Ocho

Proteger

Capítulo anterior:

Un par de segundos después los labios de Lisa se posaron suavemente sobre los de Jennie con algo de temor. Apenas fue un instante, pero suficiente para que el corazón de ambas se llenase de una manera increíble y que Lisa se sintiese tremendamente mejor.

-Ahora creo que transmites sobretodo amor –susurró algo avergonzada Jennie con el tono rojizo aun en sus mejillas.

Lisa solo pudo sonreír y besarla de nuevo.

Capítulo 31: Proteger

Lisa se encontraba sobre las rodillas de Jennie, totalmente a horcajadas mientras la suave brisa golpeaba sus rostros. Sus ojos estaban conectados, mirándose con una intensidad abrumadora y que incomodaría a cualquiera que estuviese presente, pero no a ellas.

Aquel simple beso había sido el primero que se daban y después de eso no se pudieron detener. La conexión que sentían antes de ello acababa de desbocarse de una manera inimaginable y ninguna de las dos era capaz de contenerse.

Se regalaban besos, caricias. Rozaban apenas sus labios para después apretarlos con fuerza de repente sin que ninguna de las dos fuese consciente.

Sus lenguas se movían al compás de la silenciosa música que retumbaba en sus desbocados corazones.

Se tomaban su tiempo, como si tuviesen todo el del mundo, aunque en realidad no fuese así. Acariciaban con suavidad sus cuellos, sus mandíbulas, exploraban de manera un tanto inocente la nueva experiencia en la que estaban metidas.

Sus labios se deslizaban por sus rostros, besando partes que nadie había besado nunca y sintiéndolo de una manera como ninguna otra.

Todo parecía perfecto en esos momentos. La suave luz del sol que las alumbraba en esa azotea resguardadas del resto del universo, solo disfrutando de ellas mismas como tanto necesitaban, pero todo tiene un fin y para ellas, como para todos en esa situación, llegó demasiado rápido.

De repente un flash cegó a Lisa por completo y no era un flash de luz, era un flash de imágenes en su cabeza que hizo que girara el rostro con una mueca de dolor mientras cerraba los ojos con fuerza intentando alejarlas de su mente. Pero no era algo que pudiese controlar.

El momento idílico había terminado sin darles una pequeña tregua. En un momento estaba sintiendo la lengua de Jennie recorriendo con dulzura sus labios, explorándolos, cuando al siguiente una imagen del cuerpo de una chica retorciéndose de dolor frente a ella.

-¿Estas bien? –preguntó Jennie preocupada.

-Si… -dijo con un hilo de voz- Solo tengo estas horribles imágenes en la cabeza –se lamentó.

-¿Qué imágenes?

-De caos, muerte, dolor, sangre. Ninguna cosa agradable –se lamentó.

-¿Crees que se debe a la posesión? –preguntó lentamente no muy segura de sí llamarlo de esa manera.

-Yo ya no sé qué creer –suspiró cansada para después mirar a los ojos a Jennie perdiéndose en la ternura que le transmitía.

Jennie acarició su rostro dulcemente sin dejar de mirarla.

-Todo saldrá bien, ya verás –susurró.

-Sigo sin estar tan segura –murmuró con desgana- Hemos averiguado muchas cosas sí, pero no nos sirve de nada. No sabemos cómo evitar esto. ¿De qué sirve que conozcamos quien fue y lo que pasó si después no podemos detenerlo?

-Yo… -desvió la mirada durante un segundo antes de fijarla en ella con determinación- Sé que tiene que servir de algo, solo tenemos que juntar todas las piezas. Yuri parecía haber descubierto como librarse de él pero no consiguió llevarlo a cabo, nosotras si lo haremos.