Mientras sentía el ascensor bajar, cerró los ojos y suspiró dejando salir todo el aire de sus pulmones en un intento de calmarse, todo había cambiado demasiado de la noche a la mañana.
Cuando sintió que todo se detenía tragó saliva antes de salir del ascensor, los demás estaban allí.
- Ya estamos todos, entremos - La voz firme de Jude resonó con cierto eco antes de que abriese una puerta y todos entrasen.
- Señor Hillman - El hombre les observó en silencio antes de mirarles uno por uno.
- Mark, Jude, Byron, Axel, Xavier, David; lamento haberos llamado tan repentinamente - Los chicos se sentaron en la mesa observando al anciano.
- ¿Ha sucedido algo, señor Hillman? - El silencio llenó la sala.
Tras unos segundos, el hombre terminó por explicarles la situación a los chicos. Todos estaban sorprendidos, era algo realmente importante.
- Por suerte he logrado conseguir refuerzos - Justo en ese momento, la puerta se abrió dejando que un grupo de personas entrase en la sala.
- ¿Eh? Pero si esos son... - Todos observaron atónitos a sus aliados.
- Paolo Bianchi, Héctor Helio, Mark Krueger y Dylan Keats. Si no me equivoco ya os conocéis - Todos miraron a los recién llegados.
- Hillman nos lo ha contado todo, ninguno pudo reprimir el impulso de venir a ayudar - Todos se sonrieron entre ellos antes de que los jugadores internacionales tomasen asiento.
- Bien, empecemos ahora la reunión...
[. . .]
Mientras caminaba de vuelta a casa, su mirada reparó en el cielo, estaba atardeciendo. Normalmente sus ojos habrían brillado al ver los colores anaranjados devorar el cian, pero lo único que sintió esta vez fue un nudo en la garganta, ya no era lo mismo si Byron no estaba.
Siguió su paso totalmente encerrado en su mente, pero una voz algo lejana le sacó de sus pensamientos llamando su atención.
- ¿Ya sabes lo que vas a hacer? - Su mirada reparó en un chico de piel morena y pelo negro, se veía muy tranquilo.
- Supongo que tendré que aceptar... - La voz de Bai Long resonó en su cabeza, terminó por esconderse y escuchar la conversación.
- ¿Sigues con esa idea? Supongo que eres consciente de lo que eso puede traer consigo... - El pelinegro se notaba un tanto molesto, Bai Long solo rodó la mirada.
-¿Y qué mas da? Si ya estuve con ellos una vez no pasará nada si estoy de nuevo - Aiden se sentía confuso, ¿de qué hablaba?
- ¿¡Cómo que qué mas da!? Es cierto que estuvimos con ellos hace tiempo, pero te recuerdo que eso casi te arrebata el fútbol, ¿vas a volver a arriesgarte? - El peliblanco no respondió - A veces eres un completo idiota...
- ¡Tezcat, espera! - El pelinegro se detuvo en seco, ahora si que estaba furioso.
- ¡Déjame en paz! ¡Prometimos no volver a trabajar para el Sector Quinto, y si tu no vas a cumplir tu parte entonces no me busques, olvida que existo! - Salió corriendo bajo la mirada atónita de Bai Long.
- ¿Por qué no puedes entender que hago esto para protegerte? - El peliblanco también se fue murmurando con la mirada fija en el suelo.
Aiden estaba confuso y a la vez incrédulo. Él y los demás habían terminado con el Sector Quinto varios meses atrás, las palabras de Bai Long y ese chico no tenían sentido.
- Un momento... - Una idea horrible se hizo presente en su mente - ¿Acaso el Sector Quinto ha vuelto a formarse?
Volvió a casa con esa idea en la cabeza. En cuanto cruzó la puerta principal se dirigió a su ordenador y comenzó a investigar un poco sobre la situación hasta que encontró algo bastante escondido en la red que le hizo abrir los ojos como platos.
''Gyan Cinquedea planea volver a formar el Sector Quinto sin la ayuda del antiguo Gran Emperador Alex Zabel''
- Era cierto... - Cerró el ordenador todavía en shock - ¿Pero cómo ha podido pasar?
Terminó por recoger su abrigo y salir a la calle, necesitaba despejarse y ordenar sus pensamientos, algo que no conseguiría hacer en casa.
Se detuvo frente a la ribera y suspiró observando las estrellas, una leve sonrisa se dibujó en sus labios por primera vez en esos días. Ver el cielo le había recordado a Claude y Bryce, habían pasado dos semanas o quizás más desde que los había visto por última vez, le daba curiosidad pensar en cómo les iría en Corea.
De pronto, algo chocó contra él empujándole levemente. Se giró para maldecir a lo que fuese que había causado aquello, pero no pudo, las palabras se quedaron en su garganta.
- ¿B-Byron? - El rubio no se detuvo en ningún momento - ¿Hasta cuando vas a seguir ignorándome?
- ... - No dijo nada, ni siquiera se volteó a verle.
- ¿... Esto es por el Sector Quinto, verdad? - Aquellas dos palabras si lograron detener al rubio, pero siguió dándole la espalda.
- No sé cómo te has enterado, pero mejor olvídalo y ya está - Intentó seguir caminando, pero la mano de Aiden le detuvo dejándole algo sorprendido.
- ¿Por qué no me dijiste nada? - Byron se soltó de su agarre con brusquedad bajo la mirada atónita de Aiden.
- ¡No vuelvas a acercarte a mi! - Los dos se miraron durante unos segundos.
- ¡¿Tan rápido me has olvidado?! - En ese momento ambos explotaron.
- ¡No, pero ojalá pudiese, no tendría por qué hacer todo esto! - Los dos se miraban con ira.
- ¡No entiendo nada, ¿de qué tienes miedo, Byron Love?! - Aquella pregunta resonó en su mente antes de que las palabras saliesen de su boca sin oportunidad de retractarse.
- ¡TENGO MIEDO A QUE TE HAGAN DAÑO, ¿VALE?! - Aiden le observó atónito - Esta conversación se ha terminado, me voy.
Comenzó a caminar en silencio esperando a sentir la mano fría de Aiden sobre la suya, pero para su sorpresa el ojiverde no frenó su macha, solo le miró antes de bajar la cabeza.
- ¿Vas a volver a casa? - Ambos enmudecieron.
- Lo más probable es que no, tengo que empezar de cero... Y tu también - Siguió caminando hasta que esta vez el menor si detuvo su avance.
- ...Habla con Laurel, te necesita - Dijo eso y simplemente se fue, Byron suspiró clavando su mirada en el suelo con los ojos algo húmedos.
"Definitivamente todo se ha acabado".
ESTÁS LEYENDO
AMANECER ;; Inazuma Eleven ✓
FanfictionTodas las mañanas se despertaba al amanecer sintiendo la soledad y el frío que reinaban ahora en su cuarto. Sus pensamientos giraban en torno a aquel día tan horrible, ¿por qué habían cambiado tanto las cosas?