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En cuanto cerró la puerta a sus espaldas, cubrió la mitad de su rostro con su bufanda blanca mientras caminaba en dirección al parque frente a su casa.

Poco a poco, aquella bonita fuente apareció ante él, y ver la alta figura que estaba frente a ella le hizo sonreír antes de comenzar a correr y llegar a su altura.

- Ey Byron, por fin vuelves - El pelinaranja trató de acercarse y abrazarle, pero el rubio retrocedió un paso confundiendo al menor - ¿Sucede algo?

- ... - No contestó, simplemente bajó la mirada y agarró su muñeca dejando sobre su mano un pequeño anillo, Aiden estaba atónito.

- ¿Byron, que...? - El rubio se dio la vuelta.

- Hasta aquí hemos llegado Aiden. Hemos terminado, adiós - Su respuesta era realmente fría, y antes de que el menor pudiese responder el rubio ya se estaba alejando.

- ¿Qué? Byron, ¿qué clase de broma es esta? - El mayor no se detuvo en ningún momento - ¿Esto es en serio? ¡No puedes hacerme esto!

El rubio comenzó a correr antes de desaparecer tras la verja del parque, los ojos de Aiden se humedecieron.

Quería correr, quería alcanzar la mano de Byron y preguntarle el porqué de esto, pero sus pies no se movieron de su lugar. Se dejó caer al suelo de rodillas sin entender nada. Su mirada estaba fija sobre el pequeño anillo que descansaba sobre su mano temblorosa, ¿por qué todo había acabado así?

Tardó unos segundos en levantarse, pero cuando lo hizo caminó hacia su casa con la mirada baja. En cuanto cruzó la puerta la cerró a sus espaldas antes de dejarse caer contra ella y resbalar hasta terminar sentado en el suelo, seguía en shock.

- ¿Aiden, eres tú? ¿Qué tal con Byron? - Escuchar la voz de su hermano hizo que el nudo en su garganta fuese a más, entonces el peligris apareció en el salón - ¿Sucede algo?

- Shawn... - El mayor se sorprendió al escuchar la voz totalmente rota del pelinaranja, él levantó su mirada hacia su hermano - Me ha dejado.

Al escuchar eso, el peligris se arrodilló frente a Aiden abrazándole, su hermano se aferró a él con fuerza y en absoluto silencio, todo su cuerpo estaba temblando.

Los dos se quedaron allí en silencio durante unos minutos, casi una hora completa. Aiden seguía tratando de procesar todo, y Shawn no quería separarse de él por miedo a que algo le sucediese.

- Shawn, creo que voy a aceptar lo que Caleb me dijo... - La mirada del mayor se posó sobre él.

- ¿Te refieres a ayudarle con su equipo? - El pelinaranja asintió con la mirada baja - Entonces yo también me iré a Inazuma, no voy a dejarte solo.

Los dos se sonrieron muy levemente antes de levantarse. Aiden conocía los riesgos de irse a Inazuma, sabía que de esa forma sería más probable cruzarse con Byron, y en ese momento no sabía si eso era lo que necesitaba o no.

Mientras recorría las grandes calles de Inazuma, su mirada se detuvo sobre la gran Torre, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había pisado aquella ciudad.

Pasó de largo hasta que llegó a la ribera, no pudo evitar forzar una sonrisa mientras escuchaba la voz de la persona frente a él.

- ¡Njord, tienes que ser más rápido! - El peliazul asintió antes de seguir corriendo. 

- ¿Siempre vas a ser tan lento, mini Shawn? - Aquel apodo llamó la atención del ojiazul, entonces sonrió algo sorprendido antes de acercarse a Aiden.

- ¡Señor Froste! - Todos se detuvieron observando la dirección en que Njord había empezado a correr.

- Como siempre llegando tarde, igual que Axel - Aiden se encogió de hombros mientras miraba la sonrisa de su mejor amigo, le había echado de menos - Chicos, tengo algo que anunciaros. Él es Aiden Froste, y a partir de hoy también será vuestro entrenador.

Los ojos rojizos de Bai Long se posaron sobre Aiden durante unos segundos antes de que desviase la mirada al suelo y diese media vuelta dejando a los demás allí. Todos estaban algo sorprendidos, su capitán no solía actuar de esa forma.

- Este chico... - Caleb suspiró - Ignora su actitud, Bai Long es...difícil de lidiar con él.

La mirada de Aiden estaba fija sobre el peliblanco mientras mantenía el silencio. Verle allí jugando solo, sin acercarse a los demás y tirando a la portería sin compañía... La forma de ser de aquel chico le recordaba a su infancia cuando jugaba en el Alpino antes de que Byron llegase a Hokkaido: solitario, callado...y lidiando con algo que le hacía daño.

- Laurel - El peliazul se acercó al escuchar a Caleb - ¿Sucede algo? Te he notado muy distraído durante todo el entrenamiento.

- ...No se preocupe entrenador, todo va bien - El menor sonrió antes de volver al campo.

En el camino, su mirada se cruzó con la de Aiden antes de que su expresión feliz se desvaneciese dejando paso a una triste con una sonrisa forzada, el pelinaranja podía reconocer esa forma de actuar, ya conocía muy bien a ese chico.

En cuanto los chicos terminaron de entrenar, todos se fueron. El pelinaranja se sorprendió al ver que Bai Long no se iba con Caleb ya que sabía que su mejor amigo era su tutor legal, pero no le tomó mayor importancia.

- Bay - El capitán del Kirkwood se detuvo - ¿Qué es lo que te pasa? No eres el mismo de siempre.

- Estoy bien señor Froste, no se preocupe - Intentó irse, pero Aiden le detuvo sujetando su muñeca.

- He estado contigo a diario durante casi dos años, no puedes engañarme Laurel - El silencio se hizo presente entre los dos.

- Yo... Creo que el entrenador Love se ha cansado de mi - El pelinaranja le observó incrédulo mientras los ojos del menor se humedecían - Ni siquiera me dirige la palabra... ¿Acaso he hecho algo mal, señor Froste?

- No, no has hecho nada malo - Los brazos del mayor rodearon al peliazul tratando de ayudarle a calmarse.

La herida de la ruptura seguía abierta, pero saber que Byron le estaba haciendo tal vacío a Laurel le hizo hervir la sangre, no había nadie que apreciase y adorase más a Byron que ese chico.

- No te preocupes, vuelve a casa y descansa, todo se solucionará - El ojiazul asintió algo cabizbajo antes de despedirse y salir corriendo.

"Byron Love, ¿qué narices estás haciendo?"

AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora