08.

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En cuanto colgó la llamada pudo sentir cómo una mano le arrebataba el móvil haciéndole levantar la mirada.

- Veo que ahora eres más obediente que cuando estábamos en secundaria - El pelinaranja mordió su lengua furioso al escuchar aquella voz irritante.

- Maldita sea Nae, ¿hasta cuando vas a tenerme aquí como si fuese tu mascota? - La menor sonrió divertida antes de darle un leve empujón.

- Recuerda que yo solo sigo órdenes, todo depende de lo que ellos digan. Que descanses Aiden, o no, la verdad es que me da igual - Su estrambótica risa se hizo presente antes de que el ojiverde escuchase la puerta cerrarse con llave.

Suspiró recargándose contra la pared observando la pequeña cadena en su tobillo que le mantenía inmóvil en aquella esquina de la habitación. Lo único que daba algo de luz era la gran ventana que estaba en la zona opuesta a él, desde allí podía ver la Luna.

- Maldita sea, ¿por qué confié en ella? - Dio un puñetazo al suelo culpándose a si mismo por haberla seguido, se había metido de lleno en la boca del lobo.

- Esa voz... ¿Nae? - La pelirrosa le miró con una amable sonrisa - ¿Qué haces aquí?

- Simplemente estaba paseando, y cuando te vi no pude reprimir la necesidad de hablarte - Aiden la observó con desconfianza.

- ¿Qué se supone que quieres? - La chica rió levemente levantando sus manos.

- Simplemente quiero hablar - Una mueca algo triste se dibujó en su cara - Últimamente he estado pensando en nuestros años en el Alpino, las cosas estaban bastante tensas entre nosotros... Solo quiero hacer las paces y hacernos amigos.

Dudó un momento antes de devolverle la sonrisa. Ya no se veía tan engreída como antes, así que quizás era verdad que quería empezar de cero.

- Está bien, seamos amigos entonc... - No pudo terminar de hablar cuando sintió a alguien cubrir su boca con una especie de gasa, Nae sonreía con cinismo.

- Eres tan ingenuo como antes, qué fácil es engañarte - Los ojos del mayor comenzaron a cerrarse - Dulces sueños, Aiden.

- Nunca voy a dejar de ser un imbécil... Y lo peor es que ahora Byron creerá que todo lo que dije es en serio - Cubrió su rostro con sus manos sintiendo sus ojos cristalizarse, no sabía si de rabia o de impotencia.

De pronto, el sonido de unos pasos le distrajo, cuando levantó la mirada pudo ver otra vez a aquel chico en el borde de la ventana. Recordaba haberlo visto antes, pero no lograba acordarse de cuándo ni dónde.

- Tú... - El pelinegro saltó dentro de la habitación - ¿Qué estás haciendo aquí?

El chico llevó su dedo a sus labios indicándole a Aiden que guardase silencio. No sabía si era la mejor idea volver a confiar ciegamente en alguien, pero decidió arriesgarse de nuevo.

Una extraña aura oscura rodeó al menor sobresaltando levemente al pelinaranja, y cuando él pisó la cadena esta se rompió bajo la mirada atónita de Aiden, era como si la hubiesen cortado con un hacha o algo similar.

- No hay tiempo, tenemos que irnos señor Froste - Dudó unos segundos en preguntarle a aquel chico cómo conocía su apellido, pero prefirió no decir nada. 

Salieron por la ventana y saltaron a una de las ramas de los grandes árboles que rodeaban toda la construcción. Cuando llegaron al suelo, Aiden se dejó guiar por aquel chico, algo le decía que podía confiar en él.

Tras algunos minutos llegaron a una enorme cascada, el pelinaranja miraba todo a su alrededor algo confuso y a la vez sorprendido. Por su parte, el pelinegro solo sonrió estirándose antes de quedar cara a cara con Aiden.

- Disculpe por no haberme presentado, pero aquel lugar no era el mejor para hacerlo - El chico rió levemente - Me llamo Tezcat, un placer conocerle señor Froste.

- ¿Cómo sabes mi apellido? - Tezcat sonrió al escuchar la pregunta.

- Conozco a su hermano, estuvo en la isla durante un tiempo - Aiden abrió los ojos bastante sorprendido. Sabía que Shawn había estado fuera cuando investigaba el Sector Quinto, pero no se imaginaba que hubiese estado en ese lugar.

- ¿Por qué me has ayudado? - Una expresión seria se hizo presente en el rostro del menor.

- No quiero que el Sector Quinto se vuelva a formar, tengo alguien a quien proteger... Y creo que usted podría ser de ayuda para evitarlo - En ese momento, Aiden recordó dónde había visto a Tezcat por primera vez.

- Tu... Estabas con Bai Long hace unos días, ¿hablas de él? - El pelinegro sonrió levemente antes de sentarse y dirigir su mirada al horizonte.

- Si no me equivoco, usted también quiere proteger a alguien, ¿no es así? - Aiden sonrió sentándose junto al menor.

- Veo que sabes mucho sobre mi - Tezcat rió divertido, razón no le faltaba.

- Bai Long siempre me ha contado muchas cosas sobre los jugadores más famosos de fútbol, podría hablar horas y horas sobre eso sin cansarse - Una tierna sonrisa se hizo presente en el rostro del menor.

Por su parte Aiden también sonrió enternecido. Ver el brillo en los ojos de Tezcat le había recordado a si mismo, él también tenía esa mirada cada vez que hablaba de Byron, una mirada de amor incondicional y extrema admiración.

- En este momento ya han debido enterarse - Aiden le observó algo confuso.

- ¿De qué estás hablando? - El pelinegro sonrió.

- Digamos que tengo dos buenos amigos para hacer que más gente descubra lo que está pasando - El pelinaranja le miró algo confuso antes de simplemente dejar de pensar en ello.

Su mirada se quedó fija en el horizonte, en esa dirección estaba Inazuma. Podía sentir una pequeña presión en el pecho al pensar en cómo estarían Byron y los demás, pero prefirió relajarse un poco, sabía que no había nada que hacer mientras estuviese en la isla.

''Por favor, solo esperad un poco, pronto estaré ahí para ayudaros...''

AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora