EPÍLOGO || 30

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Siempre he dicho que la vida es una caja de sorpresas, nunca sabes lo que te tiene el destino, a veces triunfas, otras veces no... y así sucesivamente.

A lo largo de nuestras vidas pasamos por muchas cosas, así sean buenas o malas, pero cada una de ellas nos dejan increíbles lecciones y algunas cicatrices que puede que se borren o que se mantengan.

A todos nos pasa, nadie es la excepción.

Y eso lo aprendí.

Nunca había sentido tanto miedo como aquella vez, cuando caí en la oscuridad, cuando escuché el grito de mi hija, todo se volvió oscuro, pero tenía la preocupación, ¿Y si le habían hecho daño?

Eso no me lo perdonaría, me culpo del solo hecho de que Adams le haya levantado la mano a Aimon y me muero si algo peor le paso a mi nena.

Eso pensaba, ya que extrañamente podía escuchar algunas cosas, luego no y nuevamente sí.

Así pasó por lo que yo consideré un día y otros...

Dos meses.

Estuve hospitalizada dos meses, a causa de los golpes y la caída por las escaleras.

Al despertar, los primeros rostros que vi fueron los de Ryan y Aimon.

Quienes empezaron a llorar cuando vieron que desperté, el niño se lanzó hacia mí y como pude intente abrazarlo.

Ryan había salido a buscar al doctor, pero yo pensé.

¿Dónde está Astrid? Y fue lo primero que pregunté cuando los vi entrar.

—Ella está bien, está con Bridget— fue lo que me respondió Ryan.

Me ayudó a tomar agua y luego tuvieron que salir cuando el doctor empezó a hacerme un chequeo.

Ahí fue donde me enteré de que llevaba dos meses sin despertar, me tomó por sorpresa, la verdad, bastante.

Cuando ya estuve mejor, me atreví a preguntar, ¿Qué pasó con él? Con Adams.

Está en coma, todavía no despierta. Fueron las palabras de Bridget.

—¿Cómo? ¿Qué pasó?— me atreví a preguntar, todo parecía confuso.

—Recibió tres balazos, uno en su abdomen, uno en el hombro, y otro muy cerca de su pecho— me sorprendieron sus palabras, y no sabía qué decir— En cualquier momento despertará y tendrá que afrontar las consecuencias de sus actos.

Estoy de acuerdo con eso.

—¿Astrid vio esa escena?, ¿por eso grito?— la castaña asiente y suspiro.

—No le gusta estar con Ryan, dice que es su culpa que su papá esté medio muerto, ya que él fue quien disparó, Aimon es más inteligente y sabe que su papá es alguien malo, por eso los mellizos tienen constantes peleas, porque él defiende a Ryan y ella a Adams.

Lo que faltaba...

—Cundo este mejor hablaré con ella, la llevaré a terapia si es necesario.

—Creo que sí.

Los meses pasaron y el responsable de mis desgracias no despertaba de coma.

Yo lentamente me iba recuperando, paso a paso, pero lo hacía y como había mencionado Bridget, Astrid le tenía cierto rencor a Ryan, intenté todas las maneras posibles por hacerle cambiar ese parecer, de la manera más dulce posible y si lo era, le explicó que su papá no era una buena persona y le dije algunas cosas de lo que me hizo, no todo.

Sé que es una niña, pero debe de tener en cuenta que eso está mal y no se debe vivir así, pero ella es igual a él, su mismo carácter.

Mes después Jennifer se apreció en mi casa, culpándome del estado de Adams, me sorprendía en el altar que lo tenía, no le importaba nada de lo que él hizo, lo negaba e ignoraba, tachando a los demás de falsos, fue increíble.

Aún más extraño y raro, fue que pasaron dos años y él seguía en coma, no despertaba, su padre no pensaba desconectarlo y Astrid estaba cada día más triste, no podía alejarla de él, ella no quería.

Meses después despertó, ella estaba feliz, yo estaba asustada.

Iniciamos un juicio, pero no fue a parar a la cárcel... más bien a un psicólogo y psiquiatra, tres años, donde solo podía ver a los niños una vez al mes y con seguridad.

Solo a Astrid, el niño no quería ni que se lo mencionaran, yo solo lo vi el día del juicio, ni tenía porque estar cerca de él.

Esas fueron las medidas del juez para que pudiera estar libre y su sección de tres años le ayudó en verdad.

Los mellizos tenían nueve años, Astrid se inclinaba al ballet y Aimon a la natación y el fútbol americano.

Cerca de donde vivíamos había un grupo de chicos que lo practicaban y él los veía jugar, encontré un grupo de niños pequeños y quiso entrar, lo dejamos.

Así fueron pasando los años, me casé con Ryan y no pude estar más feliz la verdad, con Aisa estaré agradecida de por vida, es el mejor ser humano que pudo haber existido y nunca sabré cómo pagarle al cien lo que hizo por mí.

Obtuve lo que siempre quise, tranquilidad y una vida feliz, es algo que se puede hacer.



Secuelas de una obsesión © |#2| [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora