XXII

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Jungkook estaba ahí la noche siguiente. Lo que le hizo cuestionarse a Namjoon si él estaba llegando muy tarde o si Jungkook estaba llegando muy temprano, sea como fuere ninguno había acordado alguna hora exacta para verse. Solo tenían la esperanza de encontrarse ahí, y saber con certeza que pasaría.

—Hola —saludó Namjoon, sentándose como siempre a un lado de Jungkook, este solo agitó levemente su cabeza en reconocimiento—. ¿Sin buen humor? —se burló—. ¿Un día malo?

Jungkook bufó. —Un día pésimo.

—¿Quieres hablarlo? —animó un poco.

—Quiero —respondió el contrario, pero no dijo nada más.

—¿En serio?

—Tienes que admitir que es gracioso —dijo Jungkook mientras sonreía.

Namjoon viró sus ojos, pero asintió. —Lo que tú digas —suspiró—. ¿Entonces...?

Jungkook inhaló fuertemente, y habló—: Hay un abusivo entre mis compañeros de cuarto. Y ya sé lo que te estás preguntando, pero vamos por partes. Ese chico se comió mis raciones de pizza. En serio, está tan lleno de odio que le impide pensar en los demás... —Pausó para tomar aire—. Entonces, yo lo encaré y le dije: «¿Qué te sucede? ¿No te enseñaron modales en casa?» Y él contestó: «¿Qué harás, niñito? Puedo acusarlos con la enfermera, ¿a quién crees que le creerán?» —dijo con un acento burlesco—. Y es bastante lógico que a él porque mis compañeros y yo hacemos cada desastre —soltó una leve risita—. No somos santos de su devoción, si tú me entiendes... Y bueno, el punto es, ¿puedes cooperarme para comprar una pizza?

Namjoon lo miró con una sensación de extrañeza y diversión, las arrugas de su frente lo demostraban. ¿Así era el verdadero Jungkook?

—¿Cooperarte? —preguntó, y soltó una risita después—. ¿Tienes permitido comer eso?

—Me voy a morir, Namjoon. No creo que no quieras ayudar a un desahuciado. —Lo miró fijamente con ojos tristes.

—¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó burlesco, e intentando ocultar su asombro por como Jungkook hablaba de su futura muerte.

Jungkook frunció sus labios. —De hecho, sí. Siempre me ha funcionado.

—Conozco otra forma —dijo Namjoon pensativo.

—¿Cuál?

—«Por favor» y «gracias», deberías usarlas de vez en cuando.

—Gracioso —dijo Jungkook con aparente molestia—. ¿Me ayudarás o no?

Namjoon lo miró y levantó su ceja izquierda.

—¿Por favor...? —completó Jungkook dudoso.

—Ahí lo tienes —sonrió—. De acuerdo, vamos.

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Durante el camino no hablaron mucho, Namjoon le compartió un poco de su día mientras Jungkook escuchaba atentamente. Había tanto que desconocían el uno del otro, la tensión del misterio palpitaba fuertemente, pero ninguno se atrevía a preguntar algo más.

—¡Increíble! —Jungkook exclamó alegremente al ver llegar su pedido—. ¿Hueles, Namjoon? ¿Lo hueles? Cielos, es asombroso.

Namjoon había comprado una pizza familiar de pepperoni y orilla de queso en uno de los mejores locales que conocía.

—Qué bueno que te gustó —dijo sin pensarlo mucho al notar una pequeña gota de felicidad en su pecho al ver la cara de Jungkook.

—¡Woah! —exclamó nuevamente—. ¡El queso se ve delicioso! Los chicos morirán de envidia cuando les cuente esto.

—Creí que les invitarías —comentó Namjoon con una sonrisa.

Jungkook bajó sus brazos avergonzado. —¿Dije eso?

—Supuse que sería de esa forma.

—Probablemente les lleve unas rebanadas, sí —murmuró viendo su pizza, pensativo.

Namjoon rió. —No sabía que fueras egoísta...

—No lo soy, simplemente...

—Está bien, ¿qué te parece si te coopero para comprar otra y se la llevas a tus amigos? —sugirió Namjoon con una pizca de diversión, mirando a los ojos a Jungkook.

—¿De verdad? ¡Gracias! —exclamó felizmente.

Después de eso, Namjoon observó como un Jungkook devoraba cada pedazo, hasta que solo quedaban tres rebanadas. Fue entonces que su amigo dejó de comer, sorbió un poco del refresco que tenía enfrente, y miró a Namjoon avergonzado.

—¿Quieres una?

Namjoon se burló—: ¡Qué amable, gracias!

—Disculpa, pero hace tiempo que no comía una, y bueno...

—Estoy bromeando, Jungkook —se apresuró a hablar Namjoon—. Es tuya, además yo no tengo hambre.

Jungkook solo logró comer una más, las rebanadas restantes las guardó junto a la nueva pizza que Namjoon había prometido comprarle a sus amigos.

Solo cuando salieron del local se percataron de lo tarde que era; alrededor de las dos de la mañana. Jungkook no se mostró asustado, Namjoon creyó que él tenía una hora de queda, pero aparentemente no. Aunque esto era obvio por las noches anteriores.

—¿Nos veremos mañana? —preguntó Jungkook después de unos minutos de silencio.

—Si quieres —respondió Namjoon, preguntándose a dónde iban.

Llegaron al puente que atravesaba el río, Jungkook se detuvo justo en medio mirando a la luna.

—Gracias por hoy, Namjoon..., y por esto. —Alzó la caja de pizza.

—No fue nada.

—Lo fue para mí. —Negó con su cabeza levemente—. Sigo siendo un desconocido.

Namjoon no supo qué decir. Quiso decirle que no era más un desconocido, incluso con el poco tiempos que llevaban juntándose.

—¿Nos vemos mañana? —Jungkook se despidió, pero sonó más a una pregunta.

—Por supuesto.

Acto seguido, Jungkook se volvió por el mismo camino que habían llegado, con ambas manos sujetando la caja de pizza.

Namjoon se cuestionó porqué nunca acordaban una hora, él no era adivino. Y sonrió ante ese pensamiento.

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¡Hola! Espero que estés disfrutando de este enredo de lectura. ¡Gracias por leerme! Recuerda darle a la estrellita 🥺💜.

Lali-to.

«Antes que te vayas» [NamKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora