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-Entonces, ¿Para que nos llamaste?

SeokMin frunció el ceño. -Yo no he llamado a nadie, ustedes vinieron de intrusos a mi casa.

-De igual forma necesitas hablar con alguien, ¿No crees? -musitó SoonYoung comiendo las papitas que la señora Lee había ido a dejar hace unos momentos-. Te hemos notado raro, ¿Te pasa algo, bro?

-No me pasa nada. -murmuró suavecito pausando la película que habían elegido sus amigos-.

-Oh, claro que te pasa algo, y a nosotros no nos engañarás. -lo apuntó el pelirrojo con los palillos que tenía en la mano-. Ahora, habla por las buenas o por las malas.

SeokMin se removió en su lugar asustado, porque vamos, estar con un Boo SeungKwan molesto no era para nada bonito, y tampoco tener a SoonYoung burlándose de su desgracia.

Lo meditó un rato, no era que no confiaba en ellos, sino que, no estaba listo para decirles lo sucedido hace nueve años con el pequeño y alegre Samuel.

No había dejado de querer a ese castaño, él era el dueño de sus sueños, de sus pensamientos, no había momento en el que no dejaba de pensar en él. Y se sentía mal, se sentía como la misma mierda al tener novia y pensar en otra persona que no fuera Sana, aún se sigue preguntando porque decidió ser novio de ella, aunque la respuesta a aquello ya estaba más que clara.

Su abuelo.

El abuelo Lee siempre quiso que sus nietos se casarán con una hermosa mujer, que tenga mucha carisma y sobre todo, que le diera los mejores lujos a todos sus primos, y obviamente, él no debía ser la excepción. Había conocido a Sana hace dos años, cuando la chica había ingresado apenas a la secundaria, su lazo de amistad era como ningún otro. Pero luego de haberla llevado a su casa y de pura casualidad estaba ahí su querido -y odioso- abuelo.

Había algo que el abuelo Lee odiaba, y era a los homosexuales, no podía ver uno de ellos que su boca ya estaba llena de insultos, llamandolos asquerosos, impuros, o esa típica frase de 'todos ellos se irán al infierno por el pecado tan letal que están cometiendo'

¿Cómo decirle que él era uno de ellos? Lo odiaba, sí, odiaba a su abuelo, pero no quería que lo alejara de sus amigos, sabía que era capaz de mandarlo lejos para que se "arregle", iluso.

-OYE IDIOTA, TE ESTAMOS HABLANDO. -escuchó a SeungKwan gritar directamente en su oído, haciendo que rápidamente se aleje y golpee al aludido, este se quejó casi al instante-. ¡Estúpido, me dolió!

-¡No debiste gritarme, tarado!

-¡Pero no nos escuchabas!

-¡Pero no era motivo para hacer eso!

-Ya cállense. -musitó SoonYoung harto de la pelea, metiendo una papa en la boca de cada chico-. ¿Pasó algo en tu casa? ¿Con tu abuelo?

SeungKwan hizo una mueca. -Ugh, no menciones a ese viejo zorro que puede aparecerse y nos saca a patadas de aquí.

-No creo, está en un viaje de negocios. -rodó los ojos-. Bien, les contaré todo, pero prometan no interrumpirme, ¿Ok?

-Uh, no podemos prometer tal cosa, ya nos conoces amigos, igual cuenta que me siento curioso. -contestó SoonYoung botando el paquete de papitas y alcanzando el bowl con palomitas, mientras que SeungKwan le robaba alguna de ellas-.

SeokMin suspiro. -¿Recuerdan a Samuel?

-¿Kim? ¿El compañero de Chan? ¿El castaño que pasa demasiado tiempo con Jisung? -el pelinegro asintió ante las palabras del rubio-.

-Él, bueno... -empezó mordiendo su labio nervioso-. Hace nueve años viaje a Estados Unidos para terminar mis estudios, me encontré a un niño bajo un árbol llorando por no sé que cosa, me acerque para preguntarle qué le pasaba pero esa ya es otra historia que no me pertenece.

Un día de suerte. [SeokMuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora