Louis
Terminé de comer la rebanada de pizza casera que mi madre había preparado y bebí de mi vaso. Amaba la comida que mamá hacía, no entendía cómo o de dónde había aprendido tantas recetas, yo solo me sabía una de memoria pero jamás la había preparado, ella en cambio, cocinaba cosas deliciosas todos los días.
- Qué bueno que hayas compartido con nosotros la cena de nuevo, Jane. - Mi padre se limpió la boca con la servilleta. - Deberías venir más seguido.
- Sí, creo que lo haré. - Jane sonrió y me miró.
- Traeré el postre. - Me levanté de la mesa y caminé hacia la cocina.
- Oh, no cariño, olvidé comprarlo esta vez. - Mi madre se quedó pensando. - ¿Podrías ir tú por él?
No siempre comíamos postre, pero regularmente mi madre compraba algo para cuando había invitados. No sabía dónde podría conseguir algo que fuera considerado postre a esta hora porque todos los lugares de la zona cerraban antes de la cena. Por otro lado, era un tiempo para mí solo, para pensar bien en lo que me estaba metiendo, saber si seguir con esta mentira y cómo podría evitar que terminara en desastre, así que no desaproveché la oportunidad.
- Tal vez tarde un poco en encontrar algo abierto. - Dije, esperando que a nadie le molestara.
- No pasa nada hijo, trae lo que encuentres primero. - Intente ocultar la sonrisa de mi rostro. - Solo no hay que dejar que la invitada se quede sin postre.
Tomé las llaves del auto y salí de casa dando un suspiro de libertad. Encendí la radio y conduje entre calles hasta encontrar un lugar en el que pudiera comprar algo para todos en casa.
***
HarryLiam y Niall llegaron a la panadería en sus bicicletas, me acerqué a la puerta de cristal que tenía el local para cambiar el letrero de "abierto" a "cerrado" y me di media vuelta. Mi mejor amigo comenzó a tocar insistentemente el vidrio y yo reí acercándome de nuevo para abrirles.
- Muy gracioso Eduardo. - Ni me miró molesto e intentó ponerme su casco, yo lo esquivé y noté como Liam veía divertido la escena.
- A cocinar querido, que no te pagan por holgazanear. - Golpeé el trasero de mi mejor amigo y el chico nuevo río muy fuerte, contagiándome a mí también.
Comenzamos a amasar y a hornear los panes antes de que diera la hora de la cena, la gente siempre venía por baguettes antes de comenzar a comer y así tener con qué acompañar sus alimentos. Me gustaba trabajar aquí y saber el horario de compra de las personas, había aprendido que el tipo de pan que alguien compra dice mucho sobre quién es.
- ¿Cuánto tiempo llevan haciendo esto? - dijo Liam comiendo un pedazo de pan que Niall le había dado.
- Bastante, creo que empecé a cuando tenía 15 años. - Le expliqué. - Él entró después cuando tuvo envidia de mis riquezas. - Le dí un ligero golpe al rubio con mi codo.
- No nos pagan lo suficiente como para llamarlo "riquezas"- Ni levantó las manos llenas de harina para hacer las comillas y sonrió. - Pero si, llevamos bastante tiempo en esto.
- Pues es delicioso. - Liam comenzó a comer su segundo pan. - De verdad les quedan geniales chicos, todo el mundo debería comprar aquí.
Seguimos horneando y los clientes comenzaron a llegar cuando salió la primera ronda de baguettes; la mayoría eran adultos mayores de 50 años porque vivían en la zona, algunos llevaban a sus nietos y compraban aros de manzana para ellos, había gran variedad para elegir y me gustaba ver como los niños que acompañaban a sus abuelos querían llevar de todo a casa.
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FOREVER
Teen Fiction-Lou, todos tenemos secretos. - Dijo mi madre, pero ya no tenía su mano puesta sobre la mía. - Algunos debemos mantenerlos para nosotros mismos y no dejar que los demás los sepan... Este es uno de esos.