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De tan sólo mirar ese inmenso lugar, a Jimin se le revolvió el estómago por completo. Por un momento pensó regresar a Busan y no cumplir con lo acordado, aunque luego recordó que esto es por una buena causa y se quedó firme ante el plan con su hermano.

Pero antes de venir hablaron con su abuela de lo planeado, ella conocía perfectamente la personalidad de cada uno y no era fácil de engañar. Cuando ella se enteró lo primero que dijo fue que estaban dementes, que no habría forma de que algo bueno ocurriera con ese plan, pero al final de todo los apoyó en todo porque era decisión de ellos dos atreverse hacer esa locura, lo único que pidió es que las consecuencias son demasiado caras y por más doloroso que sean, deben afrontarlos.

Dejando sus ideas, Jimin intentó rascarse la espalda. Parte del plan era intercambiar su ropa y mala idea, la tela empezó a darle comezón.

Al final tuvo que aguantarse, no era una buena idea que lo hiciera en el comedor, donde se reflejaba a todos los empleados pasar de un lado hacía otro.

El motivo, Jungkook llegaría del trabajo. Y antes de llegar ordenó que la cena fuera refinada, debido a que traería de invitados a dos de sus inversionistas.

Y como su prometido, no tuvo de otra que quedarse quieto en la silla del comedor.

Prometido, Jimin odiaba esa palabra. Ni siquiera llegaría ser eso de un tipo que no toma enserio a una persona y peor aún, a su hermano.

Cuando los empleados empezaron en acomodar los platos y los cubiertos sobre la mesa Jimin quiso ayudar, pero recibió un rotundo no de una sirvienta bastante mayor. Por eso, su trasero no se movía de la silla mientras esperaba de manera impaciente, pero matando el tiempo, aprovechó para ver la lista de los empleados con el celular que su hermano le obsequió, iba ser difícil para él saber de todos, no era bueno teniendo memoria al instante, el único que se acordaba era del chofer, Kim Seokjin.

Un chico demasiado apuesto para tener ese puesto a decir verdad, pero igual, no sospechó nada en el camino, sólo estuvo halagandolo por su cabello rubio.

- Joven Jihon

Pero al escuchar esa voz, Jimin dejó de pensar y puso de inmediato la pantalla de su teléfono boca abajo, miró a la mujer que se puso enfrente suyo y recordó que era la misma que le ordenó sentarse.

-¿Si? -Jimin intentó recordar su nombre - Hanna

-Todo está listo para la cena, usted nos dice cuando empezamos a servir

-Gracias, puedes retirarte

En cuanto la mujer desapareció, Jimin buscó el contacto de su hermano lo más rápido, apenas comenzó todo esto y ya estaba poniéndose nervioso.

Pero más llamaba, el teléfono de su hermano lo mandaba directo a buzón, eso hizo que Jimin se molestara, Jihon prometió estar pegado al teléfono para ayudarlo en lo que necesite y ahora que lo necesita urgentemente, no le responde una sola llamada.

Jimin estuvo apunto de gritar cuando por última vez fue mandado a buzón, pero fue interrumpido cuando cuando escuchó que la puerta de la mansión fue abierto. Guardó el teléfono en el bolsillo de su pantalón y se levantó de la silla para verificar quién entró al lugar, rogaba que no fueran sus padres, no estaba para soportarlos en estos momentos.

Pero al salir de la cocina, sus ojos cayeron en una sola persona. Un hombre del que debe enamorar en definitiva, porque es la única salvación de Jihon, además, está enamorado de él.

De Jeon Jungkook.

Aquel chico de cabellera larga y obscura, un traje caro del mismo tono y unos zapatos bien pulidos, agregando que en su hombro, mantenía un abrigo.

Smile F. Love あ・KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora