Distintas pero iguales

Celine

—¿No les llega el olor a éxito? —Hablo celine al abrir la puerta, sonriente.

—¿No llegarías hasta mañana? —Hernestine salió de la cocina, para encararla.

—No —Se encogió en hombros —Decidí llegar antes para convivir más con mis hermanitas —Tomo las mejillas de Colette.

—No me toques Celine —Quito las manos de su hermana mayor.

—Que caras y que comentarios, pareciera que no nos quieren aquí —Hablo una cuarta voz que abría la puerta por segunda vez —Celine, te extrañe —Abrazo a su hermana mayor —Y tu mi pequeña —abrazo a su hermana menor —Cada vez siento el aura más pesada y siento que es por ti mamá —Miro a Hernestine que tenía un gesto de molestia —¡Saluden a su abuela!

Dos niños salieron disparados para abrazar a su abuela que los recibió con brazos abiertos.

—Pero, ¿por qué los has traído tan pandrosos? — Escaneo a los niños.

—¿Pandrosos? —Hundió las cejas — Pero, ¿quien ha dicho que deben vestir como un anciano para verse bien? —contesto molesta.

Celine formó una sonrisa, mientras destapaba una botella de vino, provocando un sonido.
—Oh no, por mi no se detengan —Tomo de la botella — Sigan sigan, me gustaría ver cómo encaras a mamá por primera vez.

—Nadie va encarar a nadie por qué lo que menos quiero es contaminar el ambiente con energías negativas —Tomo a los niños y lo arrempujo hasta las escaleras —Le daremos gusto a su abuela, se cambiarán con algo más formal.

—Que aburrido —soltó un bufido —¡Oye Camile! —Provoco que su hermana menor volteara al igual que sus hijos — Te traje el consolador que me pediste —Saco el aparato que empezó a dar vueltas.

—¡CELINE!— Hernestine se lo arrebato de las manos.

—Tranquila mamá, también te traje uno —Soltó entre risas.

—Pero —Su madre estaba tan apenada que no sabía cómo articular las palabras, se le atoraban al momento de salir —Ve con tu hermana a comprar los alimentos para la cena de esta noche. —Salio corriendo a la cocina.

—Siempre es lo mismo contigo Celine, no arruines está cena —Se giró para volverse a su camino con los dos pequeños — Por favor, no molestes a mamá.

— Hernestine se molesta con todo, deja de estar de amargada —Le aventó el aparato que aún seguia moviéndose —Se que lo necesitas, ¡de nada! — Salió del lugar con la botella de vino, mientras Colette se pregunto: ¿Qué tiene de malo un consolador?, ¿Por qué tanto escándalo?, A mis sobrinos no los trajo la cigüeña.

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—¡Que lindos! —Hernestine tomo a los dos gemelos y les plantó un beso a cada uno en la mejilla— Seguro, hasta se sienten más cómodos así.

—No mami H —El niño tomo el cuello de la camisa y lo jalo en señal de molestia —Siento como que me asfixió.

—Yo también, siento que si como algo me moriré —Imitó el gesto de su hermano.

—¡Como creen!, Lo que pasa es que su madre los tiene acostumbrados a tenerlos vestidos como pordio— Camile la miro con los ojos entrecerrados— ¿quien irá por la comida ? —Miro a Celine.

—Si quieres que vaya madre, solo tienes que pedirlo —le guiñó un ojo a Hernestine.  —Mueve tu trasero Colette —Arrempujo a Colette.

—No gracias, prefiero quedarme —Volvio a su tarea.