30 días y una vida - OhmFluke

Capítulo 20

FLUKE

Finalmente Ohm ha accedido a desfilar en el evento benéfico que organiza Manaow. Realmente mi hombre es un ángel caído del cielo, aguanta estoicamente cualquier indicación que le da el director del evento en cuanto a dónde debe estar, cómo debe posar o caminar. Tengo miedo de verlo correr en cualquier momento derecho a la salida.

—Eres el mejor novio del mundo, no sé cómo has accedido a ser el conejillo de indias de Manaow— le digo besando su mejilla.

—Quizá haya pensado que este evento, además de ayudar a muchas personas, puede ser bueno para el negocio de mi novio y quizás le haga ganar más dinero y solo quizás ese novio me compre el precioso reloj que vimos el otro día— me explica detalladamente su malvado plan, es tan adorable.

—Umm, entonces digamos que lo haces por un bonito reloj ¿es eso?— le digo arqueando una ceja.

—Si lo dices así no tiene gracia, parezco un interesado— me dice haciendo un puchero.

Nos reímos con ganas y yo me anoto mentalmente comprarle ese reloj en cuanto pueda. Se merece eso y mucho más.

Después del ensayo general de hoy y de que todo quede como le gusta al director, nos vamos a casa. Quiero cocinar algo para Ohm y su familia que están de visita, para agradecerles todo el apoyo que he recibido de su parte. Ohm será mi ayudante y eso le añade un punto sexy a la simple tarea de preparar cualquier receta.

Cuando llegamos lo llevo a la cocina y lo atrapo entre la encimera y mi cuerpo. Lo beso profundamente, quiero que sepa lo mucho que lo amo a él y a nuestra vida juntos.

—Deberíamos empezar a cocinar, mis padres llegarán en un par de horas— me dice entre risas.

— ¿Y si pedimos algo?, tendría tiempo de quitarte estos vaqueros y tocar este precioso cuerpo que me tiene loco— le digo poniendo mi mano en sus bolsillos traseros. Joder este culo debería estar prohibido.

—Nada me gustaría más, pero prometiste hacer tu famoso asado a la miel y no querrás faltar a tu palabra ¿verdad?— me dice con una sonrisa preciosa que hace a mi corazón latir.

—Aguafiestas, apelando a mi sentido de la responsabilidad, eso es caer muy bajo— le respondo con un mohín.

Me separo de su hermoso cuerpo con desgana y nos coloco los delantales. Le doy instrucciones de cómo preparar el glaseado que llevará la carne del asado y yo me pongo con las verduras que lo acompañarán.

En menos de una hora tenemos todo en el horno y me siento un rato a escuchar a mi hombre cantar sentado al piano. Jamás me cansaré de escucharlo, su voz es tan profunda y varonil que me derrite cada vez que me deleita con una de sus canciones.

Desde que la música ha vuelto a su vida es más feliz, está más completo. Pienso en el primer día que lo vi en ese acantilado y lo que pude descubrir en sus ojos. Ahora lo miro y esa persona ya no existe, se ha liberado de su opresión y de su culpa, vuelve a ser él mismo.

Yo tampoco soy la misma persona desde ese día, hemos pasado por mucho juntos y esos momentos duros nos han hecho más fuertes. Nuestro lazo se ha hecho tan sólido que estoy seguro que nada en esta vida nos separará. Es esta convicción de que lo nuestro será para siempre lo que hace a mi corazón latir a mil por hora.

Su familia llega y yo los recibo con un abrazo, hago que pasen al salón y los tres disfrutamos de la cálida música que sale del piano tocado magistralmente por Ohm.

OHM

Mis padres se acaban de ir después de una cena maravillosa, mi madre adora a Fluke y sé que mi padre respira tranquilo por primera vez en más de dos años.