Me Estoy Volviendo Loca

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Se planteó mentir, ser borde con la otra de alguna manera en la que ella saliese bien librada y el daño en Jennie fuese tal que simplemente se alejara como un cachorrito herido, pero antes de que pudiera llegar a un acuerdo consigo misma y mientras Jennie la observaba con curiosidad, su boca se abrió sin su permiso y habló sin complejos.

-Me preocupé –soltó sin más.

Los ojos de Jennie se abrieron cómicamente retrocediendo unos pasos como si acabaran de golpearla, después parpadeó y siguió observándola seguramente debatiendo si se trataba de un sueño o en realidad era una futura pesadilla.

-¿Por mi? –preguntó con cautela.

Asintió antes de poder detenerse de nuevo y le tendió la carpeta.

-No quería que la perdieras –murmuró Lisa.

Jennie la cogió con cautela y luego dirigiendo su mirada de nuevo a la rubia aun en el suelo. El tiempo parecía haberse detenido en un punto intermedio en el que ninguna de las dos sabía que hacer a continuación y si la anterior situación ya había sorprendido a Lisa, sobretodo su reciente comportamiento, lo que vino a continuación la desconcertó totalmente.

-Venga, vamos a limpiarte antes de que te enfermes –sentenció levantándose del suelo y acercándose al lavabo cogiendo unas toallitas de papel.

La morena seguía sin moverse mirándola con la boca ligeramente abierta hasta que Lisa la cogió del brazo atrayéndola a ella y comenzando a limpiarla sin esperar su permiso.

Jennie se quedó quieta, sin dejar de mirarla en todo momento mientras Lisa se dedicaba a conciencia a limpiarla e intentando que los recuerdos se esfumasen de su cabeza y solo pudiese centrarse en la pequeña morena que se encontraba frente a ella mirándola con curiosidad.

Mientras limpiaba su rostro se dio cuenta de algo que ya había podido observar el día anterior pero que en esos momentos era aun más evidente. Los ojos de Jennie estaban cansados, no transmitían la fuerza que la caracterizaba y las ojeras seguían presentes bajo sus ojos claramente demostrando lo poco que había podido dormir. El recuerdo del comentario de Facebook regresó a su mente y se quedó quieta durante unos segundos mientras la miraba fijamente.

-¿A que tienes miedo? –preguntó de repente sorprendiendo a Jennie que la miró confundida.

-A muchas cosas Lisa–comenzó a hablar después de unos segundos - A pesar de mi fortaleza y constancia con todo a mi alrededor siempre hay cosas que nos dan miedo. Por ejemplo de pequeña me colé en el salón una noche en el que mis padres veían una película de un payaso malvado y desde entonces les tengo pánico y también… -antes de que siguiera hablando Lisa negó con la cabeza y la detuvo.

-No… me refiero, ¿A que tienes miedo ahora Jennie? –formuló la pregunta de nuevo con suavidad haciendo que los ojos de la morena se ensanchasen de nuevo.

-No se a que te refieres Lisa… -murmuró desviando la mirada.

La rubia siguió mirándola observando cada posible expresión en el rostro de la otra, pero no conseguía averiguar que era lo que perturbaba su mente por mucho que lo intentaba.

-De acuerdo… -susurró tirando las toallitas y cogiendo otras para continuar con la limpieza.

No quería presionarla, era normal que no quisiera contarle que era lo que le preocupaba, al fin y al cabo ni siquiera eran amigas y era evidente que Jennie no confiaba en ella, lo acababa de demostrar con sus expresiones cuando le dijo que se preocupó y en el fondo no podía culparla, en su situación ella también desconfiaría.

-He… he estado leyendo algo –dijo de repente Jennie mientras miraba al suelo- Algo que pasó de verdad y que… -se mordió el labio nerviosa - me ha hecho darme cuenta de que hay personas horribles, demasiado. ¿Qué pasaría si una de esas personas está aquí?

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