Ocho

Unión

Capítulo anterior:

-Jennie, Jennie–intentó Lisa llamar su atención para que se centrase pero al no conseguirlo cogió su rostro entre sus manos y la obligó a que la mirara a los ojos- No te preocupes, estoy bien –susurró.

-Cómo vas a estar bien, toda esta sangre, el dolor… -otro sollozo la interrumpió.

-El dolor se acabó, para siempre –sonrió dulcemente mientras acariciaba su mejilla- Y la sangre no era mía –aclaró.

-¿Cómo que no era tuya? –preguntó confundida- ¿De quién es?

-De las arañas.

Capítulo 39: Unión

-Aquí estas –susurró el demonio entre las sombras.

Ninguna de las dos podía verlo pero sentían su presencia en ese oscuro lugar al que habían conseguido acceder en el instituto.

Después de lo ocurrido la noche anterior y cuando Lisa se hubo limpiado y Jennie tranquilizado hablaron calmadamente. Lisa le contó todo lo que había vivido y mantenido en su mente, sus planes de alejarse, de sacrificarse y a pesar de la dura mirada que recibió por parte de la otra no le dijo nada, dejándolo pasar por suerte. También le explicó todo lo que Yuri le había confiado en aquel lugar, digamos una especie de limbo al que había acudido cuando murió en su vivencia.

Técnicamente había estado muerta o por lo menos su mente así estuvo ya que era lo que necesitaba Yuri para poder comunicarse con ella, era la única manera o por lo menos eso fue lo que le contó y en cierta manera tenía sentido. En las escasas ocasiones que la pudo ver en la realidad apenas podían hablar, no sabía si era por las reglas esas que mencionó o porque no tenía la suficiente fuerza para hacerlo pero lo importante era que lo habían conseguido sin tener que morir completamente.

Lo primero que le explicó fue lo que acababa de ocurrir, el motivo por el que acababa de convulsionar y expulsar esa cantidad impresionante de sangre de su organismo y que aun así dijese que no era suya y no mentía. La araña que se había internado por su oreja, la cual no había sido un sueño, comenzó a poner huevos y huevos en su cerebro invadiéndolo por completo y a la vez controlándolo. No eran arañas normales como podréis haber imaginado, eran los siervos del demonio que se alimentaban de sus dudas, de sus miedos y de su ira. Cualquier mal pensamiento o sentimiento aumentaban su poder, pero tenían una debilidad, los pensamientos positivos y sobretodo el creciente amor que había ido sintiendo por Jennie los debilitaba, eran como golpes hacia ellos y esa era la explicación de sus dolores de cabeza. De que en un principio solo le dejase de doler cerca de Jennie conscientes de que tenían esa conexión especial que en esos momentos no sabían explicar y después, cuando reconoció que se había enamorado y todo cambió. Las arañas la atormentaban por ese sentimiento que tenía hacia ella intentando que el dolor los mitigase, que se alejase, pero cuando mantenían el contacto durante un tiempo, las arañas acababan agotándose y consiguiendo por fin la tan esperada relajación que Lisa necesitaba. Ese era el motivo de sus dolores de cabeza y ahora, por fin, después de haber consumado su amor y por tanto destrozando con ese profundo sentimiento a las arañas, al fin era libre de ellas y del dolor que conllevaban.

Esa liberación le aclaró la mente totalmente, bueno, eso y las palabras y guía de Yuri que pensaba cumplir al pie de la letra para no acabar como en su visión, matando a Jennie y después muriendo a manos del demonio cuando le arrancó el corazón. Ahora era libre, el control que ejercía el demonio sobre ella había terminado y tenía que seguir con el plan llevándolas justo a ese momento en aquella oscura habitación que consiguieron localizar bajo el instituto, siguiendo unos túneles que dudaban mucho que alguien de la institución supiera de su existencia.