Magia

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Capítulo anterior:

-¡Por eso tu madre tiene el baúl! Esa es la relación. ¡Son familia! Todo encaja –sentenció y luego sacudió la cabeza- Bueno, no todo, pero si muchas cosas –aclaró.

De repente la vista de Lisa comenzó a nublarse mientras la cabeza la daba vueltas. Intentó aferrarse a cualquier cosa para no caerse pero lo único que se encontraba a su alrededor era el aire. Justo un segundo antes de ver como todo se volvía negro a su alrededor y las piernas le fallaban escuchó un lejano grito que no supo muy bien a quien pertenecía, aunque quizás era suyo, todo era posible.
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Cuando Lisa regresó a la consciencia sintió como algo frio se presionaba contra su frente mientras que unos suaves susurros se escuchaban muy cerca de ella, como queriendo tranquilizarla.

Abrió los ojos lentamente y tardó un poco en enfocar su vista pero lo primero que vio fue el rostro preocupado de Jennie mirándola mientras le acariciaba la cabeza con dulzura

-¿Qué ha pasado? –preguntó con voz ronca.

-Te desmayaste –le explicó de manera sencilla - Así que conseguí que nos dejaran esta habitación de la residencia hasta que despertases –señaló a su alrededor.

Lisa frunció levemente el ceño mirando donde se encontraba y efectivamente estaban en una habitación idéntica a la de su abuelo, o bisabuelo o lo que fuese.

Se sobó la cabeza lentamente intentando concentrarse. Se había desmayado demasiadas veces en tan poco tiempo y en su cuerpo ya estaba pasándole factura y no solo eso, sino que el estrés, las visiones y el dolor de cabeza constante aunque leve en esos momento no ayudaba en nada.

-¿Te encuentras mejor? –preguntó preocupada la morena.

La otra asintió de manera distraída mientras se incorporaba y Jennie retiraba el paño frio de su frente.

-Todo es tan surrealista… -murmuró mas para si misma que para la otra.

-Por lo menos ahora sabemos algo mas eso es bueno –comentó Jennie intentando verle el lado bueno a las cosas.

-No sé si se puede considerar bueno que Yuri sea mi abuela y que yo parezca estar destinada a acabar muerta a manos de lo que narices sea ese hombre –gruñó y después suspiró de manera cansada.

-Todo lo que consigamos averiguar nos ayudara para evitar que ocurre.

-¿Y como lo haremos? ¿Cómo conseguiremos que no ocurra aunque sepamos todo? A lo mejor simplemente es mi destino y tengo que asumirlo de una vez –dijo Lisa desganada, ya estaba demasiado cansada para luchar.

-¡No digas eso! –exclamó rápidamente Jennie - No voy a permitir que te ocurra nada, así que no pienses esas cosas.

-Hay cosas que no se pueden evitar Jennie… -susurró incorporándose lentamente.

-No me voy a rendir –afirmó con determinación.

Lisa la miró con una suave sonrisa en su rostro.

-Si te rindieses no serias tú, ¿no? –bromeó.

-Exactamente –sonrió ampliamente- ¿Nos vamos? –preguntó.

-Si –asintió levemente - Necesito un poco de aire fresco y caminar –murmuró.

-Perfecto entonces –Jennie no dudó en acercarse a la otra y cogerla suavemente del brazo mientras las dos abandonaban la residencia después de agradecer a las enfermeras su ayuda.

Caminaron en silencio lentamente, sin prisa. Como si no les importarse a donde iban o que hacían, solo necesitaban esos momentos de libertad que parecían haberles robado de repente.

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