Capítulo anterior:
Ahora tenía algo mucho más importante que hacer que darle explicaciones a la otra, como por ejemplo, contactar con su abuela muerta hace casi 40 años e intentar encontrar alguna solución para no seguir su mismo camino.
Algo totalmente normal en su nueva vida al parecer.
Capítulo 32: Trato
Mientras conducía de camino a su casa sentía una presencia, una extraña sensación en su nuca que no podía deshacerse de ella.
Miró por el espejo retrovisor a la ouija colocada en el asiento trasero y estaba completamente segura de que esa sensación provenía de aquel objeto, pero no tenía ni idea de lo que significaba, solo sabía que la ansiedad iba aumentando a cada minuto que pasaba.
No tenía muy claro si era solo por eso o por el hecho de estar sola de nuevo. Jennie siempre había sido un apoyo y en esos momentos en los que tenía que alejarla para que no le pasara nada se sentía como si estuviese al borde de un precipicio y las únicas opciones que tenía era caer o agarrarse a la morena y llevársela con ella en la caída y esa última no podía pasar por nada del mundo.
Cogió aire con fuerza intentando tranquilizarse en cuanto aparcó el coche frente a su casa. Se quedó dentro del coche durante unos minutos, respirando pausadamente sin conseguir tranquilizarse lo más mínimo, más bien todo lo contrario. Las paredes de aquel coche parecían estrecharse a cada segundo que pasase aumentando su ansiedad y su agobio.
Su corazón desbocado ya ni siquiera la dejaba pensar así que como pudo, consiguiendo las fuerzas necesarias de donde ya no le quedaban, se bajó del coche, cogió su mochila y la ouija y entró en la casa.
Rápidamente y sin que ninguno de sus padres la viese se deslizó hasta su habitación, lo último que quería en esos instantes era explicar por qué tenía una ouija en su poder y lo que pretendía hacer con ella, aunque era bastante evidente para que lo iba a utilizar, la explicación completa no era tan simple.
La escondió bajo la cama y después se tiró sobre ella, mirando al techo mientras intentaba tranquilizar los miles de pensamientos y temores que la acosaban sin cesar.
El tiempo transcurrió sin que se diese cuenta y de repente, observando a su alrededor se percató de que ya era de noche. Se había pasado horas ahí tumbada sin ser consciente de nada a su alrededor, como si estuviese en una especie de trance y en realidad así había sido. Sus pensamientos la habían llevado a miles de posibilidades, cientos de cosas que podían ocurrir, cosas que tenía que evitar y millones de maneras de morir en menos de 48 horas.
Unos golpes en la puerta la devolvieron a la realidad.
-¿Si? –preguntó con voz ronca para después carraspear levemente.
-Cariño –su madre abrió la puerta y asomó su cabeza para mirarla- Tu padre y yo tenemos una cena con unos amigos, nos vamos a ir en un rato, te he dejado la cena en el horno para que la calientes cuando tengas hambre –le informó.
Perfecto, iba a estar sola en casa, el momento ideal para proceder con su plan.
-Gracias mamá –dijo suavemente.
June la miró durante unos segundos más y después con delicadeza se internó en la habitación de Lisa cerrando la puerta detrás de ella.
-¿Todo bien cariño? –preguntó con dulzura- Has estado rara los últimos días.
La miró a los ojos durante un momento mientras meditaba. ¿Cómo responder a esa pregunta? Claro que había estado rara, era algo que no podía ocultar, ni su rostro, ni sus ánimos se lo permitían pero no podía decirle los motivos por los que estaba así. Tenía que mentir o más bien seguir mintiendo. Su vida se acababa en un mar de mentiras por culpa de un monstruo que no la iba a dejar escapar. ¿Por qué todo tenía que complicarse? ¿Por qué no podía tener una vida tranquila?
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Ocho
FanfictionTodo comenzó con ella pero muchas otras la siguieron ¿Alguien será capaz de detenerlo? Advertencias: Categoría M por las escenas de fuerte contenido tanto sexual como de terror. Si no te sientes cómodo con ello te recomiendo que no continúes leyendo...