«Antes que te vayas» [NamKook]

XXIII

Jungkook no estuvo la noche siguiente. Namjoon espero sentado ahí, horas y horas, pero no llegó. Su estómago estaba revuelto, y su pecho dolía al respirar. Él no quería pensar lo peor, pero Jungkook lo había dicho, ¿no? Un día estás y de repente...

Namjoon tragó en seco, su garganta dolió horriblemente, pero quería mantenerse positivo. Posiblemente Jungkook tuvo cosas qué hacer, o quizás ya no pudo salir del lugar donde se encontraba. Algo más que no fuera ese terrible final.

Pero Jungkook no llegó, aunque él había preguntado. Había estado feliz por su pizza, y por llevarle a sus amigos. ¿Y si de verdad le había sucedido algo? ¿Cómo se supone que lo sabría? Ni siquiera tenía su contacto, ni eran amigos en ninguna red social, tampoco sabía de qué estaba enfermo o donde se estaba quedando. Eso lo molestó muchísimo, era ridículo que aún no se hubiesen dado el número de celular. Estaban en la era de la tecnología, ¿por qué no preguntó eso? Cielos.

Namjoon se marchó del lugar por la madrugada, observó a todos lados antes de emprender su marcha, aún tenía la esperanza de ver a Jungkook, pero no fue así. Cuando llegó a su casa, la soledad lo azotó terriblemente. Los recuerdos de su madre y él no lo dejaron dormir. Primero ella, ¿y ahora Jungkook? ¿Qué diablos le sucedía al mundo?

Aunque Namjoon lo sabía, el destino de Jungkook ya estaba trazado. No había más por hacer que esperarlo. Era lo que era. Jungkook lo había dicho también. Ahora comprendía porqué su actitud, porqué decidió alejarse de las personas. La pérdida duele, te destroza el alma, te envuelve en una especie de limbo maligno en el que no puedes ver nada más que tu propio dolor. Sufres. Lloras. Te abrazas a ti mismo y el ciclo vuelve a empezar.

Se vuelve tedioso tener que seguir levantándote cada día, y ver que aquellas personas no están más. Namjoon se aferró a sus sábanas tan fuertemente que el alma le dolía. ¿Por qué ella tuvo que irse de esa forma? ¿Por qué ella? Mientras sus pensamientos lo ahogaban con pesadez, la lluvia comenzó a caer empeorando su tristeza.

«Ojalá mañana estés ahí», pensó soltando otro mar de lágrimas.

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