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Levantarse temprano no estuvo en los planes de Jimin. Era domingo, nadie en su sano juicio se levantaba a las 7 de la mañana, pero no le quedó de otra que obedecer.

Hanna lo obligó a desayunar en el comedor, con Jungkook.

Jimin seguía tan resentido con el pelinegro que en ningún momento le dirigió la palabra y mucho menos cruzó alguna mirada. Pero Jungkook si, sin ningún remordimiento miraba al rubio pero al ser ignorado, también seguía comiendo de la fruta picada de su plato, era tan extraño para él que Jihon no dijera nada, él siempre era el primero en disculparse por las discusiones o las tonterías que decía.

Los dos se encontraban en pijama, no hubo nada de asuntos que atender, cualquiera podía elegir el camino que deseara, estar en la mansión o salir con sus amigos, así que Jungkook supuso que Jihon se iría con sus amigos por lo rápido que comía.

Pero no, Jimin comía algo apresurado para no verle la cara al pelinegro, aunque  también, era para comenzar a meter en varias maletas la ropa de su hermano para que ser llevados a Busan y para finalizar, ir de compras en un centro comercial.

Así que sí, iba a tener un día muy ocupado.

- Permiso

Terminando, Jimin se levantó de la mesa y al no recibir alguna respuesta, salió del comedor demasiado molesto.

No creía lo patán que era Jungkook, ni siquiera le pidió una disculpa por lo sucedido ayer en la noche, ni siquiera los buenos días le dio cuando bajó a desayunar.

Estaba para enamorarlo, pero no para humillarse tanto a cambio de su atención.

Y cuando estuvo a punto de subir por las escaleras, alguien comenzó a tocar la puerta. Al ver que nadie venía, decidió hacerlo por su cuenta, total, no le costaba nada.

Pero al hacerlo, se llevó una inesperada visita.

- ¿Jaebum? - Al mencionar su nombre, el chico le dio una corta sonrisa. Pero no pudo devolver el gesto al ver a la mujer que tenía a su lado, quien tenia una sonrisa más grande - ¿Y..

- ¡Jihon! - Fue interrumpido, cuando la mujer le dio un abrazo pero no tardaron en separarse cuando ella entró a la mansión - ¿Está Jungkook?

Y cuando ella mencionó su nombre, el chico se hizo presente en el pasillo.

- Qué hacen aquí? - Les preguntó Jungkook, molesto

- Vine a traerte esto - Jaebum le respondió, cuando también entró a la mansión y le entregó un sobre amarillo al pelinegro - Y bueno Sorah me la encontré y quiso a venir a verte

Sin saber lo que pasa, Jimin se quedó aún en la puerta abierta y miraba aún a la mujer que no podía negar lo bella que era, tez blanca, rostro perfilado, ojos cautivadores, usaba un vestido negro elegante que marcaba las curvas de su cuerpo y su cabello rojo arreglado además de que no era una coreana sino más parecida a alguien extranjero. Y nada malo iba a pensar de no ser porque esa chica abrazó a Jungkook como sí nada, aunque este no le correspondió aunque tampoco hizo nada para separarse.

El abrazo sólo duró unos cuantos segundos ya que la mujer ahora se quedó a un lado de Jaebum.

- ¿Qué harás hoy, Jungkook? - Le preguntó, ella

- Nada -Le respondió tan simple, caminando de nuevo al comedor- Largo

-¿No quieres que me quede?

-Me da igual

Al llegar al comedor, Jimin no supo que hacer y menos cuando ellos se comenzaron a murmurar algo que no escuchaba y carraspeando llamó la atención de los dos.

Smile F. Love あ・KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora