Jessica

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Capítulo anterior:

-Busqué información en los periódicos locales sobre alguna Jessica –comenzó a explicar- Parece ser que se casó unos cuatro años después de que se cerrara el internado y buscando por el apellido de su marido encontré su dirección, por lo menos la que aparece en los registros, podríamos ir a verla después de clases, a lo mejor sigue viviendo allí y nos puede explicar algo.

-¿Y como le explicamos todo esto? –preguntó Lisa mordiéndose el labio.

-Creo que ella sabe mucho mas de lo que nosotras creemos –sentenció Jennie
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Capítulo 25: Jessica

Jennie y Lisa se encontraban paradas frente a la residencia Adler mientras la miraban intentando encontrar el valor para llamar a la puerta. En el interior de aquella casa podían encontrar la mayor de las decepciones o las respuestas que tanto ansiaban y el miedo y la incertidumbre habían provocado que se detuvieran para coger aire antes de enfrentarse a su destino.

No había sido difícil localizar la casa donde supuestamente vivía Jessica, sobretodo después de averiguar que su marido se llamaba Tomas Adler y que por tanto ella había adoptado su apellido al casarse. La casa se situaba a las afueras de la ciudad, no muy lejos en realidad del instituto. Habían pasado por allí en infinidad de ocasiones durante su vida y a pesar de eso nunca se habían imaginado que aquella simple casa fuese tan importante para su futuro.

Miraron la casa durante unos minutos y después se miraron entre ellas, cogieron aire con fuerza y se encaminaron hacia la puerta donde se volvieron a detener. Ninguna de las dos se animaba a tocar el timbre mientras sentían los nervios a flor de piel, no sabían que era lo que se encontrarían al otro lado y después de tantas dudas y tensión durante los anteriores días, eso solo conseguía que todo se tensase aun más.

Lisa se removía inquieta mirando aquella puerta mientras se mordía el labio claro signo de nerviosismo. Cogió aire de nuevo y alzó la mano dispuesta a pulsar el botón del timbre viendo como su mano temblaba en el proceso, pero justo cuando iba a tocarlo se detuvo, cerró los ojos con fuerza y sacudió la mano intentando eliminar los nervios y el dichoso temblor volviendo a intentarlo, pero de nuevo no pudo.

Justo cuando se estaba desesperando, Jennie agarró su mano con suavidad provocando un latigazo de dolor en su cabeza que ignoró lo mejor que pudo. Sabía que la morena lo único que quería era calmarla y lo conseguía, a pesar del dolor que ya comenzaba a mitigarse lentamente, aunque a medida que prologaban mas y mas los contactos el dolor descendía a una velocidad mayor, quizás si se mantenían juntas lo suficiente desaparecería.

-Tranquila –susurró Jennie a Lisa tomando la iniciativa y llamando al timbre ella misma.

El sonido de aquel timbre se escuchó a través de la puerta por toda la casa mientras ellas esperaban y se apretaban más el agarre de sus manos, totalmente ansiosas por lo que iba a ocurrir. No tardaron mucho en escuchar pasos acercándose a la puerta y segundos después la misma se abrió dejando ver a una señora con algunas arrugas ya surcando su rostro culpa de la edad. Era una mujer hermosa con unos ojos marrones expresivos y una dulce sonrisa un tanto fria. Su pelo rubio caía sobre sus hombros delicadamente dándole un aspecto de elegancia que no te dejaba indiferente.

Era Jessica, por lo menos debía tener la misma edad que ella, unos 55 años bien conservados y si eso no era suficiente indicativo, si lo fue su expresión en cuanto su mirada se clavó en Lisa.

El terror, el shock y la sorpresa era lo único que podía expresar mientras se congelaba en el sitio mirando con la puerta a medio abrir.

-¿Yuri? –se escapó de sus labios sin poder evitarlo.

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