el frío que reinaban ahora en su cuarto. Sus pensamientos giraban en torno a aquel día tan horrible, ¿por qué habían cambiado tanto las cosas?