Muerte

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Capítulo anterior:

-Lo intentaré –fue su última respuesta antes de que sus amigas se despidieran y la dejaran sola en aquella calle.

Cogió aire con fuerza cerrando los ojos pero de repente un fuerte dolor la atraviesa por completo. Se lleva las manos a la cabeza durante un segundo y al siguiente se endereza de nuevo, abriendo los ojos como si nada hubiese pasado.

Y de verdad parecería que no pasaba nada si no fuese por sus ojos totalmente negros y su mirada perdida. La posesión había regresado.

Capítulo 37: Muerte

Cuando recuperó la consciencia ni siquiera sabía dónde estaba o lo que había hecho antes de llegar allí. Tenía una laguna mental en su cabeza que no era capaz de llenar por mucho que lo intentó. Esta vez no era como la anterior en la que veía todo lo que hacía aunque no podía detenerse, no, esta vez fue muy diferente. La oscuridad lo invadió todo de un segundo para otro y al segundo siguiente, o por lo menos ella no fue consciente del paso del tiempo, se despertó en aquel extraño lugar.

Extraño no era exactamente la mejor manera de definirlo ya que apenas veía nada a su alrededor, de hecho le costaba bastante ver el suelo a sus pies, aunque ni siquiera eso le iba a servir de algo ya que no tardó en descubrir cómo sus miembros se encontraban totalmente atados por, al parecer, unas cadenas que se aferranban a sus muñecas y tobillos impidiéndole cualquier tipo de movimiento.

Estaba atada totalmente indefensa en un lugar oscuro y húmedo y aquello ciertamente no era muy buena señal. Mucho menos cuando ese mismo día tenía que morir.

Su cabeza estaba a punto de estallar, hasta le costaba mantener los ojos abiertos pero aun así se resistió, tenía que averiguar que estaba pasando así que intentó soltarse del agarre, inútilmente, como esperaba. Suspiró pesadamente mirando a su alrededor intentando encontrar cualquier cosa que la ayudase, o que le hiciese reconocer el lugar donde se encontraba pero de nuevo era totalmente inútil, lo único que encontró fue la oscuridad.

Y prefería mil veces eso, solo oscuridad a lo que de repente escuchó acercándose a ella lentamente. Unos pasos se oían en forma de eco en aquella habitación, pero no era eso lo que le asustó totalmente, sino el tintineo que acompañaba a aquellos pasos. Un recuerdo golpeó su mente y no cualquier recuerdo, sino uno que hizo que regresara de golpe a la realidad, la realidad de su futura y temprana muerte. Aquel simple ruido había sido narrado hace más de 40 años en el diario de Estella por ella misma, ese simple ruido anunciaba el principio del fin, la llegada de él, del que no podía escapar.

Su corazón se detuvo durante un segundo y al siguiente comenzó a bombear el pánico que la inundaba por todo su cuerpo, el miedo la estaba poseyendo y no podía hacer nada, no podía hacer nada a lo que estaba por llegar y lo sabía.

Una luz se encendió de repente cegándola durante un momento, cuando pudo ver de nuevo no le sirvió de mucho, aquella luz había sido producida por una simple bombilla sobre su cabeza que oscilaba lentamente con su leve resplandor que ni siquiera le dejaba ver a su alrededor.

Solo podía verse a sí misma y como mucho un par de metros a su alrededor, nada más. Pudo ver como un suelo de azulejos blancos se encontraba debajo de ella y las cadenas que la aprisionaban se encontraban viejas y oxidadas, pero no solo eso, sino que tanto el suelo como las cadenas estaban cubiertas de sangre, no sangre fresca y reciente, no, era sangre coagulada por el paso del años, sangre seguramente de la propia Yuri cuando se había encontrado en la misma posición en la que estaba ella en esos momentos.

Sabía que no estaba sola, no solo por el sonido de los pasos que ya había desaparecido, sino porque lo sentía, sentía su presencia por todos los sitios, por toda la oscuridad y no tenía ni idea de que hacer o que iba a ocurrir y eso era aún peor que la propia muerte, la incertidumbre siempre estaba allí atormentándola y esta vez no iba a ser la excepción.

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