Despedidas

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Capítulo anterior:

-Cuando te despiertes hablaremos de lo que quieras, te lo prometo –respondió a la pregunta no formulada.

Jennie pareció darse por vencida y se dejó vencer por el sueño sin saber que al despertarse Lisa no estaría allí para cumplir con su promesa.

Capítulo 36: Despedidas

En un momento dado entre la suave respiración de Jennie y su corazón latiendo contra su pecho en una muestra de vida, Lisa se quedó totalmente dormida. Ni siquiera había sido esa su intención ni mucho menos. Ella solo quería estar allí mirando a Jennie descansar, pero el agotamiento y la comodidad de la que disfrutaba en esos momentos acabó ganando y sus ojos se cerraron ante un cansancio absoluto.

Cuando volvió a abrir los ojos la oscuridad inundaba todo el lugar, solo la leve luz del exterior procedente del exterior daba un poco de claridad a aquella habitación.

Se sobresaltó de repente, no sabía dónde estaba o que había pasado, pero en cuanto sintió el caliente cuerpo pegado al suyo su corazón se tranquilizó.

Jennie aún seguía totalmente dormida y relajada en sus brazos a pesar de llevar ya varias horas durmiendo, se ve que las dos se encontraban totalmente agotadas, pero Lisa no podía quedarse allí para siempre, tenía muchas cosas que solucionar antes de entregarse a los brazos de aquel demonio.

Aun así, aunque sabía que se tenía que ir antes de que la otra se despertase se quedó unos minutos más mirándola. Estaba totalmente relajada, como si ningún problema la molestase en su placido sueño no como cuando ella llegó que se notaba su cuerpo en tensión preocupada por millones de cosas que su mente no la dejaba descansar. Pero ahora, en sus brazos parecía calmada y tranquila, parecía incluso feliz en su sueño, no queriendo despertarse y eso es lo que le gustaría a Lisa, quedarse allí dormida para siempre con Jennie entre sus brazos, pero no era posible y lo sabía.

La miró un último segundo más y se dispuso a levantarse apartándola ligeramente para no despertarla pero de repente se detuvo por completo con la vista clava en el colgante que aún permanecía en el cuello de la otra.

La cruz de ocho puntas resplandecía desde su cuello, como llamándola y Lisa no dudó en cogerlo con suavidad quitándose a Jennie para mirarlo con detenimiento una última vez. La acarició con la yema de sus dedos trazando sus líneas una y otra vez. Aquel pequeño objeto significaba más de lo que cualquiera pudiese entender. Era una muestra de amor, de protección, de sentimientos. Yuri lo había hecho ella misma, con todo su corazón para la persona que más quería y al final la habían enterrado con ello para que recordara para toda la eternidad lo que más importaba, el amor.

El amor, se quedó pensando Lisa echándole otra mirada a Jennie y después un profundo suspiró salió de sus labios, por lo menos había llegado a sentirlo, a sentirse más viva, aunque sonara irónico, que en toda su vida en esos últimos días.

Besó su frente con delicadeza colocando con suavidad el colgante sobre la mesilla de noche, un recordatorio de que había estado allí, de su despedida de Jennie, porque sabía que no iba a volver a verla, que aquella sería la última vez, por mucho que le doliese.

Caminó hasta la puerta recogiendo sus zapatos por el camino, abriéndola con cuidado se deslizó fuera no sin antes darle una última mirada a Jennie. Le rompía el corazón dejarla allí sola, sin una despedida apropiada pero no podía esperar y enfrentarse a ella. Jennie creía que aún les quedaba un día para intentar arreglarlo, pero no era así. Lisa estaba condenada desde hace mucho tiempo, más de 40 años concretamente. Estella se había condenado a sí misma y a ella con sus decisiones pero a pesar de ello no podía culparla. Fue un error desafortunado que había traído muchas repercusiones a sus espaldas pero ella se había sacrificado por lo que más le importaba, Jessica al igual que iba a hacer Lisa. Mucha gente había muerto, muchos habían sufrido pero con suerte todo terminaría en menos de 24 horas. Lisa iba a acabar con todo eso, ella sería la última y por fin la tranquilidad llegaría a la ciudad. No más desapariciones, chicas muertas o cosas extrañas, todo se acabaría o por lo menos eso era lo que esperaba. Jennie seguiría con su tranquila vida, sin ella.

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