Quinto Día

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Capítulo anterior:

-Cariño… -susurró June mirando a Jennie - creo que es mejor que te vayas a tu casa, Lisa necesita descansar –le aconsejó.

La morena miró a Lisa que en esos momentos solo era un cuerpo prácticamente inerte en esa cama y asintió distraídamente para después abandonar aquella habitación aun en estado de shock. ¿Qué demonios había pasado?
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El cuerpo de Lisa parecía haber dado un vuelco de 180º. No es que no hubiese podido dormir esa noche, sino todo lo contrario. En cuanto la morena abandonó su casa sintió su cuerpo relajarse inmediatamente y el dolor menguando a cada paso que Jennie daba lejos de ella.

¿Qué demonios estaba pasando? El día anterior Jennie era su cura, la única que conseguía mitigar ese constante dolor de cabeza que la atormentaba, pero después de lo ocurrido en el baño, de esa unión que las dos habían presenciado todo había cambiado. Después de aquello Jennie parecía su criptonita y no solo por su presencia, sino que el simple hecho de pensar en ella provocaba un dolor que le atravesaba su cabeza de lado a lado aunque mucho menos fuerte que lo que sufrió antes de aquel deseoso beso por supuesto.

¿Qué había pasado en su interior para que la rechazase de esa manera cuando debería ocurrir todo lo contrario? Sus corazones se habían unido y esa unión debería haber sido una fortaleza para ellas, pero en vez de eso las acababa de destrozar por completo. Después de todo, en esa historia nada era sencillo para la rubia, ¿Por qué iba a cambiar ahora?

Un día más avanzaba en esa cuenta regresiva hacia lo que parecía su final y en esos momentos Lisa perdía las pocas esperanzas de sobrevivir sin poder tener a Jennie a su lado. Estella lo había dejado claro, tenían que mantenerse juntas y quizás ese amor que estaban empezando a profesarse, esa conexión que tenían era a lo que se refería Estella con toda aquella criptica frase que les envió por medio de Nayeon . ¿Pero como mantenerse junto a alguien que su simple presencia te mataba de dolor? Lisa no tenía ni idea y sentía como sus fuerzas iban disminuyendo a cada día que pasaba, así que cuando llegara el final estaría totalmente destrozada y sin Jennie junto a ella dándole su apoyo. Ya era un hecho que no podía apartar u ocultar, el fin se acercaba, de una manera u otra, pero lo hacía.

Aun así Lisa no podía darse por vencida y esa misma mañana se despertó con una misión en su cabeza que pensaba cumplir costase lo que costase. Y como era de esperar, no le resultó nada sencillo ni mucho menos era lo que se esperaba.

Nada mas que pisó el instituto esa mañana el dolor de cabeza regresó aumentando ligeramente mientras que caminaba por el pasillo hasta que fue casi imposible de soportar justo en el momento en el que sus ojos se posaron en la pequeña figura morena que se dedicaba a recoger los libros de su taquilla.

Lisa se detuvo por completo sin saber que hacer a continuación. Jennie había estado enviándole mensajes constantemente durante lo que quedó del día anterior preocupándose por su salud, pero la rubia ni siquiera tenía fuerzas para responder, lo único que quería era dormir. Así que ahora en esos momentos tenía a la otra frente a ella seguramente esperando una explicación, una que no sabía como hacer exactamente. ¿Cómo iba a explicar lo que había pasado si ni siquiera ella lo entendía? Y sobretodo ¿Cómo hacerlo con ese horrible dolor de cabeza?

Pero no pudo pensar mucho más porque Jennie cerró su taquilla percatándose en ese mismo instante de la presencia de la otra. Se congeló en su sitio observando la mirada de pánico y dolor en los ojos de Lisa sin entender absolutamente nada. Aun así caminó lentamente hasta situarse frente a la otra.

-Estaba preocupada… -susurró Jennie con una mirada triste en su rostro.

-Yo… -una mueca de dolor cruzó su rostro- lo siento –fue la simple respuesta.

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