30 días y una vida - OhmFluke

Y fuimos felices...

FLUKE

No recuerdo ni un solo día de mi vida en el que no he sido feliz con Ohm. Ha hecho simplemente lo que prometió, construir una vida maravillosa para los dos.

Hemos sabido compaginar el trabajo y nuestro tiempo libre, aunque últimamente tengo la sensación que apenas tenemos unos minutos al día para estar realmente el uno con el otro. Odio eso.

En un par de semanas será nuestro octavo aniversario de boda. Ocho años que han pasado tan rápidamente, que casi no me ha dado tiempo a acostumbrarme a la sensación de plenitud que experimento cuando estamos juntos.

Le he pedido a Manaow que me ayude a sorprender a Ohm. Es tan difícil dejar de piedra a mi marido. Su carácter estoico y sereno a veces me saca de quicio. Quiero verlo fuera de su elemento, dejarlo sin palabras y que jamás pueda olvidar ese día.

Me devano los sesos durante días, pero nada me parece lo suficientemente especial. Sin embargo, esta mañana cuando llego a la oficina, Manaow irrumpe en ella como un vendaval.

—Fluke, tengo una idea que te va a encantar— me dice sentándose sobre mi escritorio.

—A ver, suéltalo, porque a mí no se me ha ocurrido nada de nada— le digo.

—En diez días es la semana de la moda de París— empieza.

—No iré a ese desfile, coincide con mi aniversario, ya te lo dije. Tendrás que apañártelas tú sola— le contesto.

—Lo sé, me lo has repetido hasta la saciedad— me replica poniendo los ojos en blanco.

— ¿Entonces?— le pregunto, estoy perdiendo un poco la paciencia.

—París, la ciudad del amor...— me suelta con voz burlona.

— ¿Quieres que lo lleve a París? ¿Y cómo planeas que eso sea una sorpresa?— ya me está dando miedo el plan que habrá trazado en esa mente retorcida suya.

—Esto es lo que he pensado. Tú le dices que no puedes perderte el desfile porque es demasiado importante para la empresa. Hazle creer que no te acuerdas de vuestro aniversario. Tú irás a París primero, para preparar todo lo necesario para la sorpresa. Al día siguiente yo lo llamaré y le diré que tiene que ir a París porque tú necesitas que esté allí. No le diré por qué y tú no le cogerás el teléfono— me explica su "perfecto" plan.

—Pero Manaow, eso lo asustará, pensará que me pasa algo malo y al final se enfadará. Además, no puede dejar de un día para otro el trabajo— esta chica está como una cabra, no sé porque le he pedido ayuda a ella y no a Dell.

—Dell se encargará del trabajo, ya la he llamado y la he metido en el lío— me dice con una sonrisa.

—No sé...— no quiero quedarme viudo porque a Ohm le dé un infarto.

—Bueno, entonces lo llamarás tú desde París y le dirás que necesitas que esté contigo allí— replantea su idea inicial.

— ¿Y qué excusa creíble le cuento?— ni siquiera puedo creer que me lo esté planteando.

—Yo qué sé, que estás agobiado, que te sientes solo sin él. Alguna chorrada romántica de esas— me dice moviendo la mano como si ese detalle no fuese importante.

—No sé ni por qué te pido ayuda, eres una loca sin remedio— le digo rindiéndome a su arriesgado plan.

Manaow acaba de contarme todo lo que ha organizado para que Ohm y yo pasemos tres días esplendidos en la ciudad de la luz. Esa parte me gusta muchísimo más, sé que mi marido no se espera esto ni en mil años, al final va a resultar el plan perfecto.