❏𝕐𝕠𝕦 𝕞𝕦𝕤𝕥 𝕓𝕖 𝕒 𝔾𝕒𝕞𝕞𝕒❏ℂ𝕙𝕒𝕟𝕃𝕚𝕩❏

𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 4

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"We live in the best of all possible worlds."

– Gottfried Wilhelm Leibnitz

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— Esto... Lo siento Felix. No sé que me pasó, me pudieron los nervios y la rabia y en parte lo pagué contigo sin razón. Perdóname, por favor... Sino no podré jugar a la Play — agregó eso último en un susurro que difícilmente podría ser oído por su madre.

     — Claro, hyung. No se preocupe — respondió con su brillante sonrisa —. Pero, ¿podéis pasar? Hoy hace frío y papá dice que si me resfrío, la garganta me hará pupita.

     — Será un placer. Felix, cariño, ¿puedes avisar a uno de tus papis para que venga? Necesito comentarle una cosa. Y así Channie y tú os podéis conocer mientras hablo con él — pidió dulcemente Momo.

     — ¡Voy! Aunque puede que tarde un rato. Papi ha dicho que abra yo la puerta porque está cagando.

     Una figura esbelta apareció de manera apresurada detrás del niño — Lix, mi amor. No creo que la madre de Chan quiera saber eso. Anda vete a jugar.

     Felix no dudó ni un segundo. En menos de lo que canta un gallo, ya se encontraba arrastrando a Bang Chan hasta su cuarto para enseñarle sus videojuegos "vintage", como los llamaba su padre, y su extensa colección de pósters de Disney.

     — Mire, hyung, esta és Rapunzel. Es mi princesa favorita porque yo tampoco puedo salir de casa a menudo... Pero algún día cuando crezca y tenga a alguien que me anime a mi lado, saldré y crearé mi propio imper- Digo, tendré un pisito y una tortuga, si esque no me empiezan a dar alergia también, y podré valerme por mí mismo, sin que mis papis se tengan que preocupar. También me gusta esa idea pegar sartenazos y tirar a una secuestradora por un balcón, pero no es tan fácil conseguir eso, ¿sabes? Aunque lo de pintar paredes parece más sencillo, seguro que a papi le encanta. Lo primero que pienso pintar será a ella, ya que es quien me ha animado a pintar. ¿Seguiré teniendo esas témperas que me regalaron en Navidad en el cajón?

     Y vaya que el chico hablaba mucho. Pero de alguna manera, la forma en la que se expresaba lograba cautivar a Chris. Bien pudo estar hablando diez minutos como dos horas sobre sus parecidos con Rapunzel y él no habría notado la diferencia.

     Lo normal sería que se sintiera impotente y rabioso por la poca coherencia en sus palabras y su falta de poder para corregirlo. Aunque, de alguna manera, ese ligero toque humorístico tan poco común en gente joven, su inocencia y credulidad junto con la más infinita confianza que emanaban sus palabras, lograban atraparlo en un trance demasiado agradable.

     Nunca había sentido algo como eso. Eran como cosquillitas en su barriga mezcladas con ganas de vomitar. ¿Sería por las hormonas de prepúber? No, eso sólo le daba pelo donde no quería y hambre desmesurada. ¿Y si, por alguna extraña razón, ese niño...?

     — Channie, cielo, hay que marchar. Papá ha hecho sopita y hamburguesas para cenar. ¿No queremos que se enfríe la comida, verdad? — interrumpió su progenitora, en medio de la explicación de Felix sobre porque los conejos son superiores a las ardillas.

     Se había sumido tanto en la conversación que para cuando se dió cuenta, ya era hora de volver a casita.

— Felix Moon C. 🥀